El cuerpo apareció entre el municipio coruñés de Padrón y el de Pontecesures.
El cuerpo sin vida de una mujer apareció tendido sobre el lecho fluvial del río Ulla, a la altura del Concello de Padrón. Tenía 59 años de edad y residía en Valencia, aunque tiene familia en Pontecesures, donde nació, y estaba alojada en un hotel de Padrón.
Se
trata de M. R. R. D., cuyo cadáver fue localizado al filo de las 10 de
la mañana, efectuándose el levantamiento del mismo al filo de las 11.30
horas.
Carecía de cualquier tipo de documento identificativo y tampoco existían denuncias previas por desaparición, lo cual retrasó su identificación durante unas horas.
La
Guardia Civil tomó huellas digitales, para tratar de identificarla, y
constató que, aparentemente, no presentaba signos de violencia. La
autopsia podrá concretar la causa exacta de la muerte, aunque
inicialmente se baraja la posibilidad de que se debiera a causas
naturales o bien a un suicidio, pues algunas fuentes sostienen que
padecía problemas pisquiátricos que podrían haberla llevado a arrojarse
al cauce fluvial.
También se baraja la posibilidad de que la muerte se produjera apenas unos minutos antes, ya
que el cuerpo no presentaba un estado de rigidez avanzado. Tanto es así
que en un primer momento incluso se le practicaron maniobras de
reanimación, aunque sin éxito.
Arrastrada río abajo
Todo indica que el cadáver flotaba en el agua y la corriente lo arrastraba río abajo. Cuando
se encontraba entre Padrón y Pontecesures, fue visto por los pescadores
del colectivo de valeiros que se encontraban en el lugar, donde se
dedican a la captura de lamprea.
Al ver el cuerpo flotando, con la cabeza fuera del agua,
los tripulantes de la lancha «Eu», patroneada por Ramón Barreiro, que
no es la primera vez que rescata un cadáver, optaron por recogerlo y
acercarlo a la orilla.
Al
lugar se desplazaron efectivos de la Guardia Civil, Policía Local y
Servicio de Emergencias de Padrón, además de un coche fúnebre y
numerosos ciudadanos que observaron la escena desde tierra firme.
El cuerpo de la mujer se situó frente al puerto de Pontecesures, muy cerca del puente interprovincial que une esta localidad pontevedresa con Padrón.
Tenía 59 años, llevaba tiempo residiendo en Valencia y tenía familia en Pontecesures.
El cuerpo de una mujer de 59 años de edad fue encontrado en el río Ulla a su paso por Padrón, concretamente en el lugar de A Ponte. La mujer llevaba toda la vida residiendo en Valencia, pero tenía familia en Pontecesures y, según fuentes consultadas, acarreaba problemas pisquiátricos. Estaba alojada en un hotel de Padrón y todo apunta a que pueda tratarse de un suicidio.
El cadáver
ha sido encontrado por uno de los pescadores de lamprea que estaban
faenando en el río. Tras rescatarlo, han trado de reanimarla durante
bastante tiempo, pero ya nada han podido hacer.
La mujer no llevaba documentación, por lo que no
fue identificada en el momento y se le tomaron las huellas dactilares.
En el lugar se han desplegado agentes de la Guardia Civil, incluida la
Policía Judicial, la Policía Local y el grupo de emergencias GES de
Padrón. También se han acercado los alcaldes de Padrón y Pontecesures.
El
cadáver no mostraba signos de violencia, pero hasta que no se le
practique la autopsia no se podrá determinar cuál fue la causa de la
muerte. Se están llevando a cabo diligencias para intentar esclarecer el
suceso.
