Pontecesures se rindió a la lamprea en cazuela.

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La jornada de sol y calor contribuyó a que la fiesta fuese un éxito de público

Pontecesures era ayer una fiesta y lo era por partida doble: a cuenta de la degustación de lamprea y de una feria de coches y motocicletas antiguas. A las dos de la tarde, el recinto ferial situado en la zona portuaria era un hervidero de gente que quiso disfrutar de este modo del día caluroso y soleado.
En los mostradores para hacerse con el plato de lamprea había cola a esa hora: el pincho con bebida incluida se despachaba a 2,50 euros y la ración, a 12 euros, con pan y bebida. Se cocinaron 350 ejemplares en un millar de raciones, y más que hubiera, según informó el concejal de Cultura, Jesús Rey.
La gran carpa habilitada en el puerto ofrecía la posibilidad de degustar a la «princesa del Ulla» a buen resguardo del sol; pero otros prefirieron hacerlo en los jardines de la zona, aprovechando los primeros calores de la primavera y no pocos cesureños optaron por llevársela y comérsela en sus casas.
Sabor contundente
Con este pez no caben medias tintas; o gusta mucho o no gusta nada, aunque a juzgar por la demanda que ayer se produjo en Pontecesures, la lamprea tiene su futuro gastronómico más que asegurado. De lo que hay que cuidarse muy mucho es de preservar el recurso, pues esta especie, como las otras de río, sufre las consecuencias de la contaminación de los cauces fluviales de Galicia. Ya lo advirtió el antropólogo Xosé Lois Ladra, que estuvo en Pontecesures en calidad de pregonero para exaltar las bondades de lo que cataloga como un auténtico fósil viviente. Tanto él como el delegado provincial de Medio Rural, Gonzalo Constenla, tuvieron ayer ocasión de comerla guisada a la bordelesa, aunque ambos reconocen que se quedan con las ganas de probarla en empanada.
Autoridades
Constenla no fue la única autoridad. El presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, hizo doblete. Primero asistió a los actos de la Festa da Lamprea y pasadas las dos emprendió rumbo a Arcade, donde celebraban la Festa da Ostra. El y el vicepresidente del organismo provincial, José Juan Durán, se relevaron porque cuando uno ponía rumbo a la ría de Vigo otro ya venía de vuelta y se sentaba en la mesa presidencial de la comida oficial de la Lamprea junto a la alcaldesa Maribel Castro. Hubo ausencias en el gobierno local pero la oposición, del BNG, no faltó.
El programa (pregón, ofrenda floral e inauguración de una réplica del coche PO-02) se celebró según lo previsto y a las tres de la tarde comitiva e invitados a la feria del automóvil estaban sentados a la mesa. Las pulpeiras seguían afanadas ante las grandes ollas, el churrasco y la carne ao caldeiro se hacían al calor del fuego y la charanga Apeles ponía la música. Galicia despierta al eterno retorno de las fiestas gastronómicas.

LA VOZ DE GALICIA, 07/04/08

Cerca de medio millar de vehículos antiguos se dieron cita en la villa.

Olga Escuredo y Rafael Sierra inauguraron la feria y homenajearon a los pioneros

Cerca de quinientos vehículos de venta y exposición, desde coches hasta bicicletas o tractores, se concentraron ayer en la zona portuaria de Pontecesures con motivo de la II Feira do Automóbil Antigo que organizó la asociación cultural ??Mirándolle os dentes?.

El evento fue un éxito rotundo, no sólo por la gran cantidad de vehículos ­que superó las previsiones de los más optimistas­, sino también por el respaldo del público. Fueron miles las personas que acudieron a la villa con el objetivo de hacérse con uno de estos coches o recambios díficiles de conseguir o simplemente para contemplar las ??joyas? que allí se exponían, como un coche de bomberos de 1912 prestado por el Concello de Santiago y que salía por primera vez del parque desde su restauración. Además, sobre una réplica del pedestal que presidió la primera feria automovilística que se celebró en Pontecesures en 1925, se descubrió el Renault Freder con matrícula PO-2, una pieza única que cedió la familia pontevedresa Pazó Olmedo.
Este vehículo fue descubierto por una emocionada Olga Escuredo y por Rafael Sierra, hija y nieto respectivamente de dos de los impulsores de las ferias de principios del siglo XX: Eugenio Escuredo y Salvador Sierra. Ellos no sólo inauguraron oficialmente el evento sino que también protagonizaron una ofrenda floral ante el monumento a las ferias del automóvil.

Durante toda la jornada fue numerosísima la afluencia de un público que pudo contemplar más de 240 coches, 111 motos, 42 bicicletas, dos autobuses antigos de la empresa Cuíña, cinco camiones y quince tractores y motocultores; o lo que es lo mismo, unos dos millones de euros en vehículos. Entre las piezas más llamativas destacaron una moto BMW R75 de la II Guerra Mundial equipada con armas ­propiedad del pontevedrés Luis Juncal­ o un Mercedes 70 descapotable, al que también se le denominaba ??Lola Flores? por el característico ruido que hacía. La oferta satisfizo a todos ya que se podría adquirir desde una moto Lambreta de los años 60 por 400 euros hasta piezas por valor de más de 42.000 euros.

Premios > La organización repartió diversos premios durante la tarde. El del coche más antiguo recayó en un Citroën C3 de 1925 propiedad del Santiagués Cesáreo Rey. El piloto de mayor edad fue Domingo López Iglesias de 78 años y el vehículo llegado de más lejos, un BMW 3000 CSI de 1972 de Madrid.

DIARIO DE AROUSA, 07/04/08

La feria del automóvil recupera de la memoria los viejos «cacharros».

La Feira do Automóbil Antigo desató ayer muchas nostalgias. Esta iniciativa, organizada por la asociación «Mirándolle os Dentes», atrajo a Pontecesures meritorios ejemplares de coches y motocicletas que para muchos habían quedado ya en el olvido: espectaculares Cadillac
de aquellos que tantos juego dieron en el cine, pasando por una amplia gama de Mercedes y los Seat a los domésticos Dos caballos, Mini y Escarabajo.
Tuneados y por restaurar. De todo un poco se podía ver ayer en esta feria. Pero sin duda las piezas que más llamaron la atención eran dos lustrosos autocares: un Pegaso Seida matriculado en 1963 y un Setra, de 1975, sin olvidar una motocicleta BMW R-75 Guerra, con ametralladora incorporada, y un moto-carro Roa que recuperó Manuel Aspiazu.
Pero no solo había exposición. La cita de ayer era una buena ocasión para comprar y vender vehículos y accesorios, y hubo negocio. Muchos de los vehículos lucían por la tarde el cartel de vendido.
La organización se mostró satisfecha con el resultado de la iniciativa. Esta era su segunda feria, pero el año próximo habrá una tercera, que no coincidirá con la Lamprea y para la que hay ambiciosos planes. Cesures marcó la pauta en este terreno (en 1925 acogió una de las ferias de automóviles pioneras en España) y aspira a seguir siendo un referente.

LA VOZ DE GALICIA, 07/04/08