Una familia descubre un singular capitel romano en su finca y lo cede al Museo da Historia de Valga.

Un técnico junto al capitel aparecido en la finca familiar | cedida

La familia Freire Lorenzo, de Ferreirós (Valga), recuerda de siempre una piedra un tanto peculiar en su huerta, pero tras unos trabajos recientes le advirtieron que podría tener valor patrimonial y así ha sido. Se trata de un capitel romano perteneciente al conocido como “estilo Setecoros” y es similar a otro que se conserva en el Museo de la Catedral. Así lo certificaron los técnicos municipales y de Patrimonio, aunque todavía falta su informe definitivo, así que lo ha cedido al Concello para, una vez se restaure y limpie, pueda exhibirse en el Museo da Historia.

Loli Freire y el alcalde, José María Bello Maneiro, firmaron ayer el acuerdo de cesión y desde el gobierno local agradecieron este gesto “desinteresado” para “seguir recuperando e divulgando” la historia de Valga. De hecho, para el técnico del Museo, Santiago Chenlo, es la “comprobación de que nas casas dos veciños aínda se conservan elementos de gran interese” y destacó su vertiente educativa pues son muchos los escolares que visitan el centro.

A la espera de las conclusiones definitivas, fuentes municipales explicaron que el capitel es muy similar a otro del museo compostelano, datado entre los siglos III y IV (época tardorromana). Además, parece ser del mismo material: mármol de O Incio, “específico deste estilo arquitectónico do que tamén están feitos os dous fustes de columna e os dous capiteis que se conservan na Igrexa de San Salvador de Setecoros”.

También indicaron que técnicamente pertenecería a los inicios de “estilo Setecoros” por su decoración vegetal en varios anillos sobresalientes porque luego evolucionó a un trabajo más minucioso, incorporando, por ejemplo, zonas encordadas. Asimismo destacaron que presenta un agujero y una rotura, así que se cree que se le dio algún uso. “Ata o de agora só se tiña coñecemento da conservación de oito destes capiteis: catro no Museo de Pontevedra, dous no da Catedral e outros tantos na igrexa de Setecoros. Deles tan só un dos da Catedral presenta a mesma fractura que o de Ferreirós”, añadieron. 

Diario de Arousa

«¡Que nos levanten este arresto!», grito unánime en Pontecesures.

Resignación y desánimo por el cierre de Pontecesures.

«La mayor parte de los contagiados viven en otras localidades aunque estén censados en el pueblo», razonan.

Yoselin Beltré sella boletos de lotería en el bar Carabela.

Los vecinos de Pontecesures no dan crédito al cierre perimetral impuesto por el comité clínico, incluso podría decirse que están indignados porque bastan cinco positivos para que la situación perdure en el tiempo. En estos momentos son ocho los enfermos de COVID pero, afirman, «aunque figuran en el censo municipal, casi ninguno vive aquí, sino en Santiago, en Padrón..»

Todos se conocen en la localidad, incluso a los dos contagiados que residen «en una aldea limítrofe con A Estrada», es decir a varios kilómetros del núcleo urbano. Pero el pueblo amanecía desierto y así se mantuvo durante casi todo el día dibujado por persianas bajadas, terrazas recogidas y muchos avisos de restaurantes de que se sirven cafés o comida a domicilio.

Es su salvaconducto económico. En el mercado de abastos, el ambiente fue casi nulo durante toda la mañana y al mediodía el puesto de Maricarmen Batalla mostraba cajas llenas de pescadilla, chopo, doradas y rapantes de la lonja de Ribeira.

«Desde que abrimos calculo que habrán entrado en la plaza unas 10 o 15 personas y, por tanto, apenas vendí nada y todo lo que hay aquí hay que tirarlo si no se vende este fin de semana» lamentaba la conocida pescantina cesureña, una de las más afamadas cocineras de lamprea de la localidad.

Sobre su mostrador estima que hay producto por importe de 800 o 900 € «que arriesgamos cada fin de semana si no se vende» pues son productos rápidamente perecederos.

La acompañaban en el pasillo del mercado sus dos hijos que también lamentaban que Ponteceusures se encuentre en esta situación de cierre, sobre todo por la proximidad de las fiestas de San José y San Lázaro, la época que tendría que ser de mayor movimiento del trimestre por la afamada lamprea cuya exaltación se celebraba en este mes.

