La gaviota que pesca en la ría arousana también remonta el Ulla.

Es cierto que el PP tiene un importante granero de votos en la huerta de la comarca. Pero el barco conservador también pesca y llena sus bodegas en aguas de la ría arousana, donde el partido de la gaviota realiza importantes capturas y goza de no menos considerables parques de cultivo que, llegado el momento, le permiten arrasar en las elecciones, como volvió a suceder el domingo.

Y es que la nave popular volvió a marcar su rumbo en Arousa Sur (O Salnés) y Arousa Norte (Barbanza), demostrando que esta ría es uno de los feudos más importantes en Galicia para el partido de la gaviota.

Pero no solo eso, pues como si de la traslación de los restos del apóstol Santiago se tratara, esa marea azul del PP -esta vez no se trataba de la marea roja que tantos problemas causa a los sectores productivos- también remonta el Ulla mirando por babor y estribor al viacrucis de piedra que jalona el cauce fluvial para instalarse cómodamente en Catoira, Valga y Pontecesures.

Siete de cada 100 votos

Para entender mejor lo mucho que política y electoralmente representan esta ría y su principal río para el PP gallego puede decirse que prácticamente siete de cada cien votos emitidos a favor de la formación en esta ocasión liderada por Alberto Núñez Feijóo proceden de los municipios arousanos y del bajo Ulla.

Y es que el PP no solo sumó los 27.285 votos de O Salnés, sino también 15.364 en Arousa Norte, es decir, Rianxo, A Pobra, Boiro y Ribeira. Se trata por tanto de 42.649 papeletas para los conservadores, y se elevan hasta las 46.356 si se incorporan los datos correspondientes a los Concello de Valga, Catoira y Pontecesures.

¿Qué quiere decir esto? Pues que en O Salnés y Ullán el PP logró casi 28.000 votos más que En Marea y saca una diferencia de más de 30.000 sufragios respecto a los socialistas. Y eso a pesar de que los conservadores no gobiernan en Catoira ni en Rianxo, como tampoco lo hacían en Pontecesures hasta hace solo unos meses.

Pero esto parecía no importar mucho el domingo, cuando arrasaron de un extremos a otro de la ría, como también a una y otra orilla del río.

En Pontecesures, como se avanzaba ya el domingo, en cuanto finalizó el escrutinio, el PP mejoró sus resultados de 2012. Logró 825 apoyos, frente a los 285 de En Marea, los 200 recibidos por el PSOE o los 124 pescados por el BNG tras perder cinco puntos porcentuales respecto a 2012.

En Catoira, sin miedo a los vikingos, la gaviota también demostró su poderío, de ahí que el PP lograra 815 sufragios -el 42% de los votos emitidos-, que es casi el doble de las 424 papeletas pescadas por el PSOE, que en este municipio relegó a En Marea (389) a la tercera posición. El BNG aumentó el número de votos, hasta los 230.

En Valga, municipio que también se deja bañar por el Ulla, el PP metió en la bodega de su barco el 62% de los votos (2.067 sufragios), dejando que se perdieran en el horizonte las estelas de En Marea (480), PSOE (424) y BNG (201).

Faro de Vigo

En Pontecesures se retiraron 4 nidos de velutina.

La Xunta retiró este año en O Salnés y Baixo Ulla un centenar de nidos de velutina.

Los apicultores están desesperados por los daños que la avispa velutina causa en sus colmenares, donde devora sin piedad colonias enteras de abejas. Los habitantes de zonas rurales, preocupados por la posibilidad de encontrarse en el rincón más insospechado un nido de este animal, que se ha convertido en una auténtica plaga. Y los servicios de emergencias, desbordados por decenas de llamadas ocasionadas por la velutina. La situación en O Salnés se ha complicado, y mucho, este verano. Según los datos de la Xunta de Galicia, en la orilla sur de la ría de Arousa (desde Valga a O Grove, incluyendo también en este cómputo las tierras de Sanxenxo) se han retirado en lo que va de año 91 nidos de avispa asiática.

