Los cambios en la alta velocidad retocan once trenes entre Vilagarcía y Santiago.

Catoira sigue excluida de los servicios lanzadera entre ambas ciudades

Hasta la más ligera modificación en el siempre intrincado entramado de las frecuencias ferroviarias constituye una excelente oportunidad para introducir cambios de mayor calado. Por lo que respecta a las modificaciones que a partir del día 9 experimentarán los servicios de la alta velocidad que unen Galicia y Madrid, esa ocasión la pintaban calva. Por ejemplo, para comenzar a profundizar en una de las rutas llamadas a albergar, antes o después, un tren de cercanías: la que comunica Santiago y Vilagarcía, avalada por los datos de viajeros, las infraestructuras existentes y el propio sentido común. Renfe, sin embargo, la ha dejado pasar. Los nuevos servicios del AVE y el Avlo, su versión de bajo coste, traerán aparejadas alteraciones en once de los ferrocarriles que recorren las vías entre la capital y el mar de Arousa, pero se trata de meros retoques.

Estos ajustes oscilan entre el retraso de un simple minuto, en el media distancia que hoy parte de Vilagarcía a las 19.58 horas y dentro de una semana lo hará a las 19.59, y los nueve minutos de adelanto que se le aplicarán al regional que realiza el trayecto inverso y zarpa de Compostela a las 16.35, para pasar a hacerlo a las 16.24 horas.

Los cambios de mayor alcance se refieren a la alta velocidad, unos servicios que en absoluto están llamados a funcionar como conexión entre las dos ciudades, pero que, al fin y al cabo, también cubren este papel un par de veces al día. Para la estación de Vilagarcía, el nuevo esquema supone una mala noticia, ya que el Avlo que tomaba su salida a las 6.36 horas desaparece, y la ciudad ha sido excluida de la frecuencia madrugadora del AVE que parte de Vigo a las seis de la mañana. Lo mismo sucede con el último tren directo del día, que todavía hoy viaja entre Madrid y la capital arousana, adonde llega a las 22.34 horas. Será suprimido.

Más allá de esas frecuencias de alta velocidad que desaparecen o son sustituidas por otros horarios, el número de servicios que unen ambas ciudades se mantiene como estaba, con veinte trenes entre Santiago y Vilagarcía en cada uno de los sentidos. Son diez media distancia, ocho regionales y dos trenes lanzadera, que recorren las vías a diario (el cálculo se refiere a las jornadas laborales, de lunes a viernes) en tiempos de viaje que oscilan entre los 21 y los 50 minutos.

El eje ferroviario Santiago-Arousa ganó un millar de pasajeros diarios en dos años

La diferencia entre ellos es importante, por cuanto los media distancia obvian las estaciones de PadrónPontecesures y Catoira, emplean el nuevo trazado del eje atlántico y son más rápidos. La virtualidad de ese cercanías que no acaba de concretarse se sustenta en la otra vía, la pionera de la historia del ferrocarril en Galicia, que sí se detiene en las escalas intermedias. Con una excepción: los denominados servicios lanzadera, que únicamente transitan entre Vilagarcía y Santiago, sin continuar viaje a Vigo o A Coruña. Renfe ha perdido otra oportunidad, la de reforzar su número, que seguirá limitado a dos frecuencias diarias en cada dirección. Y, lo que es peor, continúa dejando al margen a Catoira —una estación clave para la comarca de O Barbanza— por alguna razón que nadie, hasta el momento, ha sido capaz de explicar.

La Voz de Galicia

«No seu momento, Padrón notou a falta de Picusa porque a fábrica era riqueza para o pobo».

PACO RODRÍGUEZ

La vecina Amparo Acosta entró en la peletera en 1956 y, durante cuarenta años, vivió sus buenos y malos tiempos

Coincidiendo con el 150 aniversario de la puesta en marcha de la primera fábrica de curtidos de pieles en A MatanzaPadrón rindió homenaje, de la mano de la Irmandade dos Fillos e Amigos, a la figura de Ignacio Zaragoza Salvadó, fundador de la empresa Picusa. En ella trabajó durante cuarenta años la vecina de Padrón Amparo Acosta Castro, quien entró en la fábrica de muy joven, en 1956, siendo menor de edad. Allí estuvo hasta que Picusa cesó su actividad en 1995, por lo que es historia viva de la peletera, en la que vivió sus buenos y malos tiempos, hasta que en 1997 la adquirió el grupo Cortizo.