El pescador que ha encontrado el cádaver
es Ramón Barreiro que, sobre las diez de la mañana, estaba con su
lancha, de nombre Eu, levantando las nasas de la lamprea cuando vio el
cuerpo entre aguas, a la altura del puente del Ulla, cerca de la empresa
Finsa. Al principio creyó que era un hombre y le pareció que «tiña uns
55 anos, pero logo dixéronme que era de máis idade», ha asegurado el
valeiro, que fue quien llamó al 112 para señalar la ubicación del
hallazgo, al tiempo que impedía con el barco que el cuerpo fuese
arrastrado por la corriente
Ramón Barreiro también ha explicado que ya había participado en el rescate de un cadáver con anterioridad desde su lancha. Fue en el mar y, en esa ocasión, era un octogenario.
Recibimos a insólita proposta do equipo de goberno de Pontecesures de levar a cabo un mercado romano denominado «Pons Caesaris»» no mes de xuño, e para tal cometido vén de solicitar unha subvención de 20.715 €. Máis aló do resultado turístico que poida ter esta proposta, creemos que sería máis lóxico invertir noutras actividades propias, como a Festa da Lamprea, a Feira do Automóbil ou algunha competición náutica no río, propostas con máis historia ou arraigo en Pontecesures.
El Concello solicita una subvención a la Diputación para celebrar el festival en junio.
Si consiguen la subvención solicitada a la Diputación de Pontevedra,
el Concello de Pontecesures viajará en el tiempo, veinte siglos atrás.
Lo hará para celebrar una fiesta «de la romanización», un evento con el
que el gobierno local pretende hacer «un guiño á historia da nosa
localidade». Podían haber escogido otros momentos históricos, pero han
optado por aquellos tiempos en los que los barcos romanos subían por el
Ulla, cuando la localidad era uno de los lugares cruzados por la Vía XIX
extendida por el imperio para mejorar las comunicaciones en la
Gallaecia.
Los vínculos de Pontecesures con Roma existen,
aunque sean un tanto oscuros. Para explicar el nombre del pueblo, por
ejemplo, se manejan dos teorías. Una, la del punte del césar, según la
cual el puente interprovincial fue construido por orden del emperador
César Augusto, en el siglo primero. Hay quien descarta esa hipótesis al
asegurar que el puente no fue levantado hasta la edad media. Hay, aún,
una segunda explicación para el origen del topónimo que la relaciona
directamente con el poder romano. Provendría de «censuris», por ser el
lugar en el que se realizaban los empadronamientos o censos en época
romana. Sea cual sea el origen de su nombre, Pontecesures tuvo un pasado
romano. Y es que el río Ulla fue una de las vías utilizadas por los
latinos para extender su cultura por la costa de Galicia.
«A nosa intención era facer esa celebración asociada á Festa da Lamprea, pero non pode ser, así que a plantexamos para o mes de xuño», argumenta el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage (PP). Su intención es, con esta celebración, recordar el pasado de Pontecesures como el «crisol de culturas que foi durante moito tempo», al mismo tiempo que enriquecer el calendario de actos capaces de atraer turistas y visitantes a una localidad que quiere hacer de esta actividad uno de sus pilares económicos.
Seage seguirá los pasos del alcalde de Vilagarcía y rescindirá el contrato a la firma que humanizaba la zona portuaria.
La empresa Nexia Infraestructuras ha cambiado de titulares. La firma
ha sido vendida y, aunque sus nuevos responsables afirman que «la
intención es seguir con la actividad y que las obras que se están
realizando sigan su curso», lo cierto es que de momento se están
centrando en «analizar la situación de la empresa para poder fijar la
estrategia» futura. Y esas no son buenas noticias para los municipios de
Vilagarcía y Pontecesures. Los dos tienen tratos con una firma que les
ha generado considerables problemas.
