«Varela busca el exhibicionismo».

El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, reiteró ayer su apuesta por la conversión de la antigua línea del ferrocarril entre la capital arousana y Portas en una vía verde que sería la primera íntegramente gallega y que discurriría por los dos municipios citados, además de Caldas de Reis. Varela insiste en esta idea después de reunirse el martes con la plataforma «Salva o Tren», que reclama que se recupere el tráfico ferroviario por estos viejos raíles. «Respetando la opinión de este colectivo, el gobierno local no puede compartir ni las formas ni el fondo de su oposión a la vía verde», asegura Varela, que considera que el proyecto situaría a Vilagarcía, Caldas y Portas «en la vanguardia de la oferta turístico-medioambiental en la comunidad». Los argumentos de «Salva o Tren» para el regidor «no se sostienen». Uno de ellos es que la no recuperación de esa línea dejaría a las mercancías del Puerto sin salida por ferrocarril. «Eso no tiene sentido», argumenta el alcalde. «Nadie podría entender que, tratándose de un Puerto de interés general del Estado, Fomento haga un nuevo trazado ferroviario e invierta seis millones de euros en las instalaciones portuarias para que los trenes no puedan circular».

Alberto Varela también pone en duda que se necesiten 100.000 euros por kilómetro (un total de un millón de euros) para «convertir el trazado de una vía férrea en un camino de grava. Esas son conclusiones a las que llegan viendo proyectos que nada tienen que ver con el nuestro y, por lo tanto, son especulaciones». En cualquier caso, el gobierno vilagarciano cree que hoy por hoy «no tiene sentido» recuperar una estación como la de Portas que «en sus últimos tiempos tenía una media de 1,5 pasajeros por viaje». La estación cerró y «no hay marcha atrás».

El Partido Popular se refirió también a la polémica suscitada por la vía verde. Tomás Fole cuestiona que el PSOE se haya propuesto «malgastar un millón de euros» cuando «ya tiene varias sendas verdes en el municipio sumidas en un profundo deterioro». Apunta, por ejemplo, que en Rubiáns existe una senda que «podría recuperarse con una inversión sensiblemente menor y que está en un entorno privilegiado». El portavoz popular afirma que el alcalde «está obsesionado con echar a la gente de Vilagarcía. Expulsa eventos e inversores y ahora quiere que salgan del municipio para pasear. Ha perdido el norte», dice Fole.

Asegura que los vecinos de Castroagudín, Cea o Bamio deben estar «atónitos» ante esta «nueva salida de tono del alcalde». Recuerda que los socialistas «proyectaron en estos lugares kilómetros de rutas y sendas y, lejos de acondicionarlas y ponerlas en valor, optan por volver a gastar cuantiosas cifras en un proyecto que cuenta con más opiniones en contra que a favor». Por último, Fole hace hincapié en que «a cada proyecto de Varela le sucede una crítica autorizada que deja el ideario socialista a la altura de betún».

Faro de Vigo

??Salva o Tren? sale decepcionada de la reunión con Varela, enrocado en la Vía Verde.

