Cien años de Caleras del Ulla, una de las empresas hitóricas a orillas del río.

Se cumplen cien años de una industria vinculada a Francisco Asorey, Castelao, Escuredo, Cerámica Celta y Sargadelos

Una foto de los años cincuenta en la que se aprecian Nestlé y el puerto en el que se cargaban y descargaban mercancías.

La asociación cultural Os Penoucos lanzaba en 2019 un ambicioso proyecto con el que mostrar, inventariar y tratar de preservar elementos patrimoniales, naturales y paisajísticos de los Ayuntamientos de Catoira, Dodro, Padrón, Pontecesures, Rianxo y Valga.

Se conoce como «Obaixoulla.gal:Patrimonio, territorio e paisaxes», y se centra en hórreos, cruceros de piedra, fuentes, lavaderos, iglesias, capillas, molinos, antiguas industrias y todo tipo de elementos (hasta completar unos 3.000) con los que completa un álbum digital de indudable valor etnográfico.

Todos esos elementos aparecen documentados, clasificados y geolocalizados con mapas libres y lo mejor de todo es que ese catálogo digital está al alcance de todos enla web «obaixoulla.gal».

Una herramienta con la que redescubrir la historia del curso bajo del Ulla, y constatar, por ejemplo, que se cumplen cien años desde el nacimiento de Caleras del Ulla, una fábrica de cal que fue el germen de una marca que se hizo tan popular como Cerámica Celta.

Os Penoucos se encarga de recordar que fue en 1923 cuando Ramón Diéguez Carlés puso en marcha esa calera que se situaba en la zona de Porto, a orillas del Ulla y a escasos metros que, en 1939, ocuparía la fábrica de Nestlé.

Según el relato que refresca esta historia, la solicitud de licencia de construcción de la fábrica hacía alusión a la puesta en marcha de dos hornos, uno de cocción de baldosa y artículos análogos y otro para calcinar cuarzo pedernal y carbonato cálcico.

Esto lleva a Os Penoucos a aclarar que aquel proyecto de aquella calera del Ulla iba a ser el embrión de la futura Cerámica Celta.

No sin antes incidir en que «la materia prima era, posiblemente, de procedencia asturiana, y llegaba en naves que descargaban inicialmente en el puerto de Cesures» hasta que posteriormente se construyó un pequeño embarcadero de piedra más próximo a la fábrica y sus hornos.

Fue a instancia del propio promotor de la obra, que de este modo quería acelerar y facilitar la descarga de las piedras calcáreas y de los materiales necesarios en el proceso de calcinación.

Las mismas fuentes señalan que la cal producida «se utilizaba en la construcción y para abonar» los campos de cultivo, vendiéndose tanto allí mismo como en diferentes municipios del entorno y en las ciudades de Vigo y Pontevedra, a las que llegaba el producto por vía marítima.

El mismo medio de transporte que tanta importancia tuvo en los orígenes de Pontecesures y empleaba, en el mismo puerto, Nestlé, después de que en febrero de 1938 se constituyera Industria Lechera Peninsular S.A. (Ilepsa), y el 16 de agosto de 1939 inauguraba su planta de leche condensada.

A escasos metros de La Calera, la compañía láctea también se aprovechó de su estratégica sutuación a orillas del Ulla para cargar y descargar la madera necesaria para las calderas, la hojalata usada en los envases originales de la marca y los productos ya terminados.

Todo ello trasladado en viejos galeones de vela hacia o desde Vilagarcía de Arousa, «donde amarraban los buques de mayor tonelaje y se hacían los transbordos»

Asé se explica también en «obaixoulla.gal» al aludir en su catálogo digital a esa fábrica «pionera en la recogida de leche en el campo gallego» que desde 1978 produce en Pontecesures la popular marca «La Lechera», hasta entonces exclusiva en su factoría cántabra de La Penilla de Cayón.

Por cierto, que también en este caso hay que hablar de un aniversario (cuatro décadas), pues en 1983 la factoría cesureña se convirtió en la única de Nestlé España dedicada a producir leche condensada.

Pero volviendo al tema central de esta información, como es el funcionamiento, hace cien años, de Caleras del Ulla, y entrando en detalle en las características de esa construcción, «obaixoulla.gal». resalta también que los hornos de calcinación del cuarzo y cocción de baldosas son «unas construcciones troncopiramidales ejecutadas en piedra del país labrada».

