La Pascuilla de Padrón vuelve a convocar a los amigos de Iria Flavia.

Algunos de los socios de Adina, en el aperitivo del Hotel Scala.

Ciento diez miembros de la Asociación Adina recorrieron las calles de la parroquia para revivir su infancia ·· Agustín Forján y Carmucha Fernández, agasajados

La iglesia de Iria Flavia acogía ayer la tradicional reunión anual de la Asociación Adina de amigos y amigas de Iria Flavia. Los 110 participantes, muchos de los cuales ya no viven en la parroquia padronesa, llegaron de varios puntos de España y del extranjero. Con invitación o sin ella, todos acudieron puntuales al encuentro que cada año tiene lugar durante la celebración del festivo sábado de Pascuilla.

Tras el feliz reencuentro, a las 11.00 horas de la mañana, la concuurrida comitiva recorrió las viejas corredoiras y calles donde jugaban cuando eran niños, reviviendo las aventuras que hoy son parte de sus propias historias personales. Posteriormente tocó misa, oficiada por el cura encargado de la parroquia, Anacleto Domínguez Suárez y, posteriormente, celebraron la comida de hermandad en uno de los salones restaurantes del hotel Scala, también del municipio de Padrón.

Durante la comida, como también es tradición, se agasajó a los socios más veteranos, que en esta edición fueron Agustín Forján y su esposa, Carmucha Fernández Muñiz. A los postres, el presidente, Alfonso Mella Varela, pronunció unas emotivas palabras, recordando los años de juventud en la amistad y en los sucesos de esa época. También habló María del Carmen Carballido, en nombre de su hermano José Carlos Carballido, que no puso estar presente.

Como marco a la fraternal ceremonia, se podía apreciar una nueva edición (la octava) de la exposición de fotografías antiguas en las que aparecen todos los socios de Adina -cuando eran niños-, que este año, como viene siendo habitual, aumentó su número de instantáneas.

«Cada año estoy más sorprendido de la convocatoria de la asociación», decía Alfonso Mella, presidente desde siempre -y ya son 17 años- por expresa voluntad del resto de los asociados. «Estoy muy orgulloso de ser el presidente de esta asociación».

EL DATO Boca a boca

La idea de reunir a esta gente surgió de tres amigos, en el casino de Padrón. El aviso se transmitió boca a boca y ya, en el primer encuentro, se reunieron sesenta personas.

Aporte de socios

Las familias numerosas, el cuartel de la Guardia Civil y la fábrica de lámparas Iria, aportaron integrantes a la incipiente asociación que aún sigue sumando adeptos .

EL CORREO GALLEGO, 19/04/09

Solar apuesta en su pregón de Pascua por el reconocimiento a sus convecinos.

Solar Boga saludando al público desde el balcón del Concello padronés

Pascua pasada por agua. Ese es el pronóstico que le augura a los grandes festejos padroneses, que ayer arrancaron oficialmente con el singular y emotivo pregón del médico padronés Alfonso Solar Boga, un personaje entrañable del municipio, vinculado al mundo de la cultura y deporte de la capital del Sar. Su pregón, como era de esperar, brilló por el reconocimiento social a sus convecinos.

El reconocido pediatra llevó su discurso a la época de su infancia, con un hilo argumental basado en el recuerdo y en la emoción, un pretexto que le sirvió como punto de partida para «hablar de la gente de Padrón», y de personajes de la villa, muchas veces anónimos, a quien les dio las gracias. También evocó momentos, situaciones y clubes locales, como el Hockey Santo Domingo, el cine Latorre o la Esquina de los vagos. Loó la «visión sencilla del paso de la vida por Padrón», una villa que el pediatra lleva muy dentro.

