Cerámica Celta, la aventura cesureña en la que se enrolaron los grandes talentos artísticos de Galicia.

Castelao fue una de las muchas figuras que colaboraron en un proyecto que pretendía contribuir a sentar las bases de una iconografía gallega; ayer se ahondó en la historia de aquel proyecto que cumple cien años, como el Concello de Pontecesures

Cien años atrás, mientras se fraguaba su nacimiento como Concello independiente, Pontecesures era una localidad vibrante. Tenía puerto, tenía tren y tenía, también, una burguesía culta e inquieta, dispuesta siempre a apostar por el progreso. Aquella efervescencia intelectual, cultural e industrial se tradujo en la celebración de la primera feria del automóvil de ocasión, en el nacimiento de sociedades o en la creación de la que Borobó llamaría la «universidad artística de Galicia», la Cerámica Celta. De esta empresa vanguardista se habló ayer en Pontecesures, en la primera tertulia organizada por el Concello para celebrar el centenario de la independencia municipal.

La Cerámica Celta nació como Cerámica Artística en la mente de Eugenio Escuredo, un emprendedor incansable que, poco tiempo después de haber hecho realidad el proyecto, decidió abandonarlo para irse a comerciar con maderas exóticas. Comentó sus planes, como solía hacerlo, en la tertulia de Casa Castaño, donde se reunía con sus amigos: el médico, otros industriales e intelectuales de la localidad… Todos, «personas que nunca se cansaban de plantear ideas y proyectos», según relata Fina Diéguez. Ella es la nieta de Ramón Diéguez, el hombre que iba a tomar el relevo de aquel proyecto artístico que pasaría a ser rebautizado como Cerámica Celta.

«Se llama Cerámica Celta por lo mismo que el Celta de Vigo se llama así, o la ‘tortilla celta’ de Casa Castaño. En las primeras décadas del siglo XX había una inquietud, una afán por la reconstrucción de la identidad de Galicia, un sentimiento de pertenencia a la nación celta, y por eso se eligió ese nombre», explica Fina Diéguez. Relata que su abuelo era un hombre formado, que empezó Farmacia y Químicas, pero que después se fue aprender cómo funcionaban las fábricas de cerámica por España adelante. «Cuando volvió aquí montó los hornos de las Caleras del Ulla; también era fabricante de la piedra Pote [una piedra que no podía faltar en ninguna casa, ya que se usaba para limpiar las cocinas de hierro] y llegó a crear en Catoira una fábrica de tubos de gres», señala su nieta.

Diéguez era un empresario inquieto, está claro. Y también comprometido. «O máis interesante deste home é que empezou a facer en cerámica iconografía galega. Todas as nacións teñen a súa iconografía propia, o seu propio código visual», explica el presidente de la Fundación CastelaoMiguel Anxo Seixas Seoane. Para ello contó con la ayuda de los grandes artistas de su tiempo —Castelao, Asorey, Bonome, Maside, Sobrino, Torres…— que supieron ver en aquella aventura cesureña una oportunidad de divulgar su trabajo, su obra, su forma de ver Galicia.

«Las colaboraciones de todos aquellos artistas eran completamente altruistas, desinteresadas. Sabemos que Asorey decía que se sentía pagado por la trascendencia que cogió en barro su obra O Tesouro, porque así entró en muchísimos hogares», recuerda Fina Diéguez. Y la divulgación, la difusión de la cultura, la democratización de la belleza y del arte eran denominadores comunes a todos aquellos creadores que en muchos casos «llegaban en el tren de Santiago, iban a la cerámica, paraban después en la tertulia de Castaño y de vuelta al tren», señala Fina Diéguez.

Aquel proyecto era «un experimento». «Tenía una base industrial y artística, pero funcionaba por afinidades y relaciones de amistad… Alguien tenía un boceto y decían, ‘vamos a pasarlo a bulto redondo’. Era otro tiempo, otra vida que hoy parece impensable. Yo creo también que este proyecto era como un juguete para todos; ninguno vivía de esto, a mi abuelo de hecho le costaba dinero la Cerámica Celta. Podía mantenerla porque tenía la cal, la piedra Pote y el gres», contaba la representante de la Fundación Herederos de Ramón Diéguez.

