Desmantelada una red que usaba cuatro burdeles para vender droga.

Tras una laboriosa investigación, la Guardia Civil ha completado la operación Posada con la detención de nueve personas que presuntamente formaban parte de una organización dedicada al tráfico de drogas y que utilizaba cuatro burdeles situados en las provincias de A Coruña y Pontevedra como puntos de distribución de las sustancias estupefacientes, fundamentalmente cocaína.

Entre los nueve arrestados hay vecinos de Brión, Padrón, Vilagarcía, Caldas y Catoira. En el operativo, desarrollado por agentes del cuartel de Noia, se han registrado cuatro domicilios, en los que fueron halladas diversas cantidades de droga, así como básculas de precisión y otros objetos necesarios para la preparación de las papelinas. También encontraron dinero en efectivo y unas libretas con anotaciones que los investigadores consideran que serán de gran utilidad para poder demostrar las actividades ilícitas a las que presuntamente se dedicaba el grupo.

De igual modo, se incautaron de dos vehículos de gran cilindrada y que suponen que eran utilizados para el transporte y posterior distribución de las drogas.

Los burdeles estaban en la zona de la comarca de Sar y entre Vilagarcía y Caldas de Reis. Los dos primeros abastecían al sur de la provincia de A Coruña, mientras que desde los otros dos se vendía en las zonas de Arousa y O Salnés. Además de como puntos de venta, los prostíbulos eran utilizados para reuniones.

La Voz de Galicia

Auxiliares de Primera salidos del Ulla.

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El valgués Alfonso Costoya y el cesureño Enrique José Ramos son los dos asistentes del único trío gallego de la máxima categoría del fútbol profesional español.

-Disculpen el empezar así, pero la actualidad manda. ¿A quién de los dos le apuntamos el gol de Cristiano Ronaldo en La Rosaleda?

-¡Ai! A min…

Enrique José Ramos Ferreirós (Rois, 21 de septiembre de 1980) no se esconde. Su omisión en el claro fuera de juego del delantero del Real Madrid en el primer gol del 1-1 frente al Málaga ha sido el último tropiezo en sus 18 años de carrera como asistente. La mitad de una vida que en las tres últimas temporadas lo ha llevado por los grandes templos del balompié español desde su Pontecesures de adopción con el único trío arbitral gallego en Primera División. El encabezado por el eumés Ignacio Iglesias Villanueva, y que completa su buen amigo de Cordeiro Alfonso Costoya Rodríguez (16 de enero de 1975). Este último, afincado desde hace una década en Padrón, con tres lustros en la intermitentemente mejor Liga del mundo y 18 partidos internacionales en su currículo.

Hablar de último tropiezo de Enrique Ramos no busca más que incidir en la normalidad. La que él mismo asume como parte de una actividad que depende del criterio humano, entendiendo el error como una oportunidad para «aprender, analizando o traballo feito tras cada partido» por el trío arbitral. ¿Las polémicas en la prensa y las tertulias de los bares? «? o que nos toca vivir. Eu non lle dou importancia. Aíllaste», dice Ferreirós. «Trátase de levalo da mellor maneira posible, esquecelo canto antes, e pensar no seguinte partido», comenta el curtido Costoya. «Cando saes da casa o erro está aí», añade, incidiendo en que «avaliamos un xogo en movemento, e hoxe o fútbol é moi rápido, e os xogadores moi bos. Claro que nós tamén estamos ben preparados».

¿Y qué lleva a dos chavales de los márgenes del Ulla a desembocar en la senda más particular de un oficio ya peculiar de por sí como el del árbitro de fútbol? Pues, explican ambos, por la inercia del ejemplo más cercano. Y es que «no mundo da arbitraxe é moi común que moitos cheguemos pola familia».

En el caso del de Cordeiro, ajeno a la práctica del fútbol federado, fue un primo el que le inoculó la pasión por el papel de juez. «El tería 19 e eu 17. Ía aos seus partidos, e colaboraba con el no vestiario. Vin que era unha maneira máis de practicar deporte, e que podía compaxinala cos meus estudos -posee el título de FP en Informática de Gestión de Empresas-». Tres años en fútbol base -categorías formativas y Tercera a Primera Autonómica- lo llevaron a la conclusión de que lo que más le gustaba era el trabajo de banda, «axudándolle ao árbitro na toma de decisións». Y entró en el cuerpo de asistentes.

