La calle Caldeirón de Arriba de Porto quedó dividida en dos partes, la nueva y la vieja, en un estado que impide el paso en coche.
Las obras quedaron a medio camino, hasta donde llegó el dinero
Entre Caldeirón de Arriba y Caldeirón de Abaixo (Pontecesures) media un abismo. El flamante pavimento rojizo colocado en la parte alta se trunca de repente dejando la calle partida por la mitad. Un desnivel a modo de escalón da paso a un tramo más propio para el tránsito de cabras que de personas. Por de pronto, los coches no pueden transitar por allí sin riesgo de quedarse en el intento y malamente lo hace la moto del cartero. Y mientras los vecinos sufren las consecuencias de esta chapuza, los grupos políticos se enzarzan en cómo se hizo o cómo se debería haber hecho la obra en cuestión.
La génesis del problema arranca hace cuatro meses. El 21 de mayo -un día antes de las elecciones municipales- comenzaron las obras de ensanche e instalación del sistema de saneamiento en Caldeirón de Arriba, con un presupuesto de 37.828 euros. Alguien no previó que este dinero no llegaba para llegar al final de la calle, y se ejecutó solo hasta donde alcanzó el presupuesto.
Polémica política
Los obreros y las máquinas abandonaron el lugar hace un par de meses, dejando el tramo pendiente en un estado lamentable, y así sigue hasta hoy. En el Concello han echado manos del asunto y han tenido que escudriñar en las castigadas arcas municipales para conseguir los 37.000 euros necesarios para afrontar este gasto. Pero la oposición también tiene algo que decir al respecto. Lo dijo en el pleno del lunes, donde le reprocharon al alcalde Álvarez Angueira que recurra a fondos propios sin explorar la posibilidad de hacerlo con cargo a alguna subvención «como fixemos nós». Y lo dijo después el concejal de la ACP, Luis Ángel Sabariz, quien asegura que si la calle está en este estado es por culpa del gobierno actual «que ordenó que no se hiciesen las labores de reposición con hormigón en la zona dañada para ridiculizar al gobierno anterior».
Pero el tripartito pilotado por Angueira no quiere parches y opina que esta obra no puede supeditarse a que lleguen ayudas, dado que pueden pasar meses sin noticias y las lluvias del otoño ya no tardarán. «A xente que vive alí non pode esperar. Para nós é prioritario acabar esta obra este ano, por unha cuestión de seguridade». Además, ponen esta actuación como ejemplo de la política «electoralista» y de «falta de control do gasto» del equipo del que formó parte Sabariz Rolán y que presidió Maribel Castro.
Dos presupuestos para dos obras distintas.
En las obras se gastaron ya 37.828 euros con cargo a un plan financiado en el Estado la Diputación y el Concello (PPC 2010). El Concello acaba de habilitar ahora 32.000 euros para terminar el trozo que falta, con cargo a fondos propios.
Los vecinos opinan.
«Cando chove, como xa choveu, baixa toda a area e entra nas casas» (Juan José)
«Non podemos subir nin baixar, nin pode vir o pan nin a peixeira. Isto había que arranxalo» (Luis)
LA VOZ DE GALICIA, 02/10/11