En Vilagarcía, el rosario de
despropósitos en los que acabaron envueltas las obras de humanización de
la calle Vázquez Leis, en Vilaxoán, llevaron a que, en el mes de
diciembre, Ravella tomase una decisión rotunda: rescindir el contrato
con la adjudicataria, que se había comprometido a tener la calle lista
el 21 de junio. Seis meses después de vencido el plazo, quedaba el 20 %
del proyecto por ejecutar. La intención de Ravella era que la empresa
que había quedado en segundo lugar en el concurso de adjudicación
terminase la actuación, pero Nexia presentó una serie de alegaciones
contra la decisión del Concello de apartarla. Ahora, los servicios
jurídicos están mirando el caso con detalle, para argumentar
concienzudamente su respuesta por si esta llegase a los tribunales. El
asunto es que, entre unas cosas y otras, la venta de la empresa no viene
más que a complicar un poco más el panorama. Y este es, de por sí,
desesperanzador para los vecinos de Vilaxoán, donde la primera calle que
iba a ser humanizada se ha convertido en una vía perennemente en obras.
A la orilla del río
En
Pontecesures también arrastran problemas con Nexia Infraestructuras, a
quien encomendaron en su día la humanización de la obra portuaria. Los
trabajos también han sufrido numerosos retrasos, pero en algunos
ocasiones debidos al Concello. Así lo reconoce el alcalde Juan Vidal
Seage (PP): se modificó el proyecto para recolocar el monumento de
Manolo Paz y para incluir una obra para eliminar un vertido al río
procedente de la plaza de abastos. A todo ello hay que sumar los
problemas propios de la empresa, que hace un tiempo parecían estar
resueltos. «Pero hai uns días levaron a maquinaria toda e marcharon», sin dar más explicaciones. Después de eso, el Concello tuvo noticia de la venta de la empresa constructora.
«Nestes momentos estamos buscando a forma de solucionar isto, os pasos que temos que dar», señala Seage, que considera que lo primero será rescindir el contrato con la firma. «Temos
que ver se facemos como Vilagarcía, adxudicándoa á segunda empresa do
concurso, ou se sacamos de novo a contratación a parte que queda por
facer».
Seage recuerda que los trabajos deberían haber quedado listos a mediados del año pasado. «Agora, moito me temo que non estean rematados nin para a Festa da Lamprea, o que nos vai condicionar moito», argumenta el regidor del Baixo Ulla.
Cuando las obras se demoran tanto que desesperan a los vecinos
Hay
calles en las que las obras parecen ser interminables. De ello podrían
hablar largo y tendido los vecinos de la rúa Cervantes, en Carril, que
llevan casi un año con la vía levantada. La dureza de la piedra con la
que se encontraron los obreros de la empresa que está realizando los
trabajos provocó un retraso que llevó al Concello a conceder una
prórroga de dos meses que vence ya, en cuestión de días. Ravella confía
en que los trabajos estén listos para entonces, según confirmaba ayer el
Concello de Vilagarcía.
Pero de vicisitudes y retrasos pueden hablar
también los vecinos de la grovense Alexandre Bóveda. Allí los trabajos
comenzaron a finales del mes de octubre, cuando la empresa Marconsa se
puso manos a la obra. Para sorpresa de muchos, el proyecto parece estar a
estas alturas parado. Y es que, en realidad, lo está. Así lo confirmó
ayer el alcalde, el socialista Jose Cacabelos, quien indicó que se ha
modificado el proyecto inicial para proceder a una mayor ampliación de
aceras, una medida para la que ha sido preciso llegar a acuerdos con los
propietarios. «Tenemos que formalizar el acuerdo y seguimos con las
obras», dice el regidor meco.
El retraso de estos trabajos no está gustando demasiado a vecinos, comerciantes y usuarios de esa vía de comunicación, un hecho que no ha pasado desapercibido a los grupos de la oposición grovense. Esquerda Unida, que está haciendo un minucioso seguimiento a este proyecto, considera que las obras se han realizado sin una mínima planificación, y que todas las modificaciones que se han ido introduciendo en el proyecto acaban dilatando los plazos de una forma exasperante para quienes tienen que convivir con los trabajos a la puerta de su casa. Además, desde EU consideran que este proyecto adolece de las mismas carencias que otras actuaciones desarrolladas en la localidad, sin estar integrado en un plan global de reordenación de la villa que asegure la viabilidad de los cambios introducidos.