La de Costoya resultó una carrera meteórica. Tres temporadas en Preferente y Tercera, otras tantas en Segunda B y tan solo una en Segunda antes de convertirse durante sus primeros 9 años en Primera en apéndice fijo del colegiado Bernardino González Vázquez; árbitro internacional ourensano cuya categoría permitió al de Valga disfrutar de docena y media de partidos de previa de Liga de Campeones y Liga Europa, y también de selecciones Sub-21 y absolutas a pesar de no haber logrado él alcanzar la categoría de internacional. Entre ellos, un encuentro de Liga Europa del Zenit de San Petersburgo en la temporada del título continental del conjunto ruso, un amistoso Sub-21 entre Francia e Italia en Burdeos, o el trabajo más extraño que recuerda. Un «Turquía-Malta clasificatorio para o Europeo que se xogou en Alemania a porta pechada nun estadio para 60.000 espectadores. Turquía estaba sancionada. A todos, xogadores, adestradores e máis aos árbitros, nos custou entrar no partido», dice su coprotagonista.

Costoya y Ramos coinciden al declarar su querencia por cuantos más espectadores, mejor. «Facilítanos o traballo», señala este último. Algo que el cesureño pudo acabar de comprobar hace tres años, cuando alcanzaba el ascenso a Primera con 33 tras haberse iniciado, en un calco del que reconoce como su referente, con 14 años tras ir de campo en campo ayudando a su cuñado de 30 colegiado de categorías regionales. Enrique se pasó 3 campañas en Preferente y Tercera, 2 en Segunda B y 7 en Segunda antes reencontrarse con Ignacio Iglesias, al que había auxiliado 3 ejercicios en la categoría de plata.

De los «nervios e ilusión» que sintieron en su bautizo como árbitros en partidos que ya no recuerdan, a vivir la extrañeza en sus debuts en Primera. «Foi un Betis-Real Madrid. Facíaseme raro ver a eses xogadores. Teño unha foto na casa cos capitáns, Hierro polo Madrid e o Prat polo Betis», recuerda Costoya. En el caso de Enrique fue «un Rayo Vallecano-Atlético de Madrid. Un derbi madrileño moi tranquilo».

En Primera «sorpréndeche ver a algúns dos mellores futbolistas do mundo», como Messi o Cristiano, «e descubrir a súa normalidade» en la distancia corta, afirma Ramos. Un concepto, el de normal, que los trencillas del Baixo Ulla recalcan como carta de naturaleza del colectivo arbitral. Con anhelos como los de cualquier deportista, soñando con pitar grandes partidos. Y por ahí los dos van bien servidos. Con Costoya participando en una ida de la Supercopa entre Espanyol y Barça o, hace tres semanas, con ambos mediando en el Barça 7-0 Valencia de semifinales de Copa del Rey. Una normalidad que lleva al de Valga a confesar que entre sus incontables partidos «o que me marcou foi un Real Sociedad-Las Palmas dunha derradeira xornada de Liga, vendo os xogadores canarios desolados logo de facer o seu traballo, e enterarse do descenso por un terceiro resultado».

La Voz de Galicia

Deportistas con una preparación exigente que viven de un oficio de muchas horas de trabajo.

¿Se consideran deportistas? «Si». Y a los hechos se remite la pareja del Baixo Ulla. «Facemos uns 3,5 quilómetros por cada parte. Con cambios de ritmo, esprints…» detrás de algunos de los futbolistas más rápidos del planeta. Es por ello que «temos catro controis ao longo da tempada, nos que temos que cubrir series de 40 metros en menos de 5,8 segundos, e os 2.000 en menos de 8 minutos», apunta Ramos. Todo, para lograr la máxima fiabilidad en un trabajo «con moitas tarefas», entre las que Costoya y Ramos ponen el fuera de juego por encima de cualquier otra a nivel de exigencia; en constante comunicación con su árbitro a través del pinganillo, pero también de los banderines, con señal a un brazalete del colegiado de campo. Una labor en la que agradecen «o trato xeral dos clubs e dos futbolistas».