Una preocupación que se extiende también a otros locales de hostelería, cuyos propietarios se resignan a «vender un par de sabrosas piezas cocinadas» para familias que quieran degustarla en sus casas.

Es el caso de Yoselín Beltré, responsable del bar «Carabela», uno de los más antiguos del pueblo y que antes regentaban sus suegros. «Tengo abierto porque sellamos lotería y de paso, intento vender unos cafés para llevar o alguna comida para casa», relata con cierto pesimismo.

«Ya llevamos un año al límite y tengo dos hijos a los que hay que alimentar por lo que no queda otro remedio que buscar algún ingreso», razona a la vez que reconoce que si antes vendía 40 o 50 cafés por la mañana, ahora son cinco o seis, por lo que sus ingresos se han reducido a la mínima expresión.

Una preocupación que también se observa en otros ambientes desvinculados de la hostelería. «En los bares no tienen la culpa, porque las medidas higiénicas son máximas» explicaba uno de los operarios de la empresa «Prace» de Tomiño que participa en la mejora de la enorme plaza que se rehabilita frente al Ulla.

Los cuatro empleados aprovecharon el descanso de mediodía para comer el menú que le cocinaron en un restaurante próximo pero que tuvieron que consumir en la vía pública pues los comedores están cerrados.

«Desde que empezó la obra siempre recurrimos a los bares de Pontecesures porque es un sector que lo está pasando muy mal», sostienen al unísono.

Confían todos los consultados en que el cierre. «se prolongue lo mínimo posible» y piden al alcalde, Vidal Seage, que sea más exigente con las autoridades «para que esta situación no se convierta en una rutina».

«Esto es una ruína absoluta» , lamenta Carmen Batalla en su puesto de la pequeña plaza de abastos y que admite que se las ingenia para salir adelante día a día.

«Ahora vendemos lamprea a domicilio y la llevamos cocinada a donde sea, a Noia, a Santiago…» porque sino tendría que acabar de nuevo en el Ulla. Un lujo que los buenos clientes con seguridad nunca van a permitir.

Faro de Vigo.

«El timbal de lamprea es muy de Padrón y hay que conservarlo».

La vecina Guapecha Castaño es de las pocas personas que aún elabora la típica empanada de forma totalmente artesanal.

La lamprea es la protagonista estos días de los menús de la hostelería de Padrón, pero también lo es en el ámbito privado en el que hay grandes cocineras como la vecina Guapecha Castaño Solar, de 63 años. Es de las pocas personas que aún elabora de forma artesanal el timbal de lamprea, una empanada muy típica de Padrón. Su buen hacer ya fue reconocido por un jurado, con motivo de un concurso organizado por el Concello, en el que obtuvo el primer premio.

«Yo ya hacía la empanada de lamprea con mi madre; era a la única que quería en la cocina», cuenta Guapecha Castaño que, cada temporada, hace un buen número de timbales para la familia y amigos, siempre de forma desinteresada. «El timbal es muy típico de Padrón y ya lo hace muy poca gente de forma artesanal», subraya. Ello supone hacer todo a mano, incluida la masa, que suele ser más consistente de la normal para que aguante la salsa de la lamprea, que «se prepara en su sangre. Esa es la esencia de la lamprea: cocinada en su sangre», explica Guapecha Castaño. Ella cocina la masa y la lamprea al mismo tiempo, aunque explica que hay quien lo hace por separado.

«Hay que tener mano para hacerla y que salga tan bien; Guapecha es única haciendo el timbal», asegura su hermano Gonzalo. Todo empieza con la limpieza de la lamprea, que no es tarea fácil, pero a Guapecha hasta le gusta hacerlo, al modo que lo hacía su madre. A ella, además, le gustan, especialmente, los ejemplares capturados en el río Ulla en las pesqueiras de Carcacía.

Y para cocinar una buena lamprea hay algo básico, asegura la vecina: «cuanta más sangre suelte, mejor, porque es fundamental para hacer una buena salsa». Y para el timbal la clave está en que esa salsa, que se cocina en medio del pez casi enroscado, no se derrame y sea aguantada por la masa consistente. «No da mucho trabajo hacerla, o será que yo ya estoy acostumbrada que me sale casi sola», dice Guapecha, que también avisa: «como no espabilen para aprender, la receta se va conmigo», algo que corrobora su hermano. «A todos los Castaño nos gusta la lamprea, pero solo a ella se le da hacer el timbal», afirma Gonzalo.