Su interior «tiene una sección aproximadamente circular a modo de chimenea, con una capacidad de 50 a 60 metros cúbicos», completándose las instalaciones con dos galpones de planta baja, de 30 metros de largo por 10 metros de ancho.

En aquella misma época, aclaran Os Penoucos, ya estaba en funcionamiento la Cerámica de Campaña, en Valga y conocido con el paso del tiempo como Novo y Sierra.

«Corría el año 1921, cuando el Concello de Valga concedía permiso al empresario vigués Manuel Posada Fernández, asociado a Manuel Otero Bárcenas, también de Vigo, para edificar una casa de labranza, destinada a cocer teja y ladrillo, contigua a un galpón para depósito de maquinaria en el lugar de A Torre en la parroquia de Campaña, matiza «obaixoulla.gal»

«Las primeras instalaciones se completarían en Gándara-Campaña con una finca de secado, un motor de gas pobre para el funcionamiento de la maquinaria para fabricar teja y ladrillo y con una oficina de dirección y administración» añade el proyecto.

Parece ser que la nueva empresa «ya figuraba registrada en 1922 como fábrica de ladrillos, aunque sin finalizar las obras», y en 1923 sus propietarios cederían la industria a «la mercantil pontecesureña Escuredo y Cía, constituída por Eugenio Escuredo Lastra, asociado a los empresarios José Novo Núñez, Salvador Sierra Trasande y José Sierra Martínez, socios de la compañía Novo y Sierra, dedicada al comercio de ultramarinos y coloniales a gran escala, principalmente con América».

La relación de Novo y Sierra con Caleras del Ulla se debe a queen 1925, «apenas dos años después de abrir la Cerámica de Campaña, el empresario Eugenio Escuredo puso en funcionamiento en el lugar de O Cantiño (en el llamado Camiño de San Xulián) un taller de cerámica artística inspirado en el modelo que había conocido en Sargadelos, y al que iba a llamar Cerámica Artística Gallega».

«Obaixoulla.gal» continùa el relato diciendo que «contrató a un artesano portugués y entró en contacto con el artista Francisco Asorey, que realizó los diseños de los primeros moldes que salieron de esta cerámica: Os tesouros, Pórtico da Gloria, A Naiciña y el Sepulcro del Apóstol.

Lasa primeras producciones llegaron a venderse en Inglaterra, Cuba y Argentina. Pero «la calidad del barro empleado era baja para este tipo de cerámica».

Razón por la cual, una vez surgidas las primera dificultades, «Escuredo abandonó la experiencia y en 1927 vendió los moldes de las figurar al industrial Ramón Diéguez Carlés que trasladó la producción de taller de cerámica a las instalaciones de la calera del Ulla, fundando allí en este año la Cerámica Celta.

Una llamativa historia que no termina ahí, sino que llevó a Ramón Diéguez, «preocupado por la calidad» de la materia prima y sacando partido a su preparación, decidió emplear el barro de sus minas de feldespato de Valga e introducir la tcnica del vidriado en las piezas que había heredado de Cerámica Artística Gallega «dándoles un nuevo impulso»,

En el catálogo de Os Penoucos relatan que «además de seguir contando con la colaboración de Asorey, contrató a un artesano de Buño»

Y apostillan que «el médico Víctor García García-Lozano, un gran entusiasta de la cerámica, introdujo a su colega Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en el taller» siendo el insigne artista rianxeiro el que más se interesó por la cerámica de Diéguez y el que más influyó en ella, «preparando numerosos diseños y bocetos que servirían de guía para la realización de piezas como A Cabuxiña, inspirada en una obra del alemán Willy Züguel».

Por si no fuera suficiente, «Francisco Asorey, José María Acuña, Carlos Maside, Santiago Bonone, Carlos Sobrino, Manuel Torres y Carlos Bóveda aportaron también sus diseños a Cerámica Celta»

Industria en la que «se elaboró durante casi 40 años una artesanía ligada a la naturaleza que se llegó a conocer como la Universidad Plástica de Galicia. El taller artístico funcionó entre 1927 y 1963».

En definitiva, que con una herramienta como «obaixoulla.gal» es posible saber más sobre la historia de Pontecesures, Valga, Catoira y demás localidades a partir de todo tipo de elementos que forman parte del recuerdo, incluídas viejas fábricas como Caleras del Ulla.

