Quejas por ampliar los días de carga y descarga de una calle de Padrón.

El Concello de Padrón fijó de lunes a domingo y un máximo de veinte minutos los días y tiempo de carga y descarga del vado señalizado en la calle Enlace Parque, tras las obras remodelación de la misma. Por un error de la empresa, primero se instaló una señal informando de que la carga y descarga se podía hacer de lunes a viernes, pero ese error ya fue subsanado pegando una etiqueta en la señal y ahora se amplía a todos los días de la semana, tal y como explica el concejal de Tráfico, Andrés Sanmarco.

Al parecer, de acuerdo con el edil, cuando la carga y descarga estaba limitada de lunes a viernes había conductores que estacionaban el vehículo ese día por la noche y no lo retiraban hasta el domingo por la noche, provocando las quejas de vecinos de la calle. Otros, en cambio, lamentan que se haya ampliado el tiempo permitido de lunes a domingo ya que, explican, se pierden entre 2 y 3 plazas de estacionamiento, tan necesarias en domingo.

Sanmarco considera que todos los vados para carga y descarga de la villa deberían estar señalizados de lunes a domingo, sobre todo los de los negocios que reciben mercancía en fin de semana.

La Voz de Galicia

Dos equipos de Padrón juegan un partido de fútbol y recogen alimentos.

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La Sociedad Deportiva Esclavitud se suma este fin de semana y por primera vez a la llamada Operación kilo, en favor de Cáritas Parroquial de Padrón. Con el eslogan Derbi Solidario, esta primera recogida de alimentos solidaria quiere ayudar a pasar una mejor Navidad a las personas que menos tienen.

Así, el próximo domingo se disputará en el campo de fútbol de A Escravitude un partido contra el Club Deportivo Sar. Será a las cuatro y media de la tarde. La recogida de alimentos no perecederos tendrá lugar ese día desde una hora antes de que arranque el partido, en la puerta que da acceso a los aficionados, hasta las seis de la tarde. La entrada para el partido será gratuita. Para los que no puedan asistir y quieran colaborar con esta iniciativa, pueden llevar hoy los alimentos a la sociedad, a partir de las ocho de la tarde.

La Voz de Galicia

La Sociedad Deportiva Esclavitud se suma por primera vez a la ??Operación kilo?

La Sociedad Deportiva Esclavitud se suma por primera vez a la ??Operación kilo? este fin de semana, en favor de Cáritas Parroquial de Padrón. Con un eslogan atractivo ??Derbi Solidario? y con un gran equipo humano esta primera recogida de alimentos solidaria quiere ayudar a pasar una mejor navidad a muchas personas que no lo pasan bien en el día a día.

Operación Kilo EsclavitudEl partido se disputara este domingo 20 de diciembre en el Campo de la Sociedad Deportiva Esclavitud, Novo Campo do Doce, a las 16.30 horas frente al Club Deportivo Sar. En este partido se enfrentan dos equipos del Ayuntamiento de Padrón de ahí que se llama ??Derbi Solidario?, ya que se pretende que sea una fiesta futbolística y solidaria a la vez.

La recogida tendrá lugar el domingo, desde una hora antes de que arranque el partido, en la puerta que da acceso a los aficionados hasta las 18:00 horas. La entrada para este encuentro será gratuita para todos los aficionados que deseen asistir. En la puerta los miembros de la directiva el equipo y voluntarios estarán para recoger los alimentos NO PERECEDEROS de quien desee colaborar en esta causa solidaria y habrá una ??hucha solidaria? para los que no traigan alimentos y quieran colaborar de otra forma, cuyo total recaudado irá a parar a Cáritas.

Además, para los que no puedan asistir al partido y deseen colaborar pueden llevar los productos directamente a las oficinas del Club miércoles o viernes de 20:00 a 22.45 horas. Si hubiera alguna duda el Club pone a disposición de la gente sus redes sociales y su correo electrónico (sdesclavitud@gmail.com) para facilitar información.

El Club desea que sea un éxito la recogida de alimentos, para ello, anima a sus socios y aficionados a que colaboren con esta causa social, esta invitación se amplía a los aficionados del CD Sar y todos los vecinos de Padrón.

Los socios y seguidores del equipo pueden donar alimentos no perecederos como: Azúcar, leche (con la máxima caducidad posible), aceite, pasta, lentejas, garbanzos, dulces y turrones de Navidad, Cacao para el desayuno, embutidos al vacío, latas de conservas o harina entre otros muchos.

La Sociedad Deportiva Esclavitud quiere agradecer a la gente que ya empezó a colaborar con esta iniciativa y dar las gracias por todos los mensajes de apoyo que hemos recibido por parte de patrocinadores y aficionados.

En la parte deportiva un buen partido, con dos equipos que van a más en la clasificación, tercer clasificado frente al décimo. Estando la SD Esclavitud luchando por el ascenso una temporada más.

parte de la directiva de la SD Esclavitud

parte de la directiva de la SD Esclavitud

 

El hombre de confianza de Pontecesures.

