La quiebra de Nexia pone contra las cuerdas al Concello de Pontecesures.

Vidal Seage: «Las subcontratas nos están reclamando a nosotros las deudas»

El alcalde de Pontecesures se muestra muy preocupado con la paralización de la mejora de la fachada portuaria, una obra de unos 450.000 euros financiada con cargo al Plan de Reequilibrio de la Diputación. Señala que falta cerca de la mitad de la obra por ejecutar y debe estar rematada antes del 30 de junio para no perder la subvención provincial.

El tiempo corre en su contra. «La obra tenía que estar entregada en mayo de 2019. Sufrió algunos retrasos no imputables a Nexia y se concedieron algunas prórrogas, pero en tres o cuatro meses debía estar acabada» señala Seage, que se reunió con el administrador de la empresa para analizar la forma de concluir los trabajos. «A ver si es posible que lo que quede de empresa se adjudique a otra y esta segunda remate la obra» confía. De lo contrario la única vía será la rescisión del contrato (se está preparando la documentación)».

Pero los problemas no terminan ahí, pues desconocen si el dinero va a a ser suficiente para sufragar toda la obra. «Las subcontratas se están dirigiendo a nosotros reclamándonos cantidades que Nexia no les pagó porque somos responsables solidarios y subsidiarios», indica Vidal Seage.

Faro de Vigo

Pontecesures ganó población.

Perdieron población 251 ayuntamientos gallegos en 2018.

La población de Galicia a primero de enero del pasado año ascendió a 2.699.499 habitantes. De ellos, 100.868 son de nacionalidad extranjera. De los 313 municipios que conforman su geografía, 251 cerraron el pasado 2018 con saldo demográfico negativo, solo 53 ganaron población y nueve sumaron los mismos vecinos que en el ejercicio anterior.

De acuerdo con los datos a 1 de enero de 2019 del padrón municipal que publicó ayer el Instituto Galego de Estatística (IGE), A Coruña y Pontevedra concentran la mayor parte de los municipios que registraron crecimiento de habitantes con 20 y 19, respectivamente. Por contra, en Ourense solo hubo siete ayuntamientos (Allariz, Amoeiro, Baltar, A Merca, Pereiro de Aguiar, Piñor, Quintela de Leirado y San Cibrao das Viñas) con aumento de población, igual número que en Lugo (Castro de Rei, Folgoso do Courel, Lugo, Pantón, Riotorto, Sober y Burela).

LUGO Y OURENSE EN ROJO. En función de los datos del IGE, un total de 83 ayuntamientos ourensanos y 57 lucenses vieron cómo caía su población en 2018, lo que supone el 90% y el 85% de los municipios de Ourense y Lugo, respectivamente. Además, dos ayuntamiento mantuvieron los mismos habitantes en Ourense, circunstancia que también se dio en otros cuatro municipios de la demarcación luguesa.

En la provincia de A Coruña, hubo crecimiento de vecinos en los municipios de Ames, Ares, Arteixo, Borio, Boqueixón, Cambre, Carballo, Carral, Cee, A Coruña, Frades, Irixoa, Miño, Oleiros, Ordes, Oroso, Sada, Santiago, Teo y Vilarmaior. Además, Campo Lameiro, Cangas, Gondomar, A Lama, Meis, Mondariz-Balneario, Oia, Pazos de Borbén, Pontevedra, Portas, Ponteareas, Ponte Caldelas, Pontecesures, Redondela, Salceda de Caselas, Salvaterra de Miño, Sanxenxo, Tomiño y Vigo fueron los ayuntamientos de la provincia pontevedresa que tuvieron un saldo positivo en 2018.

CIUDADES. En cuanto a las siete ciudades gallegas, solo Ourense y Ferrol experimentaron bajadas en su padrón municipal a 1 de enero de 2019. Así, la ciudad naval perdió 734 personas mientras que en la capital ourensana el descenso fue de 272.

Por contra, Vigo con un aumento de 1.722 vecinos, A Coruña con 861 y Santiago con 855 registraron los mejores datos entre la Galicia urbana, en la que Lugo (251) y Pontevedra (227) también experimentaron crecimientos. En los siete ayuntamientos más poblados, que se corresponden con los de las grandes urbes, cuya población global es de 991.938 habitantes, se concentra un tercio del total de la demografía gallega, según las cifras publicadas por el citado instituto estadístico.

El Correo Gallego

Recogen la leyenda del mal de ojo de Valga en un libro.