Castelao llegó a la que iba a ser bautizada como universidad artística de Galicia de mano de Víctor García, el médico de Pontecesures. Habían coincidido estudiando Medicina y, sobre la sensibilidad artística que ambos poseían, fue creciendo su amistad. García iba a ser otro de los colaboradores de la Cerámica Celta, sobre todo en aquellos primeros años luminosos y dinámicos, que se vieron interrumpidos, como todo en este país, por el golpe de estado de 1936 y la Guerra Civil. Fueron años de sangre y fuego tras los cuales arrancó una «longa noite de pedra». «La Cerámica Celta seguía trabajando, pero en la posguerra no estaban las familias para comprar cerámica… Había que comer, vestir y salir adelante», explica Fina Diéguez. Las ventas bajaron y su propietario también tuvo que mantener un perfil bajo: quienes habían protagonizado las tertulias de Casa Castaño, quienes habían mantenido una relación entusiasta con figuras como Castelao, se vieron obligados a ser discretos, a hacerse casi invisibles para sortear la feroz represión.

«Mi abuelo podría haberse ido. Pero cómo se iba a ir… Qué iba a ser de toda la gente que trabajaba en sus empresas», razona Fina. Ella, en su intervención de anoche, quiso recordar a todas aquellas personas que trabajaron en la factoría. «Manos muy hábiles que trabajaron en la cerámica y que fueron tan importantes como los autores gallegos». Se refiere a torneros, a moldeadores, decoradores… En esa nómina de recuerdos no podían faltar Antonio Fabeiro, Pepe Llerena, Carlos Bóveda, José Jamardo, Concha Vázquez, Oria Moreno…

Artistas y artesanos, convocados alrededor de la figura de Ramón Diéguez, dieron forma a una cerámica vidriada y en cuya decoración se utilizan unos colores muy característicos que llenan diseños que en algunos casos tenían el sello de Castelao, como la abstracción que el de Rianxo hizo del manteo gallego, o de la flor de la camelia…

La Cerámica Celta atraviesa en los últimos años una nueva etapa. Los herederos de Ramón Diéguez han restaurado la nave de la cerámica, han adaptado las paletas de colores, han catalogado los moldes originales, han hecho otros nuevos con nuevos materiales, han recopilado piezas e historias, y se han dedicado a la divulgación cultural para evitar que el pasado caiga en un olvido del que no pueda volver. 

El acto celebrado ayer en la biblioteca de Pontecesures, y en el que además de Fina Diéguez y de Miguel Anxo Seixas participaron también Alejandro Palicio y Elena Vidal, contribuye también a traer al presente la historia de uno de los proyectos artísticos y culturales más originales desarrollados en Galicia y que cumple, como Pontecesures, cien años.

La Voz de Galicia

Subastan 33 inmuebles en el centro de Pontecesures por una deuda de la promotora.

Subastan 33 inmuebles en el centro de Pontecesures por una deuda de la promotora
Edificio situado en la calle Bóveda.

El estallido de la burbuja inmobiliaria sigue teniendo consecuencias a día de hoy en forma de reclamaciones de deudas y subastas de bienes inmuebles. El Juzgado de Caldas tramita un procedimiento de ejecución hipotecaria —instada por la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), conocida comúnmente como el banco malo— contra una promotora inmobiliaria cesureña a la que reclama 4.263.475 euros por una deuda principal y los intereses vencidos, más 1.279.000 euros presupuestados para intereses y costas de la ejecución.

En concreto, salen a subasta pública hasta un total de 33 inmuebles, entre locales y viviendas, situadas en un céntrico edificio de la Rúa Carlos Bóveda, en el casco urbano cesureño y cerca de la estación de tren, y que oscilan entre los 129.030 y 71.315 euros. Trece de las viviendas se encuentran actualmente ocupadas y el juzgado resolvió a través de un auto que los arrendatarios de siete de los pisos tendrán derecho a permanecer en las viviendas, mientras que los seis restantes deberán abandonarlos.

