Hoy se completa una semana negra para los montes arousanos.

La semana negra de los montes arousanos arrancaba el pasado domingo, cuando los bañistas regresaban a sus casas. Fue al filo de las diez de la noche cuando se declaró un incendio en Leiro (Rianxo) visible desde toda la ría que se extendía de madrugada a lo largo y ancho de 30 hectáreas de superficie arbolada del Monte da Pena, cuyo nombre resultaba más apropiado que nunca.

Esa misma madrugada, mientras los rianxeiros temían por sus casas, se originaban incendios simultáneos en las parroquias de Carreira y Olveira, en el Concello de Ribeira, afectando incluso al Parque Natural de Corrubedo.

Ya el lunes por la tarde, con el monte de Leiro aún humeante y las llamas de Ribeira en pleno desarrollo, daba comienzo un fuego en Saiar (Caldas) que avivado por el fuerte viento inmediatamente avanzaba por la parroquia de Cea (Vilagarcía) y que ya no se controlaría hasta las 9.00 horas del miércoles, llevándose por delante 300 hectáreas. Ayer a las 14.10 horas se dio por «extinguido».

Pero el miércoles no cabía tregua alguna, por eso arrancaba el incendio que afectó a los municipios de Porto do Son y Ribeira, en Barbanza, el cual está a estas alturas «estabilizado», permitiendo desactivar la «Situación 2» porque ya no amenaza viviendas. En este caso fueron más de mil las hectáreas quemadas, convirtiéndose por tanto en el fuego más importante. Aunque no el más peligroso, porque también lo fue el declarado el viernes en Dimo (Catoira), el cual se extendió hacia Valga para arrasar alrededor de 49 hectáreas, según los datos de la Xunta.

Y no hay que olvidar que en todos los municipios citados se produjeron otros fuegos de menor entidad, como también sucedió en O Grove, Cambados, Meaño, Pontecesures, Meis, Ribadumia y, en definitiva, en el conjunto de la comarca de O Salnés y el Ullán. Está por ver ahora si este atentado ecológico se queda en esto, en un semana negra, o habrá que lamentar más fuegos en lo que resta de mes, que parece lo más probable.

Faro de Vigo

Los héroes del monte se merecen respeto.

Artículo de Manuel Méndez

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El atentado ecológico que sufre Galicia a modo de incendios forestales, en su práctica totalidad intencionados, está movilizando a centenares de efectivos de diferentes cuerpos, servicios o instituciones que se juegan la vida para salvar el monte y proteger a los demás.

Unos visten de amarillo, otros de verde, algunos de rojo, los hay de naranja, de azul… Queda claro de este modo que se trata de efectivos dependientes de la Consellería do Medio Rural, miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Bomberos, policías, integrantes de agrupaciones de Protección Civil o de servicios municipales o supramunicipales de emergencias.

¡Pero qué importa el color! Lo que de verdad debe interesar es que esos hombres y mujeres se esfuerzan y se arriesgan, aunque a veces no se les valore cómo se merecen.

Estos días, cuando de repente se detectan decenas de focos simultáneos, los diferentes servicios pueden verse desbordados, es cierto. Puede que no siempre lleguen inmediatamente allí donde se les reclama. O quizás no cumplan con las expectativas que tienen los vecinos en un momento puntual, ya que cuando las llamas están cerca de la casa de uno el tiempo es más de oro que nunca y cada minuto que pasa parece una eternidad.

Pero a pesar de los posibles errores o fallos de coordinación, que pueden producirse y de hecho se producen, como en cualquier profesión, los equipos de emergencias están salvando cientos de vidas y miles, decenas de miles de hectáreas de monte.

¿Qué pasaría si los brigadistas no estuvieran ahí para responder a la actitud de los pirómanos? ¿Qué sería de Galicia sin los apagafuegos que día y noche combaten las llamas?

Esas son algunas de las reflexiones que deberían hacer aquellos que no dudan en criticar sistemáticamente a los equipos de emergencias y/o extinción. ¿Que hay efectivos que dejan mucho que desear?, pues puede que si, como en cualquier empresa o familia puede haber un empleado inepto o un hijo que se convierte en la oveja negra.

