Los arqueólogos apuestan por destapar el tesoro escondido en el lecho el Ulla.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Un submarinista en aguas del Ulla, durante las prospecciones.

El río Ulla esconde importantes secretos y valiosos testimonios de culturas pasadas. Los arqueólogos así lo indican, y su intención es hacer todo lo posible para sacar a la luz esas joyas patrimoniales y arqueológicas que se esconden en el lecho fluvial.
El proyecto de investigación arqueológica que se desarrolla en Valga, y más concretamente en Agramar, Cortinallas y los ríos Ulla y Valga, comenzó en septiembre de 2007, cuando el grupo de investigación «Arqueopat», de la Universidade de Santiago, desarrolló lo que de denominó «Propuestas de actuación histórico-arqueológicas para el Concello de Valga», bajo supervisión de los profesores Fernando Acuña Castroviejo y Raquel Casal.
Un año después, la Universidad y la empresa de servicios subacuáticos Argos realizaban prospecciones con el fin de «poner en valor» el patrimonio histórico-cultural del Ayuntamiento valgués, que ahora espera con impaciencia el desarrollo de la segunda y puede que definitiva fase, la de las excavaciones terrestres y fluviales que sirvan para redescubrir la llamada «Turris Augusti» y un viejo embarcadero que utilizaron los romanos.
Durante las prospecciones efectuadas hace dos años se analizó de forma minuciosa una superficie de 50 hectáreas de tierra y agua, «tratando de descubrir la riqueza cultural y patrimonial de la zona», explican en la empresa Argos.
La «Turris Augusti»
La intención de los investigadores no era otra que «localizar posibles restos asociables a la Turris Augusti, un monumento memorable mencionado por Pomponio Mela, autor romano del siglo I después de Cristo».
Se trataba, o al menos eso se cree, de «un monumento honorífico al emperador Augusto, erigido, probablemente por los Irienses, en el río Ulla, frente a la desembocadura del Sar».
Paralelamente, las prospecciones trataban de «recabar datos sobre el histórico comercio y la navegación fluvial».
Durante el desarrollo del proyecto pudieron participar estudiantes de la Universidade de Santiago, que incluso efectuaron prácticas profesionales y desarrollaron variadas técnicas de prospección, recogida de datos de campo y localización de documentos histórico-arqueológicos relacionados con la toponimia, el folclore y la tradición oral asociada.
Los resultados
Fue así como, después de un intenso y complejo trabajo, tanto dentro del cauce fluvial como en sus orillas, se consiguieron unos resultados francamente esperanzadores y vitales para la continuidad de este proyecto arqueológico.
En concreto, tras prospectar exhaustivamente una zona fluvial de 5.500 metros cuadrados se recuperaron «alrededor de 70 fragmentos cerámicos de época romana, medieval y moderna (…), seguramente llevados a esta zona por el arrastre de las corrientes y que dan fe del intenso tráfico comercial que tuvo en el pasado esta vía fluvial». Entre esos fragmentos destacan los trozos de ánforas, de diferentes estilos, épocas y culturas.
Prospección fiable
De este modo, y a pesar de las dificultades derivadas de la escasa visibilidad y las fuertes corrientes, «se ha logrado desarrollar, por primera vez en Galicia, una metodología de prospección visual fiable y rigurosa del lecho del río Ulla».
En Argos apuntan igualmente que «pese al éxito obtenido, se puede suponer la existencia de más materiales arqueológicos bajo la sedimentación de arena y fango que presenta el río en este tramo, y que una prospección visual superficial no permite alcanzar en su totalidad», de ahí la conveniencia de ampliar el proyecto y llevar a cabo las excavaciones necesarias.
Paralelamente, «en la parte terrestre se han prospectado unas 20,1 hectáreas, documentándose una nueva estación rupestre, con cazoletas, en un soporte granítico destacado en el entorno; un área con material arqueológico de época medieval, relacionable con la explotación agraria en el entorno del núcleo rural cercano de A Devesa; y un yacimiento arqueológico nuevo, no catalogado».
En este último caso «hay abundante material de la época romana y muros perimetrales asociados», todo ello en un punto que ofrece «un claro dominio visual y de control de la desembocadura del Sar y la subida por el río Ulla hasta Pontecesures».
Esa estratégica situación y el tipo de amurallamiento podrían indicar la utilización de este espacio con fines defensivos, y «paradójicamente, se sitúa en el área en la que el autor romano Pomponio Mela sitúa la Turris Augusti», apostilla Argos.
También podría tratarse de los restos de un puerto fluvial, «similar a otros en bancada de época romana, como los de Zaragoza, Frejus, Londres o Tortosa».
Como ya se explicó hace unos días, a raíz de la charla informativa en la que se dio cuenta de todo el trabajo realizado hasta ahora, el enigma de la «Turris Augusti» ha movilizado esta campaña arqueológica.
La apuesta del alcalde
Si todo sale según lo previsto y el año que viene se afrontan las excavaciones previas a la recuperación de los principales «tesoros» escondidos en el río, el Concello de Valga verá considerablemente incrementado y reforzado su patrimonio cultural y etnográfico.
Pero en caso de conseguirlo, y el alcalde, José María Bello Maneiro, confía en que así sea, no será solo un éxito para este ayuntamiento, sino que se tratará de un gran logro para el conjunto de Galicia.

FARO DE VIGO, 10/10/10


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