Para seguir en lo más alto -al final de temporada bajan dos árbitros y cuatro asistentes- se entrenan una media de 1,5 horas diarias, parte de ellas en el vilagarciano Estadio de Fontecarmoa. Pero también reciben clases de alimentación o psicología deportiva, y dedican unos 45 minutos de pre y post partido de preparación y anális el mismo día del encuentro. Un trabajo del que viven, y por el que reconocen «estamos ben pagos», pero que les exige casi dedicación exclusiva, con viajes de 2 ó 3 días de duración y pago por su cuenta de la Seguridad Social.

La Voz de Galicia

Otro accidente en la N-550 a su paso por Pontecesures.

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La carretera Nacional 550 fue escenario ayer de un nuevo accidente en el centro urbano de Pontecesures. Sucedió a primera hora de la mañana a la altura de los semáforos, donde se ubican un conocido negocio de bicicletas y otro de artes gráficas. Afortunadamente la colisión se saldó sin heridos, según indican los testigos presenciales de los hechos.

Faro de Vigo

Dieciséis concellos de Pontevedra y Arousa no tienen farmacia de noche.

En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay ya dieciséis municipios que no cuentan con farmacia de guardia por las noches, según la información del colegio farmacéutico. Las boticas empezaron a cerrar en horario nocturno desde que hace años cambió la ley y se estableció que no es obligatorio hacer guardias en municipios donde no hay Punto de Atención Continuada (PAC). Se entiende, tal y como ayer repetían distintos farmacéuticos, que si uno no tiene en su localidad un servicio sanitario donde le puedan recetar un medicamento por la noche tampoco necesita botica para adquirirlo. Con esa lógica, que se le atraganta a algunos ciudadanos, algo más de 59.000 vecinos de A Lama, A Illa de Arousa, Barro, Cotobade, Cuntis, Campo Lameiro, Meaño, Meis, Moraña, Ponte Caldelas, Poio, Pontecesures, Portas, Ribadumia, Vilaboa y Vilanova están obligados a desplazarse para ir al dispensario de noche.

Ayer, al preguntar a los farmacéuticos por qué no se abre de noche en esos municipios, muchos de ellos contestaban lo mismo: «No es rentable, casi no viene nadie, se acaba perdiendo dinero. La gente que tiene que ir al médico de noche ya compra en el municipio donde le atienden, que ahí sí que está abierta la farmacia por la noche. Por ejemplo, si una persona de Vilanova de Arousa va al PAC, que le toca Cambados, ya compra allí y listo».

¿Y qué pasa con las urgencias oficiosas, es decir, los medicamentos sin recetas o artículos como chupetes, pañales o leche infantil que uno puede necesitar de noche y que quienes son padres saben bien que pueden convertirse en imprescindibles? Desde las boticas, con unas u otras palabras, indican que no están obligados a suministrar nada sin receta en horario nocturno. «Entendemos que puedan hacer falta algunas cosas, como leche o chupetes, pero por eso no se puede tener a una persona ahí. Nos costaba muchísimo dinero», señalaban ayer desde la farmacia de Carballedo, en Cotobade.

Ese argumento de los boticarios se repite una y otra vez se pregunte en Meaño, Ponte Caldelas, Vilanova, Pontecesures o Ribadumia. Los farmacéuticos también señalan que los kilómetros a recorrer no suelen ser demasiados. Con el mapa en la mano, hay que decir que los vecinos se enfrentan a situaciones distintas. Por ejemplo, un ciudadano de Poio no tiene que viajar demasiado para acceder a la farmacia de guardia en Pontevedra. Pero hasta la capital provincial también tienen que acudir, si lo necesitan, personas de Cotobade, Ponte Caldelas o Vilaboa. Ellos sí se enfrentan a más coche y tiempo. Por ejemplo, un vecino de Carballedo, en Cotobade, tiene que recorrer 22 kilómetros.

Al menos una excepción
En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay al menos una excepción a la norma general. Se trata de Catoira. Aunque no tiene Punto de Atención Continuada, una de las farmacias del municipio sí abre de noche y hace guardias una semana sí y la otra no. Cuando cierra, toca ir a Vilagarcía.

Hay concellos de la zona donde, además del servicio nocturno, a veces tampoco hay diurno. En casi ningún municipio rural la botica está disponible los domingos. Y en algunos cierra también el sábado por la tarde. Los que sí tienen dispensario siempre son Caldas, Cambados, O Grove, Marín, Bueu, Vilagarcía, Sanxenxo y Pontevedra.

