La próxima vez una estufa y un termómetro.
Los problemas con el sonido no son los únicos que deben padecer quienes asisten, por obligación o por devoción democrática a las sesiones plenarias de Pontecesures. Cuando llega el invierno, el frío que se registra en la sala agarrota el debate. Para muestra la sesión del lunes, cuando en el salón de plenos la temperatura «rondaría los 11 grados» según los cálculos de Vidal Seage. «Es insoportable. La próxima vez, además del micrófono voy a llevar una estufa y un termómetro», ironizaba el portavoz popular. El lunes, la secretaria municipal ya había asistido pertrechada con una suerte de manta por si la temperatura bajaba demasiado.
El PP reconoce que el problema térmico deriva del diseño del edificio. La casa consistorial de Pontecesures se construyó a mediados de los setenta, siguiendo un diseño de César Portela. El edificio rompió moldes, sí, pero en él quedaron sin resolver muchos problemas, como la imposibilidad casí física de caldear una sala con la altura que tiene el salón de plenos. «De todas formas, no hay voluntad de arregalr ese asunto. No hay ni enchufes para los acumuladores»
La Voz de Galicia
0 comentarios