Pongamos esta cifra en perspectiva. La Consellería do Medio Rural indica que, en el conjunto de Galicia, se han neutralizado 3.354 nidos de avispa velutina a lo largo del presente año. En O Salnés y el Baixo Ulla son, como ya hemos señalado, cerca de un centenar. Una cifra que supera con creces los 39 nidos eliminados de la zona de O Barbanza en el mismo período de tiempo.El dato permite intuir las dimensiones de un problema que, recuerdan todos los implicados, va más allá de la producción de miel. Este tipo de avispas se alimentan de abejas y otros insectos polinizadores que resultan fundamentales para la supervivencia de todo tipo de plantas y frutos. Por esa razón, la guerra contra esta especie invasora de nuestros ecosistemas se libra con todas las armas posibles.

La Voz de Galicia

SERVIZO MUNICIPAL DE RECOLLIDA PORTA A PORTA DE APARELLOS ELECTR?NICOS E ESCOMBROS DE PEQUENAS OBRAS DOM?STICAS.

RAEE

Infórmase que o Concello de Pontecesures ven de asinar u convenio de colaboración coa Mancomunidade de Concellos da Serra do Barbanza para a execución compartida do servizo de xestión de residuos de aparellos eléctricos e electrónicos (RAEE) e escombros de pequeñas obras domésticas.

A recollida efectuarase sempre o 1º xoves de cada mes. Calquer veciño que desexe que pasen polo seu domicilio a recoller ou ben RAEE ou escombros domésticos (pequenas cantidades de obras domésticas) deberá chamar ás oficinas municipais do concello ao teléfono 986 557 125  e indicar os seus datos (nome, DNI, dirección de recollida e tipo de residuos (RAEE ou escombros)). Posteriormente, cada primeiro xoves de mes, pasarán operarios do servizo de recollida para proceder á retirada dos devanditos residuos dos domicilios que o soliciten.

Así mesmo, recordase que os RAEE non poden ser depositados na rúa.

O SERVIZO COMEZARÁ A FUNCIONAR REGULARMENTE O XOVES 1 DE SETEMBRO, PERO, FARÁSE UNHA PRIMEIRA RECOLLIDA PARA PO?ER EN MARCHA ESTE SERVIZO O XOVES 25 DE AGOSTO.

El espíritu del «Nunca Máis» se instaura en los montes.

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002, tras la llegada de ingentes cantidades de chapapote a la costa gallega debido al hundimiento del petrolero «Prestige» los ciudadanos se unieron para colaborar en la limpieza y acuñaron aquello del «Nunca Máis», como aviso a navegantes y a modo de ruego, para evitar tragedias similares. El eslogan se repitió con fuerza en los incendios de 2006 y ahora vuelve a escucharse, pues la sociedad está alarmada al ver cómo arde el monte otra vez. Muchos tratan de colaborar en la extinción, pero también pueden hacerlo alertando en caso de ver fuego o denunciando a los pirómanos.

En 2002, cuando se hundió el «Prestige», el fenómeno de las redes sociales no estaba tan presente en el día a día como lo está en la actualidad. Y aún así a raíz de aquel desastre ecológico los ciudadanos se unieron y colaboraron intensamente.

Ni que decir tiene que ahora, cuando las nuevas tecnologías están plenamente implantadas y todo el mundo tiene un móvil en su mano o su bolsillo, hablar de los incendios forestales que asolan Galicia resulta mucho más sencillo, y conocer su evolución es posible en tiempo real.

Escenas de rabia

Por eso el espíritu del «Nunca Máis» vuelve a estar presente, ahora en los montes, al igual que lo está la solidaridad entre los ciudadanos, sobre todo entre los directamente afectados por las llamas o su cercanía.

Los fuegos registrados en lo que va de mes permitieron ver las mismas caras de desesperación, impotencia y rabia que se vieron tras la llegada del chapapote a la costa o durante la oleada de incendios de 2006.

Al igual que se repiten las escenas de personas luchando contra la adversidad sin apenas medios para ello, en este caso provistas de mangueras de las que apenas fluye agua, ramas que arrancan a los árboles o arbustos para golpear las llamas y pañuelos o camisetas con los que tapan la boca como si fueran mascarillas.