El proceso ya está abierto a través del Portal de la Agencia Estatal del Boletín Oficial del Estado (BOE) y se admiten ofertas de los interesados hasta el 13 de febrero de 2025. No existe una puja mínima, aunque es necesario entregar en concepto de fianza un depósito, que se fija en un 5% de la tasación del inmueble. Asimismo, solo se permiten pujas electrónicas por lo que los interesados deberán estar dados de alta como usuarios del sistema a través de la firma electrónica para que en todo caso exista una plena identificación de los licitadores. La subasta no se cerrará hasta transcurrida una hora desde la realización de la última puja, siempre que ésta fuera superior a la mejor realizada hasta ese momento, aunque ello conlleve la ampliación del plazo inicial.

En concreto, se trata de 32 viviendas y un local de 127 metros  cuadrados, situado en la planta baja del edificio y tasado en 129.030 euros. En cuanto a los inmuebles destinados a vivienda, van desde los 50 metros cuadrados —en planta bajo cubierta y que cuenta con plaza de garaje— hasta los 91 metros cuadrados, tasada en 122.344 euros y que también cuenta con plaza de garaje. Otros de los inmuebles cuentan, además de plaza de garaje, con trastero asignado y no se dan detalles sobre la distribución interior.

Diario de Arousa

Pontecesures revive la historia de Castelao y Cerámica Celta.

Preparan nuevos actos con los que conmemorar el centenario de su constitución como ayuntamiento

Habrá una charla con Maite Tocino, Fina Diéguez y Miguel Anxo Seixas.

La vieja nave de Cerámica Celta, en Pontecesures.
La vieja nave de Cerámica Celta, en Pontecesures. 

El insigne escritor, dibujante y galeguista rianxeiro Alfonso Daniel Rodríguez Castelao será uno de los protagonistas de los actos conmemorativos del centenario de Pontecesures como ayuntamiento.

Más concretamente, la localidad ribereña abordará propuestas socioculturales que, por ejemplo, permitirán determinar su vinculación con una histórica empresa de la localidad, como es Cerámica Celta.

Hace tres semanas ya se avanzó en FARO DE VIGO que el gobierno de la nacionalista Maite Tocino y el socialista Roque Araújo trabajaba en el diseño de una amplia programación.

Y la primera de las propuestas anunciadas era el Certamen Literario de Relato Curto Oria Moreno, con el que rendir homenaje a la pintora, maestra y ceramista que da nombre al certamen, conocida por su papel como encargada de colorear y retirar las piezas del taller de Cerámica Celta.

Como también por haber sido la autora del óleo conmemorativo de la I Feira do Automóvil de Ocasión de Pontecesures, en 1925.

Desde el ejecutivo se hacía constar entonces que se trata de «una de las representantes de la vida artística y cultural de nuestra villa», además de ser una embajadora del «trabajo anónimo de muchas mujeres que realizaron trabajos de decoración en Cerámica Celta».

Ahora el Concello de Pontecesures añade que su centenario es buen momento para rendir homenaje a una «iniciativa próspera y emergente» como la que supuso Cerámica Celta cuando se propuso elaborar sus artículos «con identidad propia, fuerte y con proyección, siguiendo las nuevas tendencias y avances técnicos».

Un proyecto empresarial «que supuso un escaparate para la cultura gallega que tenía como máximo valor la recuperación del patrimonio cultural gracias a artistas jóvenes y consagrados como Maside, Acuña, Bonome, Sobrino, Torres, Sexto» y el citado Castelao, quien «se implicó artística y personalmente en el proyecto ceramista».

Pontecesures divulga la relación entre Castelao y Cerámica Celta
La alcaldesa de Pontecesures. 

Esa relación entre Castelao y Cerámica Celta centrará el primer coloquio del programa «100 anos Pontecesures. Anacos da historia», en el que participarán la alcaldesa, Maite Tocino; la nieta del impulsor ceramista Ramón Diéguez, Fina Diéguez; el presidente de la Fundación Castelao, Miguel Anxo Seixas Seoane; el investigador de las fábricas de cerámica y las «telleiras» Alejandro F. Palicio; y la artista local Elena Vidal.