Decepción y cierta impotencia. Esos son los calificativos con los que miembros de la plataforma ??Salva o Tren? calificaron la reunión mantenida ayer a última hora de la tarde con el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela. Los representantes del colectivo recalaron en la capital arousana para convencer al regidor socialista de que no apueste por utilizar el antiguo trazado ferroviario como una Vía Verde, tal como ya anunció Varela a pie de vía. ??Nada. Está enrocado na súa posición e non se move dela, ao igual que o seu homólogo en Caldas, Juan Manuel Rey?, señalan desde la plataforma. Indicen en que ??o que nos argumentou é que Vilagarcía conta con perfectas comunicacións sen importarlle o que pode estar pasando en Caldas e Portas. Parecéronnos todos eles argumentos moi cortos de miras?. Y es que el traspaso de competencias de los terrenos de la antigua vía férrea del Estado al Concello supondrá, según ??Salva o Tren?, ??a morte xa definitiva dun servizo que nós consideramos imprescindible?.
Representantes del colectivo incidieron también en que ??parécenos incrible que un alcalde do Partido Socialista fale igual e argumente as mesmas cuestións que un do Partido Popular. Está claro que non impera o sentido común?. Apuntaban tras la reunión que ??tamén lle falamos da opción dunha parada en Rubiáns, pero seica non lle interesa porque o Hospital xa está ben comunicado?.
La posición adoptada por el alcalde vilagarciano ha caído como un jarro de agua fría en la plataforma que, sin embargo, asegura que no se rinde en su lucha.
De momento no hay fecha para la reunión con el alcalde caldense, Juan Manuel Rey, que aseguró que no los recibiría hasta que le pidieran disculpas. ??Non o imos facer, consideramos de feito que quen ten que pedirnos disculpas é el a nós?. De todos modos seguirán insistiendo en ese encuentro.

Diario de Arousa

El alcalde Alberto García reitera la necesidad de reforzar la línea convencional de ferrocarril en Catoira.

El alcalde de Catoira, Alberto García García, aprovechó la visita de Ana Pastor a su localidad para entregarle un sobre. En su interior incluía un escrito que ya le había remitido hace justamente un año y en el que pedía un mayor esfuerzo del ministerio para reformar la línea de tren convencional.

El regidor felicita a la ministra «por la defensa que siempre hace de la Alta Velocidad para conectar Galicia con Madrid y el resto de España, frente a quienes parecen entender que el progreso y las inversiones públicas no deben estar al alcance de todos los ciudadanos de este país». Junto a estos elogios, García hace constar que se alegra por «poder seguir contando con el transporte de viajeros por la vía convencional, porque poder disponer de siete trenes diarios que paran en Catoira, en uno u otro sentido, es una magnífica noticia».

Sin embargo «se producen algunas disfunciones en el funcionamiento de los trenes de cercanías y regionales que, de persistir y no subsanarse, perjudicarán a los vecinos de este Ayuntamiento». De este modo el primer edil vikingo pide que se ajusten algunos horarios y que se detenga un tren en el apeadero catoirense todos los días a las ocho de la mañana, en dirección a Vilagarcía.

Faro de Vigo

Un mal diseño de horarios lastra la utilidad del tren en Arousa y Barbanza.

andrea

El alcalde de Catoira, el socialista Alberto García, aprovechó la fugaz visita que Ana Pastor realizó ayer a esta localidad para trasladarle una petición: que se amplíe el número de trenes que, a lo largo del día, paran en la estación de la villa vikinga. García explica que «en contra de lo esperado, los trenes de proximidad entre Vilagarcía y Santiago no paran en Catoira, como siempre solicitó la comisión en defensa del tren de cercanías donde está integrado este Concello». La decisión, argumenta el alcalde, no responde a ningún tipo de criterio técnico, y su modificación no supondría ampliar más que en unos minutos los tiempos del viaje. El alcalde llama la atención, también, sobre el hecho de que durante las mañanas la estación está desértica. Justo, indica, «en esas horas cruciales para desplazarse los trabajadores y los estudiantes. Un tren de proximidad sin parada durante cuatro horas en Catoira queda muy afectado».

Aunque con más frecuencias y paradas que en Catoira, en Pontecesures también hay problemas con el tren. «Nós o que queremos é recuperar os que daban servizo á xente que vai ou ven a traballar ou estudar», explica la alcaldesa de esta localidad, Cecilia Tarela. La regidora nacionalista indica que hace aproximadamente un año se eliminaron varias frecuencias en esas horas punta. Luis Ángel Sabariz, portavoz de la comisión de cercanías, también reconoce que en los servicios regionales «hay algunas lagunas por la mañana en dirección Vigo», aunque destaca que, pese a ello, siguen ganando usuarios.