Amparo Acosta es natural de Extramundi y decidió emplearse en Picusa en un momento en que las mujeres no trabajan fuera de la casa y menos en fábricas. La mayor parte de su vida laboral la pasó en la sección de acabado y aún hoy se acuerda de su primera paga semanal: «oito pesos e dúas pesetas». Esa era la cantidad para las menores de edad ya que las mayores ganaban, según cuenta, «18 pesos á semana».

Cuando llegó con su primera paga a casa, le dijo a su madre que «era pouquiña cousa, pero ela díxome que era unha fartura» porque eran tiempos, según recuerda, de «verdadeira necesidade». Como ella, muchas mujeres del concello y de su entorno fueron a trabajar a Picusa, de modo que representaban un número importante de la plantilla (esta llegó a ser de 600 personas), aunque en el turno de noche trabajaban solo los hombres, según precisa.

«Se me din cando empecei en Picusa que ía traballar alí 40 anos non sei se o crería», asegura Amparo Acosta en alusión a que su primer puesto fue en la nave de curtición y no le gustó, por lo que reconoce que «custoume adaptarme e mesmo cheguei a pensar para que me metería a traballar aquí» pero, con el cambio de sección, pronto se sintió a gusto, añade. Cuando empezó, iba a pie a la fábrica de A Matanza; después compró una bicicleta, le siguió la motocicleta y, finalmente, acabó desplazándose en coche. La mujer reconoce que trabajar fuera de casa fue en su momento una gran ayuda para la economía familiar. «Foi como se a casa empezase a revivir», señala. No obstante, también tiene muy presente que, además de trabajar en la fábrica, tenía que ayudar en las tareas del campo que se realizaban en aquellos tiempos de modo que habla, por ejemplo, que antes de entrar en su puesto por las tardes «ía pañar un carro de herba a Lestido». 

Además de la fábrica, en la que también trabajó su marido, ya fallecido, y en la que ella ocupó un cargo, aunque le resta importancia, también trabajó de dependienta en la tienda que abrió la empresa y en la que vendía artículos de piel, desde calzado a chaquetas o bolsos. Abría también los sábados y domingos por la mañana, aunque la fábrica no trabajase. «Tiña moita venda», recuerda la vecina.

Rememora, además, el trato que tuvo con el fundador de Picusa, del que señala que era un «home moi agradable e educado, que sempre falaba cando andaba pola fábrica» y que, si tenía que llamarle la atención a alguien, nunca lo hacía en público. «Madrugada e xa andaba polas naves antes de empezar nós a traballar». También conoció a su mujer, hijos y nueras. 

Amparo Acosta también recuerda, especialmente, la fiesta anual que organizaba la empresa con motivo de la festividad de San Bartolomé, con misa y una comida en las instalaciones de la fábrica, además de una verbena con orquestas, en el jardín o en el Paseo del Espolón. «Íamos todas guapas», dice la vecina. Amparo Acosta rememora, además, la época en la que la fábrica perteneció a Rumasa y señala que «por nós sempre cotizou e sempre pagou os salarios». Cuando la adquirió Cortizo, cuenta que ella fue la primera mujer a la que llamó el empresario para trabajar pero estaba recién operada de un ojo y, finalmente, ya no volvió a incorporarse al mercado laboral.

De su etapa en Picusa asegura que «gardo un moi bo recordo; coñecín a moita xente e penso que fun apreciada porque hoxe ando por aí e todo o mundo me fala». Por ello, vivió con tristeza el cese de la actividad de la peletera y asegura que «daquela Padrón notou a falta de Picusa porque era unha riqueza para o pobo», opina.

En la imagen que acompaña esta información, sacada el viernes junto a las naves de Piscusa, Amparo Acosta sujeta una fotografía antigua en la que aparece ella con la bata roja que usaba en la fábrica. 

La Voz de Galicia

Unos 300 vecinos mayores de Padrón participan en la comida del San Xoán do Raio.

El concello ha celebrado hoy su festividad local, que tiene más de 400 años de historia

Alrededor de 300 vecinos mayores de Padrón han participado ayer martes en la comida de confraternidad organizada por el Concello con motivo de la festividad local de San Xoán do Raio. Fiel a la tradición del 6 de mayo, la jornada ha arrancado en el Concello, desde donde ha partido la procesión con la imagen del santo, encabezada por un cuarteto de la Asociación Cultural Rosalía de Castro de Padrón y acompañada por la corporación municipal y por vecinos, en dirección a la iglesia parroquial, para la celebración de la misa solemne. La Coral Val do Sar ha cantad durante el oficio religioso, al que ha seguido el concierto del dúo de acordeones Ad Libitum, en la plaza de Macías y que fue muy aplaudido por el público presente.

