Viva la lamprea.

Publicado por Redacción en

UNA buena mesa debe estar compuesta por comensales amenos, divertidos, cultos y dialogantes, llenos de ganas de vivir, amantes del placer de conversar mientras se saborea un buen vino después de haber comido con lentitud y precisión que se diría, ya que no astronómica, sí cósmica; lo que es mucho más exagerado y va a conseguir que más de uno se detenga a pensar en qué tipo de cosas se me ocurren.

La de ayer contaba con la presencia de un monseñor, un cirujano, una catedrática de literatura, un neurólogo y un tabernero al que Dios le bendiga el buen vino mucho años â??amén de con la de este escribidor de ustedesâ?? todos, inaugurando en el Carretas la temporada de lamprea.

Tantos años compitiendo a ver quién era el primero en probar que tal le sentaron a sus carnes, a las de la escurridiza dama de las aguas fluviales, el resultado de sus oceánicos peregrinajes han acabado por conducirnos a comerla todos juntos, celebrándola, en amor y compañía. Ahora habrá que esperar una semana para ir a probar la del Sancle, por aquello de la literatura comparada y ver qué tipo de conversación se deriva de la compañía de otros y distintos comensales.

aacon

Cada uno suele alabar la comida elaborada en el restaurante de sus amores y ya saben que los míos se resumen en el Carretas y si acaso en el San Clemente que lo es de los de mi hermano. Con él tendrá que coincidir en ese día señalado. No estará Pepe de Muros, que no era monseñor pero sí presbítero, pues se nos fue cuando nadie lo esperábamos. Habrá alguien más, pero ya se sabrá cuando nos llegue la hora.

La de este año era del Ulla, de buen tamaño y de prietas carnes, cocinada que fue a la bordelesa, como debe ser, pero con una variación que a mí me dejó entusiasmado, amigo como soy del arroz en paella. El que quiso, en vez de tomarla con arroz, la acompañó de un delicioso puré de patacas, salpicado de hierbas que ayudaron a eludir una digestión pesada. Gran descubrimiento. Siempre la tomaba a palo seco, sin probar el arroz y mucho menos el pan frito, pero con esto del puré prometo insistir en cada ocasión que se me presente propicia y adecuada.

La vida no solo consiste en irritarse viendo los telediarios, maldiciendo cada vez que nos cobra una comisión un banco, acordándonos de la madre que parió a más de un consejero de una industria hidroeléctrica, o pensando en la primera política practicada después del advenimiento democrático para compararla, sin proveerse de ningún escudo protector, con esta de hoy que cualquiera diría propia de las postrimerías. Sic transit gloria mundi, que diría Valdés Leal y repetimos nosotros porque, al fin y al cabo, una lamprea es una lamprea de la forma que una rosa es una rosa, es una rosa, es una rosa�

Alfredo Conde. Escritor, Premio Nadal y Nacional de Literatura

El Correo Gallego

Categorías: Sin Categoria

2 comentarios

DiscipuloII · 17-01-2015 a las 09:20

Semella pola compaña, que don Alfredo anda «floxo» á hora de disfrutar das vampiresas do Ulla de «prietas carnes»; dous médicos (por se poden facer algo) un cura (extrema unción) , e se non queda máis remedio unha profesora de literatura (para o epitafio). Bo proveito!

DiscipuloII · 17-01-2015 a las 17:38

Por certo, magnífico comendador don Alfredo para a constitución da Orde da Lamprea, aínda que ó mellor Ian Gibson resultaría máis axeitado, cuestión a debatir, e de paso reconvocar nesta vindeira edición a Jorge Mira (o profesor da Universidade de Santiago que sempre anda un grado máis quente ca o lume), Neira Vilas, Carlos Blanco, Xosé Lois Ladra, Fernando Cobo, Tacho Gonzalez, André Arzua, Xesús Abalo (o Linneo pequeno), con todos eles era un boa despedida para o señor Angueira, ¡¡ánimo Alcalde, fai un esforzo!!

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.