En lo que hay que pensar es en el respeto que se merecen esos profesionales que hacen turnos interminables y que pasan noches enteras sin dormir para frenar tanto grandes incendios como pequeños conatos, los cuales, por cierto, muchas veces se quedan solo en eso, en conatos, gracias al papel de estos profesionales.

Para animar a esta reflexión pueden ponerse algunos ejemplos prácticos. El jueves, sin ir más lejos, alrededor de cincuenta militares estaban sentados hidratándose y comiendo unos bocadillos. Cuando iban a ser fotografiados para FARO uno de ellos manifestó: «No, fotos así no, por favor, que después la gente dice que no hacemos nada y que estamos aquí para pasar el rato».

Pero claro, esos cincuenta militares acababan de sentarse sobre piedras y en el suelo después de una noche de locura tratando de controlar el fuego en la sierra de Barbanza. Se sentaron, destrozados por el cansancio, solo cuando les llegó el relevo, con la intención de reponer fuerzas y reincorporarse a las labores de extinción.

Días antes un grupo de vecinos se burlaba directamente de una cuadrilla de forestales de la Xunta que durante el control de un fuego permanecía en una pista forestal observando las llamas.

Aparentemente sus miembros no hacían nada, pero de pronto activaron las mangueras y empezaron a apagar el fuego que había prendido en un alcornoque.

Entre risas uno de los vecinos espetó: «Mira, mira, dejan quemar el monte y nuestras casas, pero apagan ese árbol porque es una especie protegida».

Lo que quizás no sabía ese hombre es que estaban dejando arder aquel matorral porque el fuego moriría allí, en la estrecha carretera, y tratar de apagarlo suponía malgastar tiempo, recursos y esfuerzos. Sin embargo al prender la llama en el alcornoque había que actuar, ya que de lo contrario el fuego cruzaría el vial y se extendería por el monte arbolado del otro lado, donde estaban las viviendas. Los agentes forestales siguieron a lo suyo, sin hacer caso a las burlas.

En otro incendio, y esto resulta más preocupante aún, un vecino aseguraba haber visto a un miembro de los equipos de extinción prender fuego al monte. Lo que no sabía es que se trataba de una maniobra de los militares consistente en provocar una hoguera controlada para crear una zona de seguridad -tierra quemada- y evitar el avance de las llamas que se acercan descontroladas.

Hay otros muchos ejemplos de la batalla que se está librando en los montes y de la política de taberna que desacredita a los equipos de extinción mediante comentarios injustos y muchas veces ridículos.

De ahí que quizás sea preciso felicitar a todos esos hombres y mujeres que se convierten estos días en héroes del monte. Puede que sea el momento de pedir un poco de respeto y sentido común a quienes amparándose en el populismo y la demagogia o avalados por la ignorancia no dudan en atacar sin reparos ni criterio a los brigadistas.

Faro de Vigo

Las vecinos de Setecoros en Valga, amenazados.

Los vecinos de la parroquia de Setecoros, en el Concello de Valga, ya han experimentado la angustia de ver las llamas pegadas a sus casas, como sucedió en lo que va de semana a los de Castroagudín (Vilagarcía), Leiro (Rianxo) o Lois (Ribadumia), por citar algunos ejemplos.

Esta vez los momentos de máxima tensión, e incluso desesperación, se vivieron a eso de las 21.00 horas de ayer como consecuencia del incendio que se había declarado en la parroquia catoirense de Dimo poco después de las tres de la tarde, iniciándose igualmente muy cerca de las viviendas.

Aunque el viento es ahora mucho más débil que en jornadas precedentes, el fuego se extendió rápidamente desde el municipio vikingo en dirección a Carracedo (Caldas de Reis) y hacia la citada parroquia valguesa.

Tal fue la magnitud del episodio que hizo precisa la intervención de ocho brigadas de la Xunta, cuatro motobombas, dos palas, ocho helicópteros y cuatro aviones, sin olvidar al Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga, a Bombeiros de Vilagarcía y a otros efectivos desplazados a la zona desde municipios próximos.