Una propuesta a desplegar el día 31 desde las 20.00 horas, en la Biblioteca Municipal, en la que se pondrá de manifiesto «que fue el médico Víctor García quien puso en contacto a Castelao con Ramón Diéguez Carlés», propietario y director de la Cerámica Celta de Pontecesures desde 1926, cuando fusionó Caleras del Ulla con Cerámica Artística Gallega, además de haber sido presidente de la Sociedad Deportiva Ulla y alcalde de Pontecesures desde el 25 de abril hasta el 5 de junio de 1931.

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Falleció en septiembre de 1968 y coincidió con Castelao estudiando Medicina y «compartiendo charlas en la conocida casa de comidas Casa Castaño», explican en el ejecutivo.

Implicación directa

Fue así como Castelao «pasó a tener una implicación directa y personal en Cerámica Celta, dibujando y aconsejando a los jóvenes artesanos, e incluso modelando con sus propias manos la pieza llamada ‘O Cabrito’, además de hacer numerosos diseños».

Lo que pretende el Concello es «aprovechar el año del autor de Rianxo, el 75 aniversario de su fallecimiento y el centenario de Pontecesures» para «poner en valor la historia de nuestra villa y que sea motivo de orgullo para todos», esgrime la alcaldesa.

Imagen antigua de Pontecesures en la que se aprecian la villa, el río, Nestlé y, en la parte baja de la foto, el terreno que ocupabala fábrica de Caleras del Ulla.
Imagen antigua de Pontecesures en la que se aprecian la villa, el río, Nestlé y, en la parte baja de la foto, el terreno que ocupabala fábrica de Caleras del Ulla.

Al mismo tiempo, anuncia para el 1 de febrero un taller de artes plásticas para que los pontecesureños puedan «conectar con su creatividad».

Estará igualmente vinculado a la historia da Cerámica Celta y la obra de los artistas que participaron en esa empresa «inspirándonos con sus creaciones».

Caleras del Ulla

Buen momento para recordar que hace poco más de un siglo nacía Caleras del Ulla, una fábrica de cal que fue el germen de Cerámicas Celta.

Fue en 1923 cuando Ramón Diéguez Carlés puso en marcha esa calera que se situaba en la zona de Porto, a orillas del Ulla y a escasos metros del lugar que, en 1939, ocuparía la fábrica de Nestlé.

Según cuentan en la asociación cultural Os Penoucos en su proyecto «Obaixoulla.gal: Patrimonio, territorio e paisaxes», la solicitud de licencia de construcción de la fábrica hacía alusión a la puesta en marcha de dos hornos, uno de cocción de baldosa y artículos análogos y otro para calcinar cuarzo pedernal y carbonato cálcico.

La materia prima llegaba en naves que descargaban inicialmente en el puerto de Cesures (Pontecesures), hasta que posteriormente se construyó un pequeño embarcadero de piedra más próximo a la fábrica y sus hornos.

Una foto de los años cincuenta en la que se aprecian Nestlé y el puerto en el que se cargaban y descargaban mercancías.
Una foto de los años cincuenta en la que se aprecian Nestlé y el puerto en el que se cargaban y descargaban mercancías. 

El promotor quería acelerar y facilitar así la descarga de las piedras calcáreas y de los materiales necesarios en el proceso de calcinación.

Novo y Sierra

En Obaixoulla.gal se resalta también que en aquella época ya estaba en funcionamiento la Cerámica de Campaña, en el municipio vecino de Valga, conocida con el paso del tiempo como Novo y Sierra.

En 1925, «apenas dos años después de abrir la Cerámica de Campaña, el empresario Eugenio Escuredo Lastra puso en funcionamiento en el lugar de O Cantiño –en el llamado Camiño de San Xulián–, un taller de cerámica artística inspirado en el modelo que había conocido en Sargadelos, y al que iba a llamar Cerámica Artística Gallega».

Al parecer «contrató a un artesano portugués y entró en contacto con el artista Francisco Asorey, que realizó los diseños de los primeros moldes que salieron de esta cerámica: ‘Os tesouros’, el ‘Pórtico da Gloria’‘A Naiciña’ y el ‘Sepulcro del Apóstol».

