El vecino de Valga fue golpeado con saña antes de ser calcinado.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Agentes de la Guardia Civil especializados en la investigación de incendios llegados expresamente de Madrid, una unidad que ya investigó el accidente de Spanair, aterrizaron ayer a primera hora de la mañana en Valga para recabar pruebas que permitan aclarar el extraño asesinato de José Manuel Burés, Nelo o Rato. Lo hicieron con el apoyo de especialistas del Laboratorio Criminalista de la Guardia Civil de A Coruña. Semejante despliegue tenía por objetivo saber por qué, a pesar de que el cuerpo de la víctima apareció totalmente calcinado, no había rastro de fuego a su alrededor.

Todavía son muchas las incógnitas en torno al crimen. El cadáver estaba tan quemado que hasta que se sepa el resultado de la autopsia no se aclarará con exactitud qué fue lo que le causó la muerte. Se sabe que el hombre fue brutalmente golpeado antes de morir, y se sospecha también que lo apuñalaron con un cuchillo que apareció cerca del cadáver, pero fuentes de la investigación no se atrevieron a confirmarlo, a la espera de lo que indique la autopsia.

El cadáver ya está en la delegación en Galicia del Instituto de Medicina Legal, con sede en Pontevedra, donde se supone que en las próximas horas le practicarán la autopsia. Se hará después de que, a lo largo de toda la mañana de ayer, los agentes, vestidos con monos blancos y protegidos con mascarillas, recabasen pruebas en la casa en la que apareció el cuerpo calcinado de José Manuel Burés.

Levantamiento del cadáver

Hasta la una y cuarto de la tarde no salió el coche fúnebre con el cadáver de la casa de O Forno, acompañado de la lógica expectación que el suceso provocó entre los vecinos. Sus allegados no dejaban de lamentar la mala suerte que había tenido la víctima, un hombre que había acumulado algo de dinero gracias a las múltiples actividades laborales que desarrolló a lo largo de toda su vida, porque como decía un vecino que lo conocía bien, «foi sempre un negociante», y lo mismo tramitaba las pensiones de sus parroquianos que fabricaba ataúdes en su casa. A sus 92 años todavía sacaba cada día a pastar las ovejas. Fue la extraña interrupción de esas rutinas y el hecho de que ni siquiera hubiese abierto las persianas ni recogido el pan de la puerta lo que hizo sospechar a sus vecinos en la mañana del miércoles de que algo grave le había pasado a Nelo. Llamaron entonces a la Guardia Civil y se confirmaron las peores sospechas.

Y no era la primera vez que atracaban a este hombre. Ya había sufrido otros robos en su vivienda. En una ocasión, lo ataron y lo golpearon. Y todo para llevarse un maquinillo y otros aperos que en aquel momento tenía en la casa.

LA VOZ DE GALICIA, 31/05/13

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