«Eu quero seguir dando ese servizo»
Fernando Casal está en el lado opuesto. ?l no está obligado a abrir su farmacia de Catoira por las noches. Sin embargo, mantiene el servicio dos semanas al mes. ¿Por qué? Indica lo siguiente: «Non gañas nada, pero hai que abrir. Non nos podemos mover só polo tema económico. Está claro que de noite non che da nin para pagar a luz. Pero eu creo que este é un servizo necesario e que o temos que dar».

Casal cuenta qué tipo de casos son los que le llevan a hacer guardias. «A min tenme chegado aquí de madrugada, chovendo, algún home en moto, que estivo soldando toda a tarde e necesita algo para os ollos. ¿Ti cres que a ese home o podemos mandar ata Vilagarcía? Eu creo que non, que debe ter farmacia aquí», explica. Habla también de que los vecinos son muy respetuosos y de que nadie acude de noche a la farmacia «se non é algo importante». Luego, sentencia: «Eu sigo co ritmo de toda a vida. Son de aquí e quero que Catoira teña os seus servizos aínda que iso supoña facer algún sacrificio».

Fernando Casal

Farmacéutico catoirense

«Es un absurdo abrir, no hay nadie»
María José Matovelle tiene una farmacia en Barro y una larguísima experiencia profesional. Al preguntarle si cree correcto que tanto en su municipio como en otros muchos no haya farmacias abiertas por la noche responde con contundencia: «Es un absurdo abrir, no hay nadie. Te aseguro que durante años lo vivimos y la gente no viene. Tener a una persona de guardia por las noches supone un coste económico y social enorme y no compensa», enfatiza. No se la convence con ningún argumento. Ni siquiera hablándole de la desesperación que puede sentir un padre que se quede sin un chupete o sin el Dalsy y tenga que salir pitando en coche a buscarlo: «Si uno se olvida de las cosas tiene que asumir las consecuencias, pero el pato no lo puede pagar la farmacia. ¿Va a estar una farmacia de guardia toda la noche para que venga alguien a quien se le olvidó una cosa? Yo creo que no tiene sentido ninguno».

María José Matovelle

Farmacéutica de Barro

Resignados a tener que coger el coche «para casi todo»
Visitar a media mañana de ayer en el centro de salud de Mosteiro, en Meis -uno de los concellos que no tiene farmacia durante las noches- era como ver retratada Galicia. Entrando a la derecha varias personas esperaban turno para ser atendidas por el doctor de cabecera. Todas peinaban canas y algunas no se libraban del bastón. A la izquierda, en la zona de pediatría, una única niña jugaba con su madre. Viendo el panorama, uno hasta llegaba a entender que, con la población envejecida y cayendo en picado, los servicios vayan a menos y ya no haya ni médicos ni farmacias en municipios pequeños. Pero conforme iban pasando los minutos, el panorama iba cambiando. Llegó una embarazada a la que le falta poco para tener su segundo hijo; una madre con una niña acatarrada hasta los topes, otra mujer que aseguró tener dos pequeños y una más que no pasaba de los cuarenta años. Todas viven en distintos lugares de Meis. ¿Qué dicen de no tener ni siquiera farmacia durante las noches?

Quizás porque la historia viene de lejos, todas aseguraron que ya están acostumbradas a tener que coger el coche «para casi todo». Eso sí, echan de menos los servicios. Y dicen que estos podrían ayudar a traer población. Patricia Lede, una de esas mujeres, contaba su experiencia: «Teño dous nenos pequenos e se hai que ir a urxencias de noite pois claro xa compras na farmacia de Cambados pero non é a primeira vez que mando ao meu home de noite por cousas que son sen receita. Ás veces chamo ao 061 por algún problema, falas co médico por teléfono e diche que lle deas tal cousa e, claro, hai que ir por ela». Algo similar opina otra vecina, Teresa Laíño, quien afirmaba: «Oxalá nos puxeran tanto farmacia como médico polas noites, pero non hai nada. Toca ir no coche e punto. Non lle hai que facer». Ambas señalaban que en sus casas hay vehículos, y que seguramente lo tengan peor quienes no disponen de coche.

Poco después de hablar ellas así, salía del médico una mujer mayor, que no conduce. ¿Su receta? «Hai que ter sempre medicamentos na casa. ? necesario ser moi previsor», decía.

La Voz de Galicia