Según Os Penoucos, entidad creada en el Concello de Valga en 2006 para contribuir a la difusión de la cultura y la lengua gallegas a partir de la promoción y preservación de los valores patrimoniales del Baixo Ulla, las primeras producciones llegaron a venderse en Inglaterra, Cuba y Argentina.

Pero «la calidad del barro empleado era baja para ese tipo de cerámica», por lo que «Escuredo abandonó la experiencia y, en 1927, vendió los moldes de las figuras al industrial Ramón Diéguez Carlés, que trasladó la producción del taller de cerámica a las instalaciones de la Calera del Ulla, fundando allí, ese mismo año, Cerámica Celta».

La historia continuó forjándose cuando Ramón Diéguez, «decidió emplear el barro de sus minas de feldespato de Valga e introducir la técnica del vidriado en las piezas que había heredado de Cerámica Artística Gallega, dándoles un nuevo impulso».

Así las cosas, «además de seguir contando con la colaboración de Asorey, contrató a un artesano de Buño», mientras que «el médico Víctor García García-Lozano, un gran entusiasta de la cerámica, introdujo a su colega Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en el taller», siendo el insigne artista rianxeiro el que más se interesó por la cerámica de Diéguez y el que más influyó en ella.

Como ahora apunta el Concello de Pontecesures, el rianxeiro «preparó numerosos diseños y bocetos que servirían de guía para la realización de piezas como ‘A Cabuxiña’, inspirada en una obra del alemán Willy Züguel», resalta Os Penoucos.

Para añadir que «Francisco Asorey, José María Acuña, Carlos Maside, Santiago Bonone, Carlos Sobrino, Manuel Torres y Carlos Bóveda aportaron también sus diseños a Cerámica Celta», donde «se elaboró durante casi cuarenta años –hasta 1963– una artesanía ligada a la naturaleza».

Faro de Vigo

Cien años de Caleras del Ulla, una de las empresas hitóricas a orillas del río.

Se cumplen cien años de una industria vinculada a Francisco Asorey, Castelao, Escuredo, Cerámica Celta y Sargadelos

Una foto de los años cincuenta en la que se aprecian Nestlé y el puerto en el que se cargaban y descargaban mercancías.

La asociación cultural Os Penoucos lanzaba en 2019 un ambicioso proyecto con el que mostrar, inventariar y tratar de preservar elementos patrimoniales, naturales y paisajísticos de los Ayuntamientos de Catoira, Dodro, Padrón, Pontecesures, Rianxo y Valga.

Se conoce como «Obaixoulla.gal:Patrimonio, territorio e paisaxes», y se centra en hórreos, cruceros de piedra, fuentes, lavaderos, iglesias, capillas, molinos, antiguas industrias y todo tipo de elementos (hasta completar unos 3.000) con los que completa un álbum digital de indudable valor etnográfico.

Todos esos elementos aparecen documentados, clasificados y geolocalizados con mapas libres y lo mejor de todo es que ese catálogo digital está al alcance de todos enla web «obaixoulla.gal».

Una herramienta con la que redescubrir la historia del curso bajo del Ulla, y constatar, por ejemplo, que se cumplen cien años desde el nacimiento de Caleras del Ulla, una fábrica de cal que fue el germen de una marca que se hizo tan popular como Cerámica Celta.

Os Penoucos se encarga de recordar que fue en 1923 cuando Ramón Diéguez Carlés puso en marcha esa calera que se situaba en la zona de Porto, a orillas del Ulla y a escasos metros que, en 1939, ocuparía la fábrica de Nestlé.

Según el relato que refresca esta historia, la solicitud de licencia de construcción de la fábrica hacía alusión a la puesta en marcha de dos hornos, uno de cocción de baldosa y artículos análogos y otro para calcinar cuarzo pedernal y carbonato cálcico.

Esto lleva a Os Penoucos a aclarar que aquel proyecto de aquella calera del Ulla iba a ser el embrión de la futura Cerámica Celta.