Los usuarios

¿Y qué dicen los usuarios de esas «lagunas»? Desde que empezó la convivencia entre los trenes de alta velocidad y los servicios regionales, «puede que las grandes ciudades estén mejor comunicadas, pero por el medio hay mucha gente que, aunque quiera, no puede usar el tren para ir al trabajo», dice Jesús García. ?l trabaja en el Concello de Ribeira pero vive en A Coruña. Lleva años usando el tren -combinado con el coche, claro- pero cada vez Renfe se lo pone «más difícil». En la misma línea se expresa Andrea Serrano, trabajadora del Ayuntamiento de Pontecesures, que antes se bajaba del tren en esta localidad y que ahora debe hacerlo en A Escravitude, en una «estación fantasma» a kilómetros de su destino. Viaja, eso sí, en un rápido Avant. «¿Ahorrar tiempo de viaje? En mi caso, yo no ahorro nada», sentencia.
«Renfe no hace más que ponernos obstáculos»

A Andrea Serrano, Renfe le puso la vida patas arriba hace un año, cuando cambió las frecuencias de sus trenes regionales para acoplarlos a la alta velocidad. «Llevo seis años haciendo el trayecto desde A Coruña -donde vive- a Pontecesures -donde trabaja-», narra. Antes, un tren la dejaba a orillas del Ulla a las ocho menos cinco, justo a tiempo para incorporarse a su puesto de trabajo. Salía también con el tiempo necesario para subirse al convoy en el que hacía el viaje de vuelta. «Y de repente Renfe decidió que iba a quitar frecuencias del servicio regional, y que a cambio nos daban una línea súper rápida, Avant, con parada en la estación que llaman de Padrón-Barbanza y que está en medio de la nada».

Allí llega ella ahora, cada mañana, a las 7,43. Y allí, tras rascar el hielo que la madrugada ha dejado sobre el parabrisas del coche, se sube en el vehículo de segunda mano que le han tenido que prestar para poder cubrir la distancia que la separa del Concello de Pontecesures, en el que trabaja. Al acabar la jornada, toca de nuevo coger el coche y quemar combustible hasta la estación Padrón-Barbanza para, «a las 14.29», coger el tren de vuelta. Si lo pierde la lleva clara: hasta la noche no hay otro viaje. Porque «hay tres viajes al día en cada dirección». Si se resiste a esperar y busca servicio en otra estación, tiene que pagarse el billete completo, «porque aunque tenemos un bono de 229 euros al mes, no nos lo aceptan».

«Parece que Renfe no hace más que ponernos escollos», apunta Jesús García. ?l también vive en A Coruña y trabaja en el Ayuntamiento de Ribeira. Lleva años combinando tren y coche: se bajaba en la estación de Padrón y subido a su automóvil se dirigía a su puesto de trabajo. La operación se le ha complicado. «Si un día tengo que coger el tren en Padrón, además de que hay que pagar el billete, tengo que dejar el coche en esa estación. Y al día siguiente llego a la de Padrón-Barbanza que está en medio del monte, y allí no hay ni servicio ni de taxis, ni de buses, ni de nada».

Y tanto que no lo hay. Por no haber, apunta Ángeles Freire, otra de las usuarias de esa parada de trenes, no hay ni personal de Renfe, ni carteles que indiquen de qué andén salen los trenes. «Mucha gente llega aquí esperando encontrarse en el centro de Padrón y se quedan descolocados. A muchos los bajamos nosotros en coche», señala Andrea. Las reclamaciones que han presentado ante Renfe no han servido de gran cosa.

La Voz de Galicia

Valió la pena conservar la línea convencional del ferrocarril Vilagarcía/Santiago.