Treinta años manteniendo vivas las ilusiones en los más pequeños tras el traje de rey mago le han valido a Solar Boga para, desde el balcón presidencial, continuar encendiendo la llama de la ilusión y la magia. No en vano, sigue creyendo, como muchos otros padroneses, que «el arco iris que se esconde detrás del monte Meda es un espectáculo fascinante, y que detrás de sus colores se esconde el paraíso». Su pregón, sencillo y marcado por el ritmo del corazón, no defraudó y llevó al respetable a aplaudir con entusiasmo al orador.

Pero la fiesta, aunque de marcado carácter deportivo ayer, arrancó por la mañana. Las dos citas del día: el campeonato gallego de canicrós (20 participantes) y el clásico maratón de Pascua (más de 700 atletas), que ayer cumplía su trigésima edición, reunió en el casco urbano a cientos de competidores y familiares, pese a que la lluvia amenazó con aguar el festín.

EL CORREO GALLEGO, 12/04/09

La lamprea: Hija pródiga del Ulla.

Columna «Entre comillas». TIERRAS DE SANTIAGO, 31/03/09
KATJA SÁNCHEZ (*)
Con la Fiesta de la Lamprea de Pontecesures a la vista, viene el recuerdo de Salgado y de Laura que cada año vendían a mi padre las primeras lampreas que paría el Ulla. Mi madre, que pasaba horas limpiándolas («he ahí el secreto», decía), seguro sería millonaria de cobrar el manjar que tantas veces cocinó para amigos y extraños.

Y es que el Ulla emana historia en las pesqueiras que lo adornan a su paso por Padrón. Dividiendo al río en 4 tramos, Herbón, Carcacía-Lapido/Carcacía, Barcala/Sinde, y Reis, los pescos, grandes sillares perpendiculares al curso del río, presentan corredores donde se ubican las redes dejando el centro o vea libre de trampas. Las lampreas, de regreso para desovar y morir, remontan la corriente o caen en las nasas donde la fuerza del agua las retiene.

Cuando una nace en Carcacía y tiene media infancia bañada por las aguas del Ulla, considera negligente que la tradición se deteriore vertiginosamente ante la pasividad del Concello. Mientras en Arbo han sabido explotar el arte romano, no sólo a nivel turístico sino como signo de identidad, aquí se cruzan de brazos ante construcciones reforzadas con cemento como si no existiera más que el pimiento o el Apóstol… Entonces ¿por qué no aprovechar el último rumor compostelano? Al parecer, en el pórtico de la Catedral, un condenado por el pecado de la gula come empanada de lamprea… ¡Fíjense!

(*) TEAT, vecina de Carcacía

Menos mal que los Reyes existen.

Hubo un tiempo en el que las bicicletas se alquilaban. Ahora se vuelve a hacer, pero con el objetivo de contribuir a una vida más saludable. Pedirle una a los Reyes Magos aún es la ilusión de cientos de niños y niñas. Y de adolescentes. Este clásico regalo no ha perdido encanto, porque si lo esencial es que tenga dos ruedas y un manillar, y dos ruedines complementarios si se trata de la primera que manejan los más pequeños, sus majestades de Oriente tienen un amplio muestrario en el que elegir cuando los demandantes no se lo han especificado en sus cartas. Las hay hasta pintadas con dibujos de princesitas, de color rosa o turquesa, con o sin cestillo delantero… Si el regalo es para avezados ciclistas, los modelos no se paran en colores y adornos sino en que tengan marchas, que sean de cros o de ciclismo, ligerísimas de aluminio o las más pesadas todoterreno. Los cascos son un complemento indispensable que también han dejado este año los Reyes a ciclistas y aficionados al monopatín, porque se trata de hacer piruetas con el menor riesgo posible. La fría mañana de ayer no impidió a la feliz chavalada salir a la calle a probar sus máquinas, desde bicis a monopatines pasando por los también clásicos patines.
La perplejidad de los más pequeños, de los que aún no saben muy bien de qué va esto del día de Reyes, devuelve a los adultos a su infancia. Se aferran a un peluche como a un salvavidas. Miran con nerviosismo el puzle de madera, el muñeco parlante que les hace incomprensibles preguntas o la enorme caja llena de cacharritos. Y cuando la hermanita mayor se calma un poco, agotada por la ansiedad con que abrió paquete tras paquete, surgen algunas preguntas coma la inevitable «¿por qué me trajo tantas cosas que no le pedí en la carta?» O, «¿Cómo subieron los camellos, si no caben en el ascensor?» Se olvidan de que los Reyes son magos y de que la lógica de sus precoces cabecitas no funciona con ellos. Algunos papás aún esperan el regalo que su hijo pidió para ellos en una de sus cartas, en la que nunca llegó al buzón. Puede que no se portaran tan bien como cabía esperar. También para los adultos. Dicen los expertos que la crisis afectó a los Reyes, que este año se contuvieron un poco a la hora de hacer regalos. Fueron un poco más prácticos, sobre todo con los adultos, que se levantaron casi con tanta ilusión como los niños para mirar si les dejaron algo al lado de sus zapatos. «¿Has sido bueno papá?»