No sin antes incidir en que «la materia prima era, posiblemente, de procedencia asturiana, y llegaba en naves que descargaban inicialmente en el puerto de Cesures» hasta que posteriormente se construyó un pequeño embarcadero de piedra más próximo a la fábrica y sus hornos.

Fue a instancia del propio promotor de la obra, que de este modo quería acelerar y facilitar la descarga de las piedras calcáreas y de los materiales necesarios en el proceso de calcinación.

Las mismas fuentes señalan que la cal producida «se utilizaba en la construcción y para abonar» los campos de cultivo, vendiéndose tanto allí mismo como en diferentes municipios del entorno y en las ciudades de Vigo y Pontevedra, a las que llegaba el producto por vía marítima.

El mismo medio de transporte que tanta importancia tuvo en los orígenes de Pontecesures y empleaba, en el mismo puerto, Nestlé, después de que en febrero de 1938 se constituyera Industria Lechera Peninsular S.A. (Ilepsa), y el 16 de agosto de 1939 inauguraba su planta de leche condensada.

A escasos metros de La Calera, la compañía láctea también se aprovechó de su estratégica sutuación a orillas del Ulla para cargar y descargar la madera necesaria para las calderas, la hojalata usada en los envases originales de la marca y los productos ya terminados.

Todo ello trasladado en viejos galeones de vela hacia o desde Vilagarcía de Arousa, «donde amarraban los buques de mayor tonelaje y se hacían los transbordos»

Asé se explica también en «obaixoulla.gal» al aludir en su catálogo digital a esa fábrica «pionera en la recogida de leche en el campo gallego» que desde 1978 produce en Pontecesures la popular marca «La Lechera», hasta entonces exclusiva en su factoría cántabra de La Penilla de Cayón.

Por cierto, que también en este caso hay que hablar de un aniversario (cuatro décadas), pues en 1983 la factoría cesureña se convirtió en la única de Nestlé España dedicada a producir leche condensada.

Pero volviendo al tema central de esta información, como es el funcionamiento, hace cien años, de Caleras del Ulla, y entrando en detalle en las características de esa construcción, «obaixoulla.gal». resalta también que los hornos de calcinación del cuarzo y cocción de baldosas son «unas construcciones troncopiramidales ejecutadas en piedra del país labrada».

Su interior «tiene una sección aproximadamente circular a modo de chimenea, con una capacidad de 50 a 60 metros cúbicos», completándose las instalaciones con dos galpones de planta baja, de 30 metros de largo por 10 metros de ancho.

En aquella misma época, aclaran Os Penoucos, ya estaba en funcionamiento la Cerámica de Campaña, en Valga y conocido con el paso del tiempo como Novo y Sierra.

«Corría el año 1921, cuando el Concello de Valga concedía permiso al empresario vigués Manuel Posada Fernández, asociado a Manuel Otero Bárcenas, también de Vigo, para edificar una casa de labranza, destinada a cocer teja y ladrillo, contigua a un galpón para depósito de maquinaria en el lugar de A Torre en la parroquia de Campaña, matiza «obaixoulla.gal»

«Las primeras instalaciones se completarían en Gándara-Campaña con una finca de secado, un motor de gas pobre para el funcionamiento de la maquinaria para fabricar teja y ladrillo y con una oficina de dirección y administración» añade el proyecto.

Parece ser que la nueva empresa «ya figuraba registrada en 1922 como fábrica de ladrillos, aunque sin finalizar las obras», y en 1923 sus propietarios cederían la industria a «la mercantil pontecesureña Escuredo y Cía, constituída por Eugenio Escuredo Lastra, asociado a los empresarios José Novo Núñez, Salvador Sierra Trasande y José Sierra Martínez, socios de la compañía Novo y Sierra, dedicada al comercio de ultramarinos y coloniales a gran escala, principalmente con América».

La relación de Novo y Sierra con Caleras del Ulla se debe a queen 1925, «apenas dos años después de abrir la Cerámica de Campaña, el empresario Eugenio Escuredo puso en funcionamiento en el lugar de O Cantiño (en el llamado Camiño de San Xulián) un taller de cerámica artística inspirado en el modelo que había conocido en Sargadelos, y al que iba a llamar Cerámica Artística Gallega».