Faro de Vigo

Se cumplen 150 años de la primera férrea de de Galicia y que transcurre por Pontecesures.

La vieja estación de Cornes acogió un homenaje que recordó su rol para vertebrar el territorio y acercar Santiago al mar.

Eclipsada y escondida entre tres inmensos y premiados edificios. Así se encuentra la estación de tren de Cornes. Para los profanos de la historia compostelana seguramente pueda pasar desapercibida. Desconocen que desde ella partió, el 15 de septiembre de 1873, la locomotora de vapor que inauguró la primera línea ferroviaria de Galicia, la Cornes-Carril. Que todo ha cambiado 150 años después lo evidencia que el edificio se ha convertido un centro social, y también que Cornes y Carril, por aquel entonces concellos independientes, acabaron absorbidos por los de Santiago de Compostela y Vilagarcía de Arousa.

Aprovechando la efeméride de ese primer trayecto, este viernes se homenajeó esa conexión que unió la capital gallega con el mar. Así lo recordó Carlos Abellán, presidente de la Asociación Compostelana de Amigos del Ferrocarril, que hizo de maestro de una ceremonia en la que también estuvieron la regidora compostelana, Goretti Sanmartín; la teniente de alcalde de Vilagarcía, Tania García; así como el jefe del Servicio de Cardiología del CHUS, José Ramón González Juanatey, hijo de ferroviario.

Entre el público no faltaron los regidores de Valga y Padrón, José María Bello Maneiro y Anxo Rei Arca, acompañados de vecinos de un barrio de Cornes que poco tiene que ver con el de 1873. Familiares de los ferroviarios que crearon ese primer enlace también vivieron con pasión el día, en el que se aplaudió ese ímpetu por unir Galicia.

De destacar la visión estratégica de quienes impulsaron el tramo Cornes-Carril se encargó la regidora local, Goretti Sanmartín, que reivindicó que «150 anos despois, temos o deber institucional e político de continuar ata que realmente se acade e Galiza conte co trazado ferroviario, avances técnicos, frecuencias e tipos de tren que realmente precisa». Fue Tania García la que recordó que esa conexión ferroviaria con la capital acabó por renombrar incluso parte de Vilagarcía, como la «praia de Compostela, que resignificou aínda máis a irmandade que temos entre as dúas vilas».

Tras el descubrimiento de una placa para conmemorar la efeméride, así como una escultura creada con un antiguo pase de vías, Carlos Abellán explicó a todos los presentes en qué consiste la exposición conmemorativa Cornes-Carril que puede visitarse desde hoy en el centro social. La muestra, que cuenta con piezas históricas que rememoran el pasado ferroviario, será itinerante, aunque estará en Cornes hasta el 30 de noviembre.

La transición del vapor al tren eléctrico, el cambio del mapa ferroviario gallego, la llegada del AVE y el deseo de que un tren conecte A Coruña con Oporto, eses fueron otras cuestiones que se escucharon en Cornes, estación de la que hace 150 años partió el primer tren de Galicia.

La Sarita, una pieza histórica que ya puede visitarse en Padrón

Coincidiendo con el 150 aniversario del primer viaje ferroviario de Galicia, la Xunta de Galicia presentó hoy la incorporación de la Sarita al exterior de la Fundación Camilo José Cela. Se trata de una pieza única, ya que se trata de la cabeza tractora de esa primera línea de ferrocarril que unía Cornes con Vilagarcía. En el acto estuvo el conselleiro de Cultura, Educación, FP e Universidades, Román Rodríguez, que destacó que ese hito sirvió para que Galicia «ingresara de cheo na era da industrialización cunha mellora nas comunicacións e un cambio no transporte».

Recogen en un libro las vicisitudes del ferrocarril «de Rosalía» 

Tomás Cavanna Benet reúne en «Historia del primer ferrocarril gallego. El tren de Rosalía» desde los planes iniciales en 1859 para convertir Santiago «en porto de mar» hasta la fiesta inaugural y los primeros años de vida de la línea Cornes-Carril. Para ello recopila 130 imágenes y publicaciones muy desconocidas. El libro, editado por el Consorcio y Alvarellos, fue presentado ayer. En él figuran las dificultades que tuvieron el republicano José Sánchez Villamarín y el geógrafo Domingo Fontán para hacer realidad el proyecto por falta de recursos y errores de cálculo en los costes.

