Dos estudiantes de la USC se niegan a regresar de Lituania, donde realizan un Erasmus. Una de ellas es la padronesa Verónica Busto Hermida.

A Verónica Busto y María López del Río, dos estudiantes de quinto y cuarto de Medicina de la USC, la pandemia del coronavirus les pilló estudiando un Erasmus en Lituania pero, al contrario de la inmensa mayoría de los españoles que en estos momentos de crisis sanitaria se encuentran en el extranjero, ellas por el momento no quieren regresar a sus casas ante la situación que se vive en España.

«Aquí todavía nos dejan salir a la calle. Las clases presenciales fueron suspendidas y el lunes empezarán a impartir la docencia a través de una plataforma virtual», explica Verónica Busto, una joven de Padrón que se estableció en el país del norte europeo el pasado verano para completar su formación universitaria.

«Mi compañera, que es de Ferrol, y yo hemos venido para todo el curso y estamos muy tranquilas y decididas. Nos queremos quedar. Además, aquí por ahora apenas se percibe la pandemia. Nuestras familias también quedan tranquilas si nos quedamos, aunque es cierto que les preocupa un poco el funcionamiento del sistema sanitario lituano», indica Verónica, antes de añadir que se alojan en una residencia de estudiantes de Kaunas, una ciudad ubicada en el corazón del país báltico, en cuya universidad están matriculadas.

Del centro donde viven «se fueron todos menos los españoles, que nos quedamos todos, y dos turcos, así que pasamos el rato entre nosotros», comenta la universitaria padronesa, a la vez que señala que conoce el caso de una estudiante española que «llegaba de viaje y al final no pudo entrar en Lituania porque cerraron las fronteras, así que se tuvo que quedar en Madrid».

Las dos gallegas salen poco y, mientras no comienza la teleformación en su universidad, aprovechan, entre otras cosas, para practicar en la cocina: hacen paella, aunque allí tienen que cocinarla en sartenes, «por que aquí no hay paelleras», tal y como comenta la estudiante de Medicina, que confía en que la situación de pandemia remita pronto y en poder acabar el curso en el Báltico.

Confirma, por otro lado, que la Embajada de España en el país se puso en contacto con todos los erasmus y les ofreció la posibilidad de regresar a casa. «Nos entregaron un documento en el que podíamos inscribirnos si deseábamos volver. Solo se apuntaron unas diez personas y a los pocos días nos ofrecieron la posibilidad de comprar un billete con escala en Francia que costaba 230 euros», explica.

También desde la Universidad de Santiago se preocuparon por sus alumnos en el extranjero. «Se pusieron en contacto con nosotros y nos comentaron que podíamos regresar y continuar el curso en Santiago, pero de momento preferimos quedar», incide.

El Correo Gallego

El Ejército en Padrón.

Tercera denuncia en Padrón por saltarse las normas del estado de alerta. La Policía Local denunció en la tarde del lunes a un joven que estaba en grupo con otros en la zona del lavadero del lugar de Extramundi de Arriba, fumando marihuana. Al ver a la patrulla de la Policía Local, el grupo se disolvió y los jóvenes echaron a correr, pero la Policía Local logró retener a uno de ellos, que acabó denunciando por desobediencia. Tiene 21 años, es de Pazos y alegó que se asfixiaba en casa.  

Por otra parte, el Ejército se ha desplegado hoy en las calles de Padrón. En principio, es un grupo de entre 8 y 10 militares que también recorrerá las zonas más más alejadas del casco urbano, como las parroquias del rural. 

Además, la Policía Local de Padrón ha convocado para las ocho de esta tarde una concentración de fuerzas de seguridad y servicios emergencia en el entorno del centro de salud de la capital del Sar, como muestra de agradecimiento al personal sanitario por su labor en esta pandemia. Además del cuerpo local de seguridad, están convocados, en la medida de sus posibilidades a esa hora, Guardia Civil, ambulancia del 061 con base en Padrón, Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) y Protección Civil. 

La Voz de Galicia

Finsa presenta un ERTE para 1.600 trabajadores, 800 en Santiago.

La regulación temporal de empleo en la maderera estará en vigor hasta el próximo 30 de abril.

Después de varios días de intensas negociaciones con la representación sindical, Finsa ha presentado definitivamente un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para hacer frente al parón de actividad desencadenado por la crisis del coronavirus. La regulación afecta a 1.600 trabajadores de las cuatro plantas gallegas, de los que 800 se corresponden con la de Santiago y el resto se reparten entre Padrón, San Cibrao y Ràbade.

El ERTE estará vigente hasta el próximo 30 de abril y las condiciones establecidas pasan por completar el sueldo de los empleados hasta llegar al 90 % en marzo y el 85 % en abril, teniendo en cuenta que el 70 % va con cargo al erario público. También habrá un complemento para llegar al 80 % de las pagas extras y se mantienen el 100 % de las vacaciones., tal y como ha anunciado la compañía. Además, la empresa formará una comisión de prevención específica en cada planta para aplicar y supervisar la aplicación de medidas de seguridad para las personas que tengan que trabajar. El colapso generado por la emergencia sanitaria ha obligado a la empresa a parar la actividad en las plantas, donde quedan servicios mínimos para el mantenimiento de las calderas e infraestructuras, un complejo entramado de máquinas industriales en las que transforma la madera en diferentes productos que tienen salida a los mercados nacionales e internacionales.

Finsa mantiene cerrados los parques de madera de las cuatro plantas gallegas, que son las instalaciones donde recepciona la materia prima, fundamentalmente pino, y donde recibía diariamente, entre todas, nueve mil toneladas de producto. Solo la fábrica santiaguesa, por ejemplo, absorbía cada jornada 2.500. Esto ha tenido un efecto inmediato en el origen de la cadena de valor del monte, donde se han frenado también las talas de pino.

El parón industrial afecta en la comunidad gallega a unos 1.500 proveedores de madera, que suministran a Finsa, y también a otras empresas del sector. El grueso de la plantilla que está fuera de fábricas se encuentra teletrabajando (300 personas ya en todo el grupo), pero no los operarios de las plantas, que estarán sin trabajo hasta finales del mes de abril. La maderera gallega es el primer generador de empleo de la ciudad y su comarca, con 1.200 trabajadores.

La crisis del coronavirus está afectado a todo el tejido empresarial de Compostela, y ha sacudido con mucha fuerza a la hostelería, sector clave en la economía de la ciudad, y que se halla ahora totalmente parada. Bares, hoteles y restaurantes tienen echada la persiana.

La Voz de Galicia