La comida de la tercera edad en el Hotel Scala, en la que han participado unas 300 personas, estuvo animada por la música del dúo Sasbrosito. Antes de comenzar el baile, ha habido un sorteo entre los asistentes, de dos cenas para dos personas, una entrada para dos para el balneario de Cuntis y cuatro lotes de vino donados por el restaurante. 

La fiesta continúa por la noche en el Campo del Souto, con la actuación de los grupos V-Roc y UYF’75, este último Unión y Fuerza fundado en 1975 en Padrón y que se vuelve a reunir para celebrar su cincuenta aniversario.

La festividad de San Xoán do Raio de Padrón tiene más de 400 años de historia, de modo que se remonta a un domingo de 1613, cuando un rayo cayó en la iglesia de Santa María de Iria Flavia durante la celebración de una misa. El incidente causó daños materiales, de modo que destrozó una de las torres de la antigua colegiata, pero no hubo heridos y, a iniciativa del Cabildo de Iria, quedó instaurada la festividad de San Xoán do Raio del 6 de mayo.

La Voz de Galicia

El eje ferroviario Santiago-Arousa ganó un millar de pasajeros diarios en dos años. Fuerte incremento de usuarios en Pontecesures.

La estación compostelana consolida su liderazgo en Galicia mientras Vilagarcía supera de nuevo el millón de viajeros

Vaya por delante que el cálculo del flujo ferroviario que comunica Vilagarcía con Compostela no es sencillo de discriminar. En él es necesario obviar los grandes números de la estación compostelana, la primera de Galicia con diferencia en número de pasajeros, para evitar distorsionar sus conclusiones. También en la capital arousana conviene retirar de la cuenta los 68.584 pasajeros que el año pasado emplearon el AVE. La perspectiva que así se ofrece viene dada por la suma de los viajeros que se desplazaron en tren usando las escalas de PadrónPontecesures y Catoira —todas ellas limitadas a trenes regionales— y el tráfico de regionales y media distancia que registró Vilagarcía. El balance es revelador y refuerza la impresión de que la antigua línea que inauguró la era del ferrocarril gallego es una clara candidata a acoger un servicio de cercanías: entre el 2022 y el 2024, la cifra de billetes despachados pasó de 918.400 a 1.260.158. Un incremento de 341.758 desplazamientos que se traduce en un millar de viajes (936) más al día.

Todas y cada una de las cinco estaciones que configuran el recorrido hacia el mar de Arousa incrementaron sus registros en este período, marcado por el final de la pandemia y, en lo ferroviario, por el mantenimiento de los bonos que permiten recorrer la línea de forma gratuita. Mientras Compostela refuerza su posición por encima de A Coruña, Vigo y Ourense y rebasa con solvencia en umbral de los cuatro millones de viajeros, Vilagarcía supera por segundo año consecutivo la barrera del millón de desplazamientos.

Atendiendo únicamente a las escalas intermedias, el incremento más notable entre el 2022 y el 2024 se sitúa en Pontecesures, que prácticamente duplica sus registros y roza los cincuenta mil viajes. Entre estas tres estaciones (Padrón, Cesures y Catoira), el nivel de utilización se situó el año pasado en 173.866 pasajeros, 127.200 más de los que recurrieron a ellas dos años antes. En términos de promedio, este aumento supone 127 viajeros más cada día pese a las muchas mejoras que precisa la vieja línea.

A la espera de las mejoras en Catoira, el nexo para los usuarios de Barbanza, y del apeadero que solicitó Valga

Una lectura detallada del balance de pasajeros entre Vilagarcía y Santiago deja claras un par de cosas. En primer lugar, el fracaso de la estación Padrón-Barbanza, con la que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) quiso atraer a los potenciales usuarios de O Barbanza hacia el nuevo eje atlántico. El año pasado, apenas 2.186 servicios se detuvieron en una escala mal ubicada, que solo fue utilizada por 8.238 viajeros. El dato contrasta con el nivel de uso de la clásica estación de Padrón en A Matanza, 59.166 desplazamientos. Y, sobre todo, con el de Catoira, que alcanzó los 65.479 billetes y se consolida, con claridad, como el verdadero nexo de referencia para el norte de la ría.

Nadie ha explicado todavía cómo, con este flujo creciente de pasajeros, en Catoira siguen sin detenerse los cinco ferrocarriles diarios que discurren a diario únicamente entre Compostela y la capital arousana, los denominados trenes lanzadera.