La Voz de Galicia

Hoy se celebran los 150 años de la vía Carril/Cornes, la más antigua de Galicia.

La primera plantilla de ferroviarios gallegos que hicieron funcionar la línea

La primera plantilla de ferroviarios gallegos que hicieron funcionar la línea.

La línea Cornes-Carril echó a andar en 1873, dos años antes que la de A Coruña.

Actos del 150 aniversario que se celebran en la antigua estación de Cornes en Santiago, hoy Casa de las Asociaciones:

-A las 10:30 inauguración del monolito conmemorativo de la exposición temática sobre esta línea férrrea.

-A las 19:30 horas. presentación por el Consorcio de Santiago y la Editorial Alvarellos del libro de Tomás Cavanna Benet «Historia del primer ferrocarril gallego del tren de Rosalía».

Hay que incidir en la importancia de esta efemérides. Esta línea resultó y resulta fundamental para Pontecesures, Padrón y comarca. El mantenimiento del trazado inicial fue un logro transcendental. Ahora hay que seguir insistiendo en las mejoras (electrificación, mantenimiento de estaciones, venta de billetes en las mismas, mobiliario urbano, información con paneles, etc…). Seguir contando con un servicio ferroviario de proximidad y mejorarlo es fundamental.

Vento nas velas para homenaxear a Rosalía.

Unha trintena de embarcacións tradicionais remontaron onte o Ulla e o Sar na décima edición da xornada de navegación que cada ano reúne a xentes do mar e aos veciños de Padrón en lembranza da nosa autora máis universal.

A Inchadiña branca vela volveu ser un éxito.

O tempo non o puxo moi doado, pero a Inchadiña branca vela volveu ser un éxito. A homenaxe náutica que dende hai dez anos lle renden as xentes do mar a Rosalía de Castro, remontando o Ulla e o Sar a bordo de embarcacións tradicionais galegas, volveu demostrar o cariño que aínda a día de hoxe esperta a nosa autora máis universal.

“Estamos moi felices”, dicía Anxo Anxeira, presidente da Fundación Rosalía de Castro, que organiza a homenaxe xunto coa Asociación Cultural Dorna da Arousa, coa colaboración dos concellos de Padrón, Catoira, Dodro e Valga.

Nesta “edición especial”, en palabras de Anxo Angueira, por celebrarse o décimo aniversario da homenaxe, a Inchadiña branca vela superou todos os récords, ao reunir trinta embarcacións tradicionais chegadas de todo o país, dende A Guarda ata Ribadeo.

Houbo galemas, galeóns, dúas bucetas, un carocho, un bote de Ribadeo e dornas, que fixeron o percorrido habitual da Inchadiña, dende a praia fluvial de Vilarello en Cordeiro (Valga) ata Padrón, onde as agardaban ducias de veciños, que viviron a chegada das embarcacións “con moita emoción”, como sinalaba Angueira, aplaudindo o momento en que os seus tripulantes comezaron a despregar as velas, trala súa chegada ao Espolón.

Vela coa imaxe de Rosalía de Castro

Vela coa imaxe de Rosalía de Castro JESÚS PRIETO

Foi despois dunha travesía complicada por mor do tempo, co vento en contra e con chuvia localizada e vento racheado. Aínda que as previsións meteorolóxicas non eran as mellores, superáronse as expectativas da organización, que destaca o “gran éxito” da xornada.

“Esforzo xeneroso”

“Detrás desta homenaxe hai un esforzo xeneroso da xente do mar, que quere moito a Rosalía e defende a nosa tradición e a nosa cultura”, sinalou Angueira. O presidente da Fundación Rosalía de Castro tamén destacou o “esforzo” dos participantes por achegarse a Padrón, ben por mar ben por estrada, cargados cos seus remolques, para poder sumarse á Inchadiña branca vela. “Moitas veces, teñen que marchar correndo porque baixa a marea, pero aínda así marchan contentos, tanto coma nós de velos aquí”, explicou. “Nada vai minguar ese esforzo xeneroso”, asegurou.