«Obaixoulla.gal» continùa el relato diciendo que «contrató a un artesano portugués y entró en contacto con el artista Francisco Asorey, que realizó los diseños de los primeros moldes que salieron de esta cerámica: Os tesouros, Pórtico da Gloria, A Naiciña y el Sepulcro del Apóstol.

Lasa primeras producciones llegaron a venderse en Inglaterra, Cuba y Argentina. Pero «la calidad del barro empleado era baja para este tipo de cerámica».

Razón por la cual, una vez surgidas las primera dificultades, «Escuredo abandonó la experiencia y en 1927 vendió los moldes de las figurar al industrial Ramón Diéguez Carlés que trasladó la producción de taller de cerámica a las instalaciones de la calera del Ulla, fundando allí en este año la Cerámica Celta.

Una llamativa historia que no termina ahí, sino que llevó a Ramón Diéguez, «preocupado por la calidad» de la materia prima y sacando partido a su preparación, decidió emplear el barro de sus minas de feldespato de Valga e introducir la tcnica del vidriado en las piezas que había heredado de Cerámica Artística Gallega «dándoles un nuevo impulso»,

En el catálogo de Os Penoucos relatan que «además de seguir contando con la colaboración de Asorey, contrató a un artesano de Buño»

Y apostillan que «el médico Víctor García García-Lozano, un gran entusiasta de la cerámica, introdujo a su colega Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en el taller» siendo el insigne artista rianxeiro el que más se interesó por la cerámica de Diéguez y el que más influyó en ella, «preparando numerosos diseños y bocetos que servirían de guía para la realización de piezas como A Cabuxiña, inspirada en una obra del alemán Willy Züguel».

Por si no fuera suficiente, «Francisco Asorey, José María Acuña, Carlos Maside, Santiago Bonone, Carlos Sobrino, Manuel Torres y Carlos Bóveda aportaron también sus diseños a Cerámica Celta»

Industria en la que «se elaboró durante casi 40 años una artesanía ligada a la naturaleza que se llegó a conocer como la Universidad Plástica de Galicia. El taller artístico funcionó entre 1927 y 1963».

En definitiva, que con una herramienta como «obaixoulla.gal» es posible saber más sobre la historia de Pontecesures, Valga, Catoira y demás localidades a partir de todo tipo de elementos que forman parte del recuerdo, incluídas viejas fábricas como Caleras del Ulla.

Faro de Vigo

Pontecesures recibirá 330.101 € para el programa «reconexión peonil, segura e amable do seu núcleo urbano» que tiene un coste total de 366.779 €.

ReacPon es el nombre elegido por la Diputación de Pontevedra para el que será el plan de inversión pública más ambicioso de su historia. La presidenta Carmela Silva (PSOE) y el vicepresidente César Mosquera (BNG) desgranaron ayer una apuesta que surge con la intención de ayudar a municipios de menos de 50.000 habitantes a sacar adelante proyectos importantes, proyectos que deberán servir para «impulsar a economía da provincia, xerar actividade e crear ou manter o emprego despois da pandemia».

En el conjunto de la provincia, el plan de inversiones dará un impulso sustancial a 47 grandes proyectos, que suman una inversión total de 39,1 millones de euros. De ellos 26,3 serán aportados por la Diputación, cuyos dirigentes han mostrado su satisfacción tanto por el grado de participación —de 59 concellos de menos de 50.000 habitantes que tiene la provincia se presentaron 55—, como de la calidad de los mismos —solo cinco proyectos no obtuvieron l apuntación mínima exigida y tres incumplieron las bases—.

En la orilla sur de la ría, ReacPon movilizará casi ocho millones de euros. En los ayuntamientos de la Mancomunidade do Salnés serán 6,5 millones de euros, en cantidades que varían de forma considerable. Por ejemplo, la mayor de las iniciativas previstas se ubica en Vilagarcía de Arousa, donde se destinarán 1,8 millones para reformar el viejo edificio del Liceo y reconvertirlo en biblioteca. Del coste total de la actuación, 1,2 millones serán de fondos ReacPon. También A Illa tiene previsto poner en marcha, en breve, una gran obra: Invertirá 1,5 millones en recuperar O Regueiro «como espazo público de encontro e cohesión social da súa veciñanza»; en este caso, la aportación de la institución provincial es de 384.631 euros, el máximo posible según las bases del ReacPon.