‘Mala Cosecha’, de Natalia Monje, dedica un apartado a este mito tras hablar con gente mayor del municipio // El ensayo reúne varios sucesos oscuros investigados en toda España // Muchos son gallegos, situados en Viveiro o Vigo.

La periodista e historiadora coruñesa Natalia Monje ha aglutinado en su libro Mala Cosecha (Editorial Odeón) numerosos sucesos oscuros investigados durante años a lo largo de toda España, de los que muchos de los más aterradores llevan sello gallego. Una parte de su ensayo está redactado a partir de conversaciones con gente mayor del Concello de Valga, en concreto sobre el mal de ojo. «Ese poder que poseía un individuo normal para provocar desgracias en otro ser sólo con mirarlo, una creencia popular que sigue muy vigente», explica la autora. «Una de las cosas que me sorprendió es que la gente dice que muchas personas echan mal de ojo sin querer simplemente porque tienen una mirada fuerte que puede hacer el mal y por eso llevan unas gafas de sol siempre», apuntó Monje. De ahí proviene la historia del señor que siempre iba al mercado con las gafas de sol y cuando se las levantó el buey que tenía delante se cayó desplomado y muerto. «Esto en los pueblos de Galicia te lo cuenta todo el mundo», asegura la periodista.

Su ensayo dedica largas páginas a los bebedores de sangre, un campo en el que se mezclan la realidad y las creencias, pues estos actos salvajes derivan de los consejos arrojados por algunos curanderos del siglo XIX que creían que bebiendo sangre humana, sobre todo de niño, podría curarse la tuberculosis, explica Natalia Monje. «Era una época de muchas hambrunas, en la que los médicos recomendaban a la gente con anemias ir a los mataderos para que les dieran vasos de sangre y reponerse así de esta dolencia, una cura que se aplicó equivocadamente a la infección mortal para la que no había tratamiento». Un ejemplo real, documentado y juzgado, fue el ocurrido en Agolada (Pontevedra), en el que se demostró que el asesinato había sido realizado por un móvil vampírico.

El pueblo comenzó a buscar a un niño de 19 meses que había desaparecido. «En aquella época los niños, incluso tan pequeños, jugaban solos delante de las casas», narra la escritora. Entonces, «lo encontraron enterrado en estiércol en la casa de sus vecinos. Estos lo habían secuestrado, lo habían asesinado y, como ellos mismos confesaron, le habían sacado la sangre para que la bebiera uno de los miembros de la familia, un joven de quince años que tenia tuberculosis».

A raíz de escándalos como este, se creó una verdadera «histeria social», en la que la gente, con el «ánimo muy avivado», comenzó a rumorear sobre la existencia de vampiros. Muestra de ello fue un caso acaecido en Vigo también en el siglo XIX, en el que un hombre invitó a una niña a tomar un helado y de pronto la muchedumbre lo rodeó al grito de «¡Es el vampiro!». Tras la acusación popular y un intento de agresión, la guardia lo rescató y corroboró que el sospechoso no había cometido ningún crimen, detalla la autora.

También describe en su libro una denuncia interpuesta por unos boticarios de Viveiro en el siglo XIX a raíz del rumor que decía que ellos mataban a personas para sacarles la grasa y hacer medicamentos. Nunca se evidenció tal cosa.

El Correo Gallego

¿Por qué no se borran las pintadas en los edificios municipales y en los espacios públicos de Pontecesures?

Hace más de dos meses, aparecieron varias pintadas en el municipio como las de las fotografías (plaza de abastos y monumento conmemorativo de las Ferias del Automóvil). Desgraciadamente esto ocurre en muchos lugares pero, por regla general, las administraciones municipales reaccionan, independientemente de las denuncias y las investigaciones que procedan sobre los autores, borrando inmediatamente unas pintadas que afean los edificios y transmiten una sensación de abandono que perjudica mucho la imagen de la villa. ¿Por qué no ocurre esto en Pontecesures?. ¿A qué se está esperando para actuar?, ¿Por qué no se encarga ya a una empresa especializada el borrado de las pintadas en la piedra con los productos adecuados que siempre es una labor más difícil?.

Por cierto, se aprecia que en el «Coche de Pedra» hubo un intento de borrado, pero como vemos ineficaz o más bien chapucero. Por último, en el monumento del coche hay cuatro puntos del luz que, desde el suelo, iluminan la estatua. Meses y meses llevan sin funcionar. Estos detalles deben cuidarse, por favor.