Vecinos intoxicados por el humo, exhaustos después de enfrentarse a las llamas -a veces además bajo un sol de justicia-, atendidos por padecer crisis de ansiedad al ver que pueden perderlo todo en cuestión de minutos o personas heridas, con pequeños cortes o contusiones, constituyen el parte médico de esta nueva lucha contra los incendios y los terroristas que se ocupan de provocarlos.

Desde Castroagudín (Vilagarcía) a Setecoros (Valga), pasando por Dimo (Catoira), Meaño, Rianxo, Ribadumia, Cambados, O Grove, Pontecesures, Meis y tantos otros lugares de O Salnés, Ullán y Barbanza los arousanos intentan cerrar filas contra esta lacra que no solo puede provocar muertes y que arrasa montes y zonas de cultivo, sino que también constituye un perjuicio enorme para el bienestar de las futuras generaciones.

Todo esto justifica la colaboración de los vecinos en la lucha contra las llamas.

Una ayuda que puede prestarse no solo atacando el fuego o brindando apoyo a los profesionales que lo hacen, sino también telefoneando al 085 o al 112 para alertar de cualquier incendio o bien informando a las fuerzas de seguridad sobre cualquier indicio que permita identificar, localizar, detener y castigar a los pirómanos.

Hoy se completa una semana negra para los montes arousanos.

La semana negra de los montes arousanos arrancaba el pasado domingo, cuando los bañistas regresaban a sus casas. Fue al filo de las diez de la noche cuando se declaró un incendio en Leiro (Rianxo) visible desde toda la ría que se extendía de madrugada a lo largo y ancho de 30 hectáreas de superficie arbolada del Monte da Pena, cuyo nombre resultaba más apropiado que nunca.

Esa misma madrugada, mientras los rianxeiros temían por sus casas, se originaban incendios simultáneos en las parroquias de Carreira y Olveira, en el Concello de Ribeira, afectando incluso al Parque Natural de Corrubedo.

Ya el lunes por la tarde, con el monte de Leiro aún humeante y las llamas de Ribeira en pleno desarrollo, daba comienzo un fuego en Saiar (Caldas) que avivado por el fuerte viento inmediatamente avanzaba por la parroquia de Cea (Vilagarcía) y que ya no se controlaría hasta las 9.00 horas del miércoles, llevándose por delante 300 hectáreas. Ayer a las 14.10 horas se dio por «extinguido».

Pero el miércoles no cabía tregua alguna, por eso arrancaba el incendio que afectó a los municipios de Porto do Son y Ribeira, en Barbanza, el cual está a estas alturas «estabilizado», permitiendo desactivar la «Situación 2» porque ya no amenaza viviendas. En este caso fueron más de mil las hectáreas quemadas, convirtiéndose por tanto en el fuego más importante. Aunque no el más peligroso, porque también lo fue el declarado el viernes en Dimo (Catoira), el cual se extendió hacia Valga para arrasar alrededor de 49 hectáreas, según los datos de la Xunta.

Y no hay que olvidar que en todos los municipios citados se produjeron otros fuegos de menor entidad, como también sucedió en O Grove, Cambados, Meaño, Pontecesures, Meis, Ribadumia y, en definitiva, en el conjunto de la comarca de O Salnés y el Ullán. Está por ver ahora si este atentado ecológico se queda en esto, en un semana negra, o habrá que lamentar más fuegos en lo que resta de mes, que parece lo más probable.

Faro de Vigo

Los héroes del monte se merecen respeto.

Artículo de Manuel Méndez

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El atentado ecológico que sufre Galicia a modo de incendios forestales, en su práctica totalidad intencionados, está movilizando a centenares de efectivos de diferentes cuerpos, servicios o instituciones que se juegan la vida para salvar el monte y proteger a los demás.

Unos visten de amarillo, otros de verde, algunos de rojo, los hay de naranja, de azul… Queda claro de este modo que se trata de efectivos dependientes de la Consellería do Medio Rural, miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Bomberos, policías, integrantes de agrupaciones de Protección Civil o de servicios municipales o supramunicipales de emergencias.