Columna «Patio de Vecinos». LA VOZ DE GALICIA, 07/01/09

Testimonio de una mujer de la zona en el Día contra la Violencia de Género: «Empiezo a estar bien»

Cecilia D. P., natural de la comarca de Sar, se casó joven. «Mi marido no era el que parecía; primero empezó a minar mi autoestima, luego a destruirme psicológicamente y, finalmente, mi matrimonio (una cruz con la que cargó durante más de veinte años) derivó en violencia, tanto física como sexual». Hoy ha conseguido rehacer su día a día, superados ya los cuarenta años de edad, y acaba de encontrar a alguien que la quiere, no que la posee. «Eso siempre te da tranquilidad, pero las secuelas no te las va a quitar nadie». Zanja con un rotundo «ahora comienzo a sentirme bien, ya amo mi vida». El testimonio de Cecilia tiene mucho de didáctico, dentro de un arquetipo de maltrato que, desgraciadamente, suele ser calcado. «Nunca empiezan con violencia física, no lo ves venir; en el caso de mi ex marido, arrastraba una patología de la infancia que, consultando con otras afectadas, suele ser algo bastante usual». El día a día era lo peor. «Llegó un punto en que prefería morir; me encontraba muy sola, me daba asco a mí misma al mirarme al espejo, y acabé adelgazando 12 kilos». Hoy vuelve a pesar 60 kilogramos, y tiene muy claro que «preferiría morir antes que volver con él». En un documental sobre malos tratos que visionó con los facultativos, aseguró sentirse identificada «con una mujer que aparecía sentada en la cama, llorando; ¿sabes cuál era la diferencia?, que yo me sentaba en el suelo porque más abajo no podía caer». La paranoia de su cónyuge era tal «que me acusaba de insinuarme tanto a los hombres como a las mujeres; no sólo llegué a sentirme un ser inútil, sino que me creía que era cierto, que yo ya no valía para nada».

Cuando se fue a trabajar a la ciudad entró en contacto con los servicios sociales y la asociación Liberanza. «Querían que denunciara, pero me daba miedo, porque estaba amenazada de muerte». Le pusieron en contacto con la Policía Autonómica, y todo cambió. «Me hicieron un seguimiento, me acompañaban a casa y, finalmente, ingresé en la casa de acogida (hoy desaparecida) con mi hijo». Fueron varios meses de convivencia con personas en similar situación, y el mal trago de tener que separarse de su hijo por no contar con sustento económico estable.

La luz empieza a salir ya por el horizonte de Cecilia. Aunque lleva dos años en proceso de separación, un infierno judicial salpicado de amenazas (tanto de muerte como de suicidio) por su marido, tiene ya constancia de que la felicidad es posible, y está volcada con otras mujeres en similar situación. «Como ellas, yo no me veía capaz de salir del agujero; por eso hay que apoyarlas, quitarles la venda y que den el paso».

TIERRAS DE SANTIAGO, 25/11/08