Pese a prepararla tantas veces, a la cocinera no le aburre, pero dice que es un plato «de sabor muy fuerte, de comer dos o tres veces por temporada», algo que corrobora su hermano, que señala algo que es sabido de la lamprea: o te encanta o la detestas.

Guapecha Castaño reconoce que «solo tomo la que yo preparo, aunque sé que en los restaurante también se hace bien». También opina que, a este paso, la receta del timbal de lamprea se pierde y «sería una pena. Es bonito que la gente aprenda a hacerlo; hay que conservar el timbal de lamprea porque es muy de Padrón», señala la vecina.

La Voz de Galicia

El alcalde de Pontecesures tilda de «ridícula» la ayuda de la Deputación a los hosteleros y comerciantes.

El Ayuntamiento aporta 25.000 euros para complementar las ayudas del segundo Plan de Rescate de la Xunta.

El Concello de Pontecesures aportará 25.000 euros al segundo Plan de Rescate de la Xunta de Galicia para ayudar a los hosteleros, pymes y autónomos afectados por la tercera ola de la pandemia del coronavirus. La primera convocatoria de ayudas autonómicas repartió 48.000 euros en el municipio pontevedrés.

La Deputación de Pontevedra destinará otros 8.800 euros a Pontecesures. El alcalde cesureño, Juan Manuel Vidal Seage, ha tachado de «ridícula» la cantidad de dinero destinada por la administración provincial porque «hai que ter en conta todo o tecido comercial e hostaleiro» que tiene la localidad.

Nivel máximo de restricciones

El 21 de marzo es la festividad de San Lázaro que sirve de «pistoletazo de saída» para la Fiesta de la Lamprea del río Ulla que, por segundo año consecutivo, no se podrá celebrar por la covid-19. El regidor popular lamenta que este año tocará «estar pechados, xa chove sobre mollado, hai moitos veciños coa auga no pescozo, e a situación é prácticamente insostenible».

Vidal Seage ha recibido este viernes a los hosteleros de Pontecesures que, desde hoy, vuelven a tener que cerrar sus establecimientos por la entrada en vigor de las medidas del nivel máximo de restricciones. El alcalde se ha comprometido a solicitar una reunión con la gerencia del Sergas para trasladarle que el sector está «sobrepasado« y, en varios casos, en riesgo de tener que cerrar para siempre.

Solo 22 casos positivos detectados en la última semana en Compostela.

La incidencia acumulada a siete días que, desde hace unas semanas, es utilizada por la Xunta para analizar la evolución de la pandemia con más exactitud, sitúa a Santiago en uno de los dos niveles más bajos en cuanto a nuevos casos. Solo se han detectado 22 nuevos casos en la capital gallega en los últimos siete días. La cifra sube a 46 en el mapa de incidencia acumulada a 14 días para Compostela. En cuanto al global del área sanitaria, actualmente son 314 los casos activos. Habría que remontarse al pasado 24 de agosto para encontrar cifras similares, 329 en ese momento. Con estos datos, la incidencia media en Santiago y Barbanza se sitúa en 71 casos por cada 100.000 habitantes, la segunda área menos afectada de Galicia junto a Lugo. Otro dato que refleja la buena situación actual es el correspondiente a casos detectados por PCR en las últimas 24 horas en el área sanitaria, tan solo 15. También ha bajado en dos personas el número de hospitalizados en régimen regular, hasta los 39. En cuanto a los ingresados en críticos, se mantienen en datos similares, siete. Todos están ingresados en el CHUS, excepto una persona en el hospital do Barbanza. Vila de Cruces, Touro y O Pino son los que han presentado una peor evolución en los últimos siete días aunque siguen en niveles relativamente bajos de incidencia, inferiores a los 250 casos por cada 100.000 habitantes, la barrera en cuanto a un mayor salto de restricciones. De momento, todo el área sanitaria mantiene su hostelería abierta en interior y exterior, y la movilidad es total dentro del área, excepto Pontecesures, así como a otros concellos en similar situación.

El Correo Gallego