A la espera de que alguien tome la decisión correcta, el ADIF tiene otras asignaturas en cola. El operador planteó toda una serie de mejoras que el pleno de la corporación municipal respaldó por unanimidad. Su listado incluye la supresión de dos pasos a nivel y la creación de un nuevo camino de enlace que comunicará el Centro de Activación Cultural das Torres de Oeste (CACTO) con el entorno de la estación, facilitando los movimientos desde la vertiente oeste de la vía y, por lo tanto, de los usuarios que procedan de O Barbanza. Finalmente, la instalación de una nueva pasarela peatonal y la adecuación de las rampas que configuran el paso inferior bajo la vía, ya en la propia estación, cuya pendiente las hace hoy en día difícilmente practicables. El alcalde catoirense, Xan Castaño, explicó ayer que su equipo sigue esperando que el ADIF se ponga manos a la obra.

Qué decir del caso de Valga. El municipio lleva viendo pasar el tren desde que el primer ferrocarril de la historia de Galicia recorrió la vía entre O Carril, hoy perteneciente a Vilagarcía, y Cornes, englobada en Santiago. Aquello sucedía en 1873 sin que nadie hubiese pensado en la idoneidad de ubicar una estación en Valga. Vecinos y trabajadores han reunido dos millares de firmas para reclamar un apeadero. El ADIF, explica José María Bello Maneiro, su alcalde, parecía darle su visto bueno. Pero no hay más noticias.

Faro de Vigo

Ni la lluvia pudo frenar la pasión por los caballos en la Pascua de Padrón.

Miles de visitantes se congregaron en el Campo da Barca en una cita con medio centenar de equinos.

Este lunes tendrá lugar el hermanamiento con la Corporación de Santiago.

Un joven criador durante el concurso de ponis
Un joven criador durante el concurso de ponis.

No hay día más esperado en todo el año en Padrón, con permiso del Santiaguiño (25 de julio), que el Domingo de Pascua. Y una vez más, la cita no defraudó. A pesar de la lluvia persistente que empapó las calles desde primera hora, y que amenazaba con estropear la jornada, miles de personas, paraguas en mano, abarrotaron el Campo da Barca para vibrar con la celebración de la tradicional Feira Cabalar y reafirmar que la pasión por los caballos no entiende de climatología.

Medio centenera de equinos, llegados de toda Galicia y de diversos puntos de España, participaron ayer en una cita con más de cuatrocientos años de historia y consolidada como una de las «más relevantes y esperadas» en el calendario ecuestre gallego para buena parte de los tratantes presentes.

Los concursos morfológicos, en los que se eligieron a los mejores ejemplares cruzados, bretones y de pura raza gallega y árabe centraron gran parte de la atención de los asistentes y de los jueces, que repartieron más de 3.000 euros en premios entre los mejores ejemplares. Puntuable para la Copa Galicia, el certamen de caballo y yeguas de pura raza gallega fue uno de los momentos más esperados, con Gali de Oza y Dana, ambos ejemplares de Lino Freire y llegados desde Oza Cesuras, se erigieron como los grandes ganadores ante la atenta mirada del público.

El alcalde, Anxo Arca, izquierda, junto a dos de los ejemplares premiados
El alcalde, Anxo Arca, izquierda, junto a dos de los ejemplares premiados.

Sin embargo, la mayor expectación llegó con el certamen de ponis, donde salieron a escena cinco animales acompañados de sus jóvenes criadores, destacando uno de apenas tres años de edad para demostrar que el relevo generacional y el futuro de la feria está en buenas manos. Pipo, de Marcos Freiría fue el triunfador en la categoría pero los cinco pequeños amantes de los caballos desataron la alegría entre el público, que admiraba atento su buen hacer.

Una multitud entre la que asomaban tanto rostros nuevos, que sorprendidos destacaban que «no esperabamos tanto», como aquellos ya curtidos que no faltaban a su «cita anual». Tampoco faltaban los más pequeños, que maravillados por los equinos, especialmente por los ponis, no paraban de repetir frases como «mira que monos» o «yo quiero uno».

La Feira Cabalar se cerró por todo lo alto con una exhibición de doma en la que participaron primero caballos de pura raza gallega y que contó, como broche final, con el espectáculo La magia del caballo, con ejemplares de pura raza española.