José Trasande está a punto de despedirse de la barra del Tele Bar, el local que ha regentado toda una vida.

telebar

Día de ruta de la matanza. Además de los callos, el Tele Bar ofreció costilla y unas empanadillas de pinchos que sabían a gloria.

A Pili, la mujer de Pepe, los callos le salen de rechupete. Los cocina el fin de semana, y el Tele Bar se llena de familias ansiosas de hundir la cuchara en la sabrosa salsa. A la gente, nos cuenta José Trasande desde detrás de la barra, le encanta la tapa. «Moita xente ten pedido a receita para facelos na casa, e sempre se lle dá sen problema… Pero fíxate. Os que a levan, volven e din que os callos non saben igual que os do Tele Bar. Será o cariño ou a man da cociñeira», sentencia este hombre, veterano de la hostelería cesureña y un personaje destacado de la vida en esta pequeña localidad.

A fin de cuentas, Pepe lleva cuarenta años regentando el local situado en la Plazuela. Cuando decidió abandonar su trabajo en Nestlè y adentrarse en el mundo de la hostelería, escogió un local ruinoso del que solo conservó una cosa: el nombre. «Pensamos en chamarlle doutra maneira, pero total todo o mundo ía seguir dicíndolle Tele Bar, porque fora o primeiro bar de Cesures que puxera televisión, así que lle quedou». ?l, que se metió detrás de la barra «por vocación», fue haciendo cambiar su establecimiento al ritmo de los tiempos. En los ochenta, por ejemplo, colocó en la parte de atrás de local, en un lugar apartado de miradas indiscretas, unos sofás. «Foi un éxito. Ás cinco da tarde xa había parellas que viñan coller sitio». Cuando arrancó el negocio, «moito marisco temos cociñado aquí para despois repartir». Y cuando en Pontecesures se hizo fuerte la movida, «faciamos bocadillos e hamburguesas ata as seis da mañá. A esa hora xa parabamos porque ao día seguinte había que volver a abrir». Las noches de fin de año, recuerda, se prolongaban hasta casi el mediodía del día 1 de enero, convertidas en un ir y venir de churros y chocolates. Pepe recuerda aquellos tiempos. «Ata o ano 2000, Pontecesures desbordaba ambiente. Aquí chegou a haber cinco estancos, casas de comidas, e entrando desde a rotonda, todo eran negocios». Luego, el pueblo inició un lento declive que el achaca, sin dudarlo, a la reordenación del tráfico en el eje principal. «Quen condenou a Cesures foi á dirección única». ?l ha expuesto su tesis, una y otra vez, a los sucesivos gobiernos. «¿Que traballo lles custará probar e cambiar o sentido [de circulación] destas rúas. Penso que iso sería bo, e non custaría cartos». Pepe se alporiza un poco cuando habla de este tema. Y no se muerde la lengua ante los actuales inquilinos del consistorio. «Igual berro un pouco con eles, pero non por mal. Coñézoos de toda a vida, ¡se se criaron aquí!», dice haciendo un gesto que abarca la Plazuela.

En medio de los niños que crecieron en ese entorno, los cuatro hijos de Pepe y Pilar. Y ahora, sus seis nietos. También Pepe ha crecido, embarcándose en un sinfín de actividades. Fue presidente de la asociación de comerciantes y, durante muchos años, pilar inquebrantable de las comisiones de fiestas. «Todos temos que demostrar a nosa valía e, se podemos, botar unha man». Y él decidió sacar tiempo no se sabe de dónde para «ir pedir porta a porta» para animar las celebraciones cesureñas y organizar saraos capaces de competir hasta con la Pascua de Padrón. Por eso, el Tele Bar no falló cuando se organizó la ruta de la lamprea. «Agotamos todo o que tiñamos: as delicias de lamprea, a empanada, a lamprea á bordelesa». Ahora se han sumado a la ruta de tapas de la matanza, aunque quizás con menos entusiasmo «porque non é algo que sexa moi tradicional por aquí».

Pero si hay que hacerlo, se hace. Todo sea por echar un cabo. Pepe piensa seguir así, fiel a ese principio, hasta que llegue la hora de la jubilación. Será «pronto, pronto». ¿Y a qué dedicará el tiempo libre este hostelero vocacional? Asegura que a disfrutar de su familia, que es su tesoro más preciado. Y a viajar. No muy lejos, la verdad: «O primeiro que quero facer é coñecer Galicia». Cuando salga de detrás de la barra, Pepe se llevará con él las confidencias de varias generaciones de cesureños. Están a buen recaudo. «Un camareiro ten que ter algo de psicólogo. Ten que escoitar moito. E, sobre todo, ten que calar».

La Voz de Galicia

Sabor de la matanza en Cesures.

En Pontecesures trabajan sin pausa para que este viernes, en la inauguración de la ruta de tapas elaboradas con productos de la matanza, todo salga a pedir de boca. La iniciativa se traducirá en que, durante todo el fin de semana, 18 establecimientos de la localidad servirán tapas muy otoñales. Cada una de esas raciones costarán dos euros. Y quien pruebe cinco de ellas entrará en el sorteo de una magnífica cesta en la que no faltarán ni los chorizos, ni la cachucha. Como la matanza manda.