Al cierre de esta edición habían ardido unas 20 hectáreas de terreno, según estimaciones de la Consellería do Medio Rural, y el fuego seguía activo, distribuido en varios flancos. Pero el cerco de fuego seguía en torno a las casas de Setecoros, de ahí que los vecinos se dispusieran a pasar una noche en vela, peleando contra las llamas e incluso dispuestos a salir del lugar en caso extremo.

Los que no aparecen contabilizados son los fuegos más pequeños, como los que se registraban también ayer por la tarde en Castrelo (Cambados), Padrenda y Tanoira (Meaño) o Ribadumia, entre otros. A última hora permanecía controlado -lo está desde las 9.00 horas del miércoles- el fuego que comenzaba el lunes por la tarde en Xiabre y arrasaba 300 hectáreas de arbolado.

Faro de Vigo

Las fuertes rachas de viento dificultaron la extinción de un incendio forestal en Padrón.

Un incendio forestal en la zona de O Areal, en Padrón, obligó a la Guardia Civil a desalojar a varios vecinos durante unas horas durante la tarde de ayer. El fuego se inició alrededor de las cuatro y hasta las seis no se consiguió estabilizar, debido en gran medida a las fuertes ráfagas de viento que dificultaron las labores de los operarios de los diferentes medios desplazados al lugar. El suceso ocurrió cerca de la N-550, a la altura de A Picaraña.

El Concello de Padrón llegó incluso a habilitar un pabellón por si los vecinos afectados requerían de sus servicios mientras permaneciesen activas las llamas en la zona. No fue necesario intervenir a ninguna persona finalmente, pese a que el incendio se aproximó a las viviendas, llegando a estar a unos 200 metros de las casas. Pasadas las seis de la tarde, todavía quedaban pequeños brotes por apagar, mientras los vecinos afectados ya habían regresado a la zona.

Al lugar del suceso acudieron el GES de Padrón, Policía Local, Guardia Civil, ambulancias del 061 y helicópteros de la Xunta e hidroaviones. El despliegue fue cuantioso debido a la posibilidad de que las llamas se extendiesen, aunque finalmente no hubo que lamentar males mayores.

El GES de Padrón tuvo que intervenir también en Laíño (Dodro) donde se produjo un pequeño incendio de 200 metros cuadrados cerca del campo de fútbol.

La Voz de Galicia

PROCESO DE REESTRUTURACI?N PARCELARIA EN GROBAS-FENTEIRA.

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Ao abeiro da Lei 4/2015, do 17 de xuño, de mellora da estrutura territorial agraria de Galicia, a Consellería de Medio Rural  da Xunta de Galicia ten previsto iniciar un PROCESO DE REESTRUTURACI?N PARCELARIA no Concello de Pontecesures, esta reestruturación so afecta ao lugar de Grobas-Fenteira.

Antes do inicio deste proceso a Consellería de Medio Rural quere contar coa conformidade dos propietarios, e para iso todos os interesados que teñan propiedades no devandito lugar e que teñan interese neste proceso de reestruturación parcelaria poden presentar por escrito esta conformidade nas oficinas do Concello de Pontecesures, tendo á súa disposición o modelo de formulario a presentar nas propias oficinas municipais.

Recórdase que para que se leve a cabo este proceso necesítase, cando menos, a conformidade do 70% dos propietarios.

El BNG afirma que el PP copia su proyecto de concentración de Cesures y Herbón.

«O PP está a vender que van impulsar un proxecto que eles mesmos afundiron», según el BNG de Padrón. Los nacionalistas denuncian que el actual proyecto de concentración parcelaria en Herbón y Cesures no es más que una copia del que había presentado en los años del bipartito la Consellería de Medio Rural, responsabilidad del BNG.

Para respaldar su teoría, el partido se remite a la solicitud vecinal de 2003, que había recibido como respuesta el inicio de un programa similar al ahora planteado por el PP. Los nacionalistas de Padrón entienden que muchas de sus iniciativas, por ser «máis activas, construtivas e con sentido de país», fueron boicoteadas y posteriormente copiadas tras la llegada de Feijoo a la Xunta.

La Voz de Galicia