Un ejemplar durante la exhibición de doma
Un ejemplar durante la exhibición de doma / CEDIDA

Mientras los devotos de las monturas observaban atónitos el andar majestuoso de los caballos, muchos otros, tomándose un descanso y resguardándose de la lluvia se agolpaban en el interior de las pulpeiras instaladas en la zona para «repoñer forzas» de la mejor manera.

Atracciones y música por el Domingo de Pascua

El otro lado del río Sar tampoco se quedó atrás. Las atracciones y el reducido mercadillo dominical instalados en el Paseo del Espolón y en el Campo do Souto mantuvieron el constante flujo de visitantes durante todo el día, que, aun con un ojo pendiente del cielo, no dejaron de disfrutar de una gran jornada festiva y en la que no faltó la música. Primero, con un pasacalles y un concierto de la Banda Municipal de Música y, después, con el grupo folclórico San Pedro de Carcacía, que recorrió las calles acompañando a gigantes y cabezudos.

La música continuó siendo protagonista durante el resto de una jornada centrada en los más jóvenes, con la ‘Noite Xove’, que contó con las actuaciones de la formación Magos, de la París de Noia y con el espectáculo de música e iluminación Renovation Experience de Ricky Galende.

Este lunes, festivo local, Padrón recibirá a la Corporación de Santiago a las 13.00 horas en la praza de Ramón Tojo para el posterior concierto de la Banda Municipal de Santiago en la plaza de Macías. Ya por la noche, habrá verbena desde las 21.00 horas con las actuaciones de las orquestas Los Satélites y Olympus.

El Correo Gallego

Mateo Pardal, el joven artista lestrovense que llama la atención con su cartel de la Pascua.

Graduado en Bellas Artes, el vecino de 23 años de Dodro plasma en esa obra la dualidad de las fiestas grandes de Padrón

El cartel de las fiestas de la Pascua de Padrón llama la atención este año por su diseño original y diferenciador de otros anteriores, de modo que su propio autor, el joven de 23 años de Lestrove Mateo Pardal, reconoce que rompe la línea de lo visto anteriormente, aunque está en consonancia con lo que él aprende y crea bajo el nombre artístico de Lestrovense. Tras graduarse en Bellas Artes en Salamanca y cursar un máster de Producción Artística en esa misma ciudad, el joven de Lestrove realiza en la actualidad el primer año de un doctorado de Bellas Artes en Madrid. Desde siempre tuvo claro que lo suyo era el arte y en casa contó con el apoyo necesario. «Meus pais sempre me viron debuxar dende pequeno e nunca me pecharon as portas», asegura el artista. Y es algo que agradece, ya que la elección de su camino profesional por la rama artística le ha valido hasta ahora «boas noticias; non me podo queixar», señala. Para diseñar el cartel de la Pascua contactó con él el alcalde de Padrón, Anxo Arca, después de que ya protagonizara en septiembre del 2023 una exposición en el convento padronés del Carmen. «O alcalde díxome que querían contar comigo por ser un artista novo e deume toda a liberdade para deseñar o cartel», relata Mateo Pardal, quien asegura que «estou moi orgulloso do resultado». En ese cartel, bajo una técnica vanguardista, el autor plasma «o carácter tradicional da festa a través do folclore e do baile galego, representado por tres bailarinas, unha delas vista desde unha perspectiva aérea na parte superior dereita», explica el artista. Además, la combinación de colores «é un forte contraste que simboliza a dualidade da festa», añade Lestrovense. «Por unha parte evoca a ledicia e a luminosidade da feira, coas súas luces e focos das atraccións, e, por outra, suxire as sombras danzantes das persoas na noite, nun xogo de luces e contrastes que reforza a atmosfera dinámica e festiva do evento», precisa el autor, cuya obra gira en torno a la temática de la cultura y la emigración gallega, para darles visibilidad. Él también es ahora una especie de emigrante asentado en Madrid, en su caso por motivos formativos, donde reconoce que no puede crear todo lo que le gustaría, ya que lo suyo son los «formatos grandes e mancharme moito», y lo limita el espacio de un piso compartido. Pero confiesa que está ahorrando para alquilar un estudio y seguir trabajando en su obra, algo que también hará durante las vacaciones de Semana Santa en el bajo de la casa de sus padres en Lestrove. Este año, además, tiene previsto exponer en el Museo de Salamanca, tras ganar el año pasado un concurso de una publicación escrita. Mateo Pardal lo cuenta con mucha ilusión porque, explica, exponer es algo que le encanta por lo que conlleva de «organizar cadros nunha sala, facer un percorrido con eles e contar unha historia».

La Voz de Galicia