¡Pero qué importa el color! Lo que de verdad debe interesar es que esos hombres y mujeres se esfuerzan y se arriesgan, aunque a veces no se les valore cómo se merecen.

Estos días, cuando de repente se detectan decenas de focos simultáneos, los diferentes servicios pueden verse desbordados, es cierto. Puede que no siempre lleguen inmediatamente allí donde se les reclama. O quizás no cumplan con las expectativas que tienen los vecinos en un momento puntual, ya que cuando las llamas están cerca de la casa de uno el tiempo es más de oro que nunca y cada minuto que pasa parece una eternidad.

Pero a pesar de los posibles errores o fallos de coordinación, que pueden producirse y de hecho se producen, como en cualquier profesión, los equipos de emergencias están salvando cientos de vidas y miles, decenas de miles de hectáreas de monte.

¿Qué pasaría si los brigadistas no estuvieran ahí para responder a la actitud de los pirómanos? ¿Qué sería de Galicia sin los apagafuegos que día y noche combaten las llamas?

Esas son algunas de las reflexiones que deberían hacer aquellos que no dudan en criticar sistemáticamente a los equipos de emergencias y/o extinción. ¿Que hay efectivos que dejan mucho que desear?, pues puede que si, como en cualquier empresa o familia puede haber un empleado inepto o un hijo que se convierte en la oveja negra.

En lo que hay que pensar es en el respeto que se merecen esos profesionales que hacen turnos interminables y que pasan noches enteras sin dormir para frenar tanto grandes incendios como pequeños conatos, los cuales, por cierto, muchas veces se quedan solo en eso, en conatos, gracias al papel de estos profesionales.

Para animar a esta reflexión pueden ponerse algunos ejemplos prácticos. El jueves, sin ir más lejos, alrededor de cincuenta militares estaban sentados hidratándose y comiendo unos bocadillos. Cuando iban a ser fotografiados para FARO uno de ellos manifestó: «No, fotos así no, por favor, que después la gente dice que no hacemos nada y que estamos aquí para pasar el rato».

Pero claro, esos cincuenta militares acababan de sentarse sobre piedras y en el suelo después de una noche de locura tratando de controlar el fuego en la sierra de Barbanza. Se sentaron, destrozados por el cansancio, solo cuando les llegó el relevo, con la intención de reponer fuerzas y reincorporarse a las labores de extinción.

Días antes un grupo de vecinos se burlaba directamente de una cuadrilla de forestales de la Xunta que durante el control de un fuego permanecía en una pista forestal observando las llamas.

Aparentemente sus miembros no hacían nada, pero de pronto activaron las mangueras y empezaron a apagar el fuego que había prendido en un alcornoque.

Entre risas uno de los vecinos espetó: «Mira, mira, dejan quemar el monte y nuestras casas, pero apagan ese árbol porque es una especie protegida».

Lo que quizás no sabía ese hombre es que estaban dejando arder aquel matorral porque el fuego moriría allí, en la estrecha carretera, y tratar de apagarlo suponía malgastar tiempo, recursos y esfuerzos. Sin embargo al prender la llama en el alcornoque había que actuar, ya que de lo contrario el fuego cruzaría el vial y se extendería por el monte arbolado del otro lado, donde estaban las viviendas. Los agentes forestales siguieron a lo suyo, sin hacer caso a las burlas.

En otro incendio, y esto resulta más preocupante aún, un vecino aseguraba haber visto a un miembro de los equipos de extinción prender fuego al monte. Lo que no sabía es que se trataba de una maniobra de los militares consistente en provocar una hoguera controlada para crear una zona de seguridad -tierra quemada- y evitar el avance de las llamas que se acercan descontroladas.

Hay otros muchos ejemplos de la batalla que se está librando en los montes y de la política de taberna que desacredita a los equipos de extinción mediante comentarios injustos y muchas veces ridículos.

De ahí que quizás sea preciso felicitar a todos esos hombres y mujeres que se convierten estos días en héroes del monte. Puede que sea el momento de pedir un poco de respeto y sentido común a quienes amparándose en el populismo y la demagogia o avalados por la ignorancia no dudan en atacar sin reparos ni criterio a los brigadistas.

Faro de Vigo