Unha homenaxe, a da Inchadiña branca vela, que a Fundación Rosalía de Castro ve totalmente consolidada nesta décima edición, despois das convocatorias que se viron afectadas pola pandemia, nas que houbo menos participantes. Desta volta, alcanzouse un récord de embarcacións que Angueira confía en que se manteña de cara ao futuro. O presidente da Fundación Rosalía destacou tamén o feito de que a homenaxe se foi estendendo dende a zona da Arousa, a que aporta máis barcos e a primeira que se sumou á xornada de navegación, ata a totalidade da costa galega, reunindo agora a embarcacións de Ribadeo, A Guarda, a ría de Vigo, O Ézaro, O Freixo e a ría de Pontevedra.

A homenaxe náutica celebrouse por primeira vez en 2013 para conmemorar o 150 aniversario da publicación de Cantares gallegos. E xurdiu como iniciativa das xentes da cultura marítima para honrar unha autora que nesa obra falaba das dornas que subiran Ulla arriba no seu tempo. Foi nesta estrofa: ¡Que inchadiña branca vela / antre os millos corre soa, / misteriosa pura estrela! / Dille o vento en torno dela: / «Palomiña, ¡voa!, ¡voa!».

El Correo Gallego

O mundo da navegación tradicional remonta de novo o Ulla en lembranza de Rosalía.



34 embarcacións chegadas de toda Galicia participaron na décima edición da Inchadiña Branca Vela.

Van alá dez anos dende que a Fundación Rosalía de Castro e a Asociación Cultural Dorna, de A Illa, fundiron o seu esforzo nunha das homenaxes de meirande sensibilidade de cantas en Galicia se lle renden á matriarca das letras. Inchadiña Branca Vela é unha iniciativa que recolle o primeiro verso do poema que Rosalía dedicou en Cantares Gallegos ás dornas que remontaban o Ulla. Foi, precisamente, o 150 aniversario da súa publicación o que motivou a primeira navegación a bordo de embarcacións tradicionais que partiu de Valga con destino a Padrón. Un ritual que este sábado reviviron 34 naos chegadas dente todos os recunchos do país.
Entre a flota que partiu ás catro da tarde da praia fluvial de Vilarello, en Valga, atopábanse 27 dornas distintas procedentes das rías de Arousa e Pontevedra, ademais dun volanteiro e unha gamela da Guarda, un galeón da Arousa, un bote de Ribadeo, un bote da ría de Vigo e dúas bucetas do Ézaro e O Freixo.

Coa cooperación dos concellos de Valga, Catoira, Dodro e Padrón, a comitiva desenvolveu a homenaxe á memoria de Rosalía na estatua da poetisa que embelece o espolón do último dos catro municipios. «¡Que inchadiña branca vela / antre os millos corre soa, / misteriosa pura estrela! / Dille o vento en torno dela: / ‘‘Palomiña, ¡voa!, ¡voa!»».

La Voz de Galicia

Unha frota de 34 embarcacións remontará hoxe o Ulla e o Sar en homenaxe a Rosalía de Castro.

Dornas nunca anterior edición da Inchadiña Branca Vela / fundación

Dornas nunca anterior edición da Inchadiña Branca Vela.

Un total de 34 embarcacións tradicionais de todo o país van remontar este sábado os ríos Ulla e o Sar na décima edición da Inchadiña Branca Vela. Trátase dunha remontada organizada pola Fundación Rosalía de Castro e tamén a Asociación Cultural Dorna da Arousa.

En concreto, serán 27 dornas de diferentes tipoloxías; un volanteiro e unha gamela da Guarda; un galeón da Arousa; un bote de Ribadeo e outro da ría de Vigo; e dúas bucetas da ría de Noia e do Ézaro. Na iniciativa tamén colaboran o Concello de Padrón, de Catoira, de Dodro e o de Valga. E no que atinxe ao horario, subirán ás 16.00 horas desde a praia fluvial de Vilarello en Cordeiro (Valga) ata Padrón, onde se lle renderá unha homenaxe a Rosalía diante da súa estatua no Espolón de Padrón (aproximadamente ás 18.00 horas).

Esta actividade, que chegaba por primeira vez en 2013 para celebrar o 150 aniversario da publicación de Cantares gallegos, xurdiu como iniciativa das xentes mariñeiras para honrar a Rosalía, que tamén cantou as dornas que subían polo río.

El Correo Gallego