La Voz de Galicia

La padronesa Carmen Tarrío, la peixeira más veterana de la plaza de Vilagarcía, repasa la crisis del mercado.

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Lleva más de medio siglo vendiendo pescado fresco a los vilagarcianos. Así que Carmen Tarrío sabe de lo que habla cuando habla de la plaza de abastos, de sus idas y venidas, de sus subidas y -sobre todo- de sus bajadas. Porque la plaza, dice, languidece sin remedio. Olvidémonos por un momento de los martes y los sábados, esos días mágicos en los que el mercado ambulante llena los pasillos de carros y clientes. Si entramos en la plaza un miércoles, uno cualquiera, desde detrás de los puestos todos los ojos se girarán hacia nosotros, tal es la escasez de movimiento.

«Estes son días mortos», confiesa Carmen. Habla con ese gesto de resignación de quien mira al futuro con la sensación «de que non pinta moi bonito». Y eso que en su larga historia como peixeira ha visto de todo. Ha pasado muchos trabajos y ha tenido mucho frío en los sucesivos emplazamientos en los que le ha tocado acomodarse. Ahora, la plaza luce mejor que nunca, con mesados de aluminio e higiénicas instalaciones. Sin embargo, de poco sirven todas esas mejoras los miércoles. Esos días «cada vez valen menos», confiesa Carmen.

Es tan cativo el negocio, que el número de puestos ocupados por el pescado se puede contar con los dedos de una mano. «Sendo as que somos xa nos costa traballo vender algo, se chega a vir máis xente non facíamos nada», sentencia nuestra veterana peixeira. Asegura haberse acostumbrado ya a pasar los miércoles al sol de la plaza, pero algo en su gesto algo dice que no, que esta mujer pertenece a la raza de las luchadoras, de las que no se rinden. Se le nota en la disposición con la que llama a los escasos clientes que cruzan ante su puesto, defendiendo con uñas y dientes su trabajo. Es precisamente la falta de trabajo, la culpable de la desértica estampa. «Aquí xa non queda industria. Sen industria non hai traballo, e sen traballo non hai cartiños para gastar».

Dejamos a Carmen atendiendo a dos jóvenes que visitan la plaza casi por casualidad. Son de Padrón, y tienen la suerte de que una pescantina pare su furgoneta delante de la puerta de su casa. Pero hoy, de visita en la capital Arousana, han decidido detenerse en el viejo mercado para comprar un poco de pescado fresco. «Prefiro collelo na praza que no supermercado. Aquí xa se ve que a calidade é diferente, que todo é produto de garantía. E, de paso, axudamos a esta xente que está a aguantar dos negocios», explica una de las jóvenes clientas. Carmen, que limpia con diligencia el pescado que le han pedido, asiente. Como asentirían todas sus compañeras si estuviesen escuchando.

El milagro de la resistencia

En la plaza, los miércoles, mandan mujeres de edad madura. Veteranas que, como Pilar, rivalizan con Carmen en ser «la más antigua» de la plaza. Ella frisa también el medio siglo de trayectoria. Y ella ve, también, como desde hace unos años, la plaza se ha vaciado. «Solo se salvan los martes y los sábados». ¿Y cómo se sobrevive?, preguntamos. Pilar pone cara de quien es capaz de hacer milagros. «Pois entre semana traemos menos produto. Menos cantidade e menos variedade». Esa queda para el fin de semana, cuando la plaza se convierte en un festival en el que mandan los colores de los mariscos y los pescados la ría.

Un adelanto lo ofrece el bancal de Pescados Celia, que luce coqueto. Tras semejante bodegón marino, la peixeira, otra veterana, reconoce que se esmera a la hora de colocar sus pescados. «Pero de nada vale. Por moi bonito que poñas o escaparate… Nada de nada». «Eu vendo todo peixe da ría, de Ribeira, de Vilaxoán, de Cambados. ? bo peixe, e o bo peixe vai caro. Así que coa crise véndese menos, porque todos intentamos apañarnos como podemos», dice Celia.

Ella acude puntual a su cita con la plaza porque «xa levo moitos anos aquí, e estou a aguantar», esperando paciente hasta que llegue la hora de la jubilación. Sin embargo, las pescantinas más jóvenes se quedan en casa «porque, realmente, vir non compensa».
los problemas Las soluciones

Cara y cruz

La crisis. Sin industria, razona Carmen, no hay trabajo. Sin trabajo, no hay dinero. Y sin dinero, no se vende pescado. «A xente tira máis polos conxelados, e iso que non son moito máis baratos», apunta Pilar. Carmen culpa a esa «comodidade» que aleja a los jóvenes de la plaza.

Una cuestión difícil. No saben muy bien qué se puede hacer. Pero esperan que alguien dé con la fórmula. A fin de cuentas, ¿por qué no va a tener futuro la plaza de Vilagarcía si hay otras, como la de Vilanova, que parecen revivir poco a poco.

La Voz de Galicia