Fomento incluso incrementó las frecuencias entre Vilagarcía y Santiago, con una alta demanda en su recorrido

Casi un año después de que llegase la alta velocidad al eje atlántico -fue el pasado mes de abril cuando, además de reducir tiempos los viajeros pudieron atravesar el nuevo puente de Catoira- ya se puede responder a una de las preguntas que se hacían entonces; si compensaría el mantenimiento de las vías regionales que finalmente Fomento permitió que siguiesen operativas. Y lo cierto es que sí, que la Comisión en defensa de las cercanías que peleó por ello durante varios años tenía razón; la demanda de pasajeros en el eje atlántico es tal que valió la pena mantener el servicio en las viejas vías que quedaron al margen de la alta velocidad y en estaciones como la de Catoira, Pontecesures o Padrón, que siguen teniendo un tráfico similar al que registraban ante de la llegada del AVE.

Luis Ángel Sabariz, que fue concejal en Pontecesures y uno de los abanderados de aquella comisión, asegura que en general están satisfechos de cómo quedó el servicio. «Solo hay algunas lagunas por la mañana en dirección Vigo, porque sale uno a las 6.36 horas de Santiago y no vuelve a haber otro hasta las 10.35. En general está mejor en dirección A Coruña que en dirección Vigo, pero se mantuvieron las frecuencias y estamos contentos».

Buena prueba de que el tráfico de pasajeros no bajó es que el alcalde de Catoira, el socialista Alberto García, se dirigió varias veces a Fomento para hacerle llegar un acuerdo plenario en el que se pedía que los nuevos trenes regionales que entraron en servicio entre Vilagarcía y Santiago parasen también en Catoira. Curiosamente lo hacen en Pontecesures, pero no en la localidad anterior, y todo ello pese a que los usuarios de la zona de Barbanza siguen prefiriendo coger el tren en Catoira y no en la nueva estación construida más allá de Padrón, que está resultando ser un fracaso porque está aislada. «Si tienes que coger el coche para hacer ocho kilómetros hasta la estación, para eso ya vas en coche hasta Santiago», razona Sabariz.

Al margen de ajustar las frecuencias, los usuarios piden que se mejoren y modernicen las estaciones pequeñas que quedan fuera de la línea del AVE.

Frente a la línea del eje atlántico, los regionales de la vía férrea que une Santiago con Ourense languidecen. Ni el servicio ni las frecuencias cubrían las necesidades de los pasajeros antes de la llegada de la alta velocidad, pero después, todo fue a peor. Renfe acaba de reducir las paradas en la vieja estación de Lalín, de tres que había, a una sola en ambos sentidos. Los vecinos saben que es la crónica de una muerte anunciada, y aunque Fomento prometió un apeadero en la línea de alta velocidad, en realidad, dan el tren por perdido.

La Voz de Galicia

«Prefiero el rápido, pero hoy vine en el otro y la diferencia es poca».

A las 15.58 horas, con una puntualidad de AVE, llegó el miércoles a la estación de Santiago un regional procedente de Vilagarcía. En una semana sin colegio ni universidad, la mayoría de los que se apearon acudían a la capital de Galicia para hacer compras o para pasar la jornada. Casi todos se habían subido al tren en Vilagarcía, pero algunos lo hicieron en Pontecesures y en Catoira.

Entre ellos, José Abad, un joven de Vilagarcía que durante años utilizó el tren para ir a la universidad pero que en esta ocasión lo hizo para quedar con unos amigos. «Ahora vengo dos o tres veces al mes; la verdad es que prefiero el rápido, pero tampoco tengo ningún problema en coger el regional, como hice hoy. Quedé con unos amigos y como venía con tiempo, prefiero pasarlo en el tren que no esperando en la estación; son diez o quince minutos más, tampoco es tanta la diferencia». El precio tampoco importa en su caso; es hijo de maquinista y los dos le cuestan lo mismo; para los demás pasajeros, la diferencia va de una tarifa de 4 euros en el regional a otra de 5.05 en el que va por la línea de alta velocidad.

José Abad es partidario de que se mantengan los dos servicios, «pero bien planteado y gestionado, que las frecuencias sea racionales y necesarias, porque si no la demanda va a ser escasa».

La Voz de Galicia