En Sanxenxo se destinarán 1.071.431 euros a reformar el polideportivo de Baltar; la Diputación aportará 803.573 euros. Mientras, O Grove ha presentado el proyecto de humanización de Alexandre Bóveda, que consumirá 999.388 euros; a ese proyecto el organismo provincial destinará 722.864. En Meis se abordará, con algo más de medio millón, la rehabilitación de un centro deportivo, obra que será financiada con 431.558 euros por la institución provincial. Seguimos el recorrido por Vilanova, que presentó un proyecto de 254.485 euros para acondicionar un bajo para archivo municipal; recibirá para ello 190.864 euros de ReacPon. Mientras, Meaño invertirá 450.400 euros en la mejora de eficiencia energética e un pabellón; la Diputación aportará 360.320.

Las cuentas de Arousa se completan mirando al Baixo Ulla. El Concello de Catoira optó a los fondos ReacPon con un proyecto para convertir el viejo ayuntamiento en una Casa das Artes. Supondrá invertir 449.248 euros, 381.861 subvencionados por el programa. Pontecesures destinará 366.779 euros la «reconexión peonil, segura e amable do seu núcleo urbano»; 330.101 euros saldrán de la caja provincial. Valga, por último, construirá con medio millón «unha senda peonil e para bicicletas na contorna da Gándara de Campaña e rehabilitará ambientalmente a zona». Buena parte e la inversión, 425.778 euros, serán aportados por el organismo provincial.

La Voz de Galicia

Exposición antológica de Carlos Bóveda en la Casa de Galicia de Madrid.

 La Casa de Galicia en Madrid rinde un homenaje durante todo el mes de diciembre al pintor de Pontecesures, Carlos Bóveda, con una exposición antológica de su obra, ocho años después de su fallecimiento. La muestra podrá visitarse en las tres Salas hasta el 30 de diciembre, en horario de 10,00 a 14,00 h. y de 16,00 a 20,00 horas. Festivos: de 10,00 a 14,00 horas.

Nacido en 1933, Carlos Bóveda se formó trabajando desde los quince años como decorador en la Cerámica Celta de Pontecesures, por donde pasaron artistas como Asorey, Maside o Castelao. En el año 1948 inició su colaboración como dibujante con los periódicos Faro de Vigo y La Noche, ilustrando artículos y una serie de fragmentos cerámicos y restos arqueológicos hallados al hacer las excavaciones del muelle de Pontecesures.

En 1957 realiza su primera exposición en Padrón. Su pintura representa en estos primeros momentos imágenes de Galicia, realistas y dinámicas.

En el año 1962 emigró a Buenos Aires, donde pasó 40 años hasta su emotivo regreso a Galicia en 2002, con la exposición Reencuentro en Santiago de Compostela.

En Argentina estableció contacto con otros artistas emigrados como Laxeiro, Castro Couso, Geno Díaz y Solla, además de realizar múltiples exposiciones individuales y colectivas y ser miembro de la comisión de la cultura del Centro Lucense de Buenos Aires.

Como autodidacta, Carlos Bóveda destacó por un eterno afán de superación que iba en paralelo a una sobria tranquilidad como pintor, patente en su pintura, cálida y enemiga de las estridencias, donde el color juega un papel fundamental. Galicia, omnipresente en su pintura, fue su musa a los dos lados del Atlántico y fue también cuestión primordial tanto en su obra como en su pensamiento. Bóveda contó la historia de su tierra desde un cariñoso humanismo que daba voz a gentes y paisajes, los grandes protagonistas de sus cuadros. Estos son costumbristas, llenos de marineros, labriegos  labriegas, y disfrutan de un realismo expresivo que huye de las normas pictóricas situándose al margen de los movimientos artísticos propios de la época.