Murió Esmerencia Grela García.

El pasado martes falleció a los 86 años esta vecina de Cagaxol, viuda de Francisco Baleirón Mosquera. El entierro tuvo lugar ayer miércoles en la Iglesia de Campaña y los restos mortales recibieron sepultura en el cementerio de dicha parroquia.
Descanse en paz.

Manuel Fontán y Rodrigo Abalo, campeones de España.

El Campeonato de España para Jóvenes Promesas Cadetes (5.000 metros) e Infantiles (3.000) confirmó el pasado sábado en Sevilla que lo conseguido en el 2016 por el Náutico Pontecesures y la gran esperanza de la cantera del Náutico O Muíño de Ribadumia, Manuel Fontán Señoráns, no fue algo puntual, sino el principio de sendas prometedoras historias.

En el caso del equipo del Baixo Ulla, el Náutico Pontecesures amenaza con repetir como mejor cantera a nivel estatal, tras ganar la clasificación de clubes en la primera cita puntuable para la Liga Nacional de Jóvenes Promesas. El conjunto arousano se impuso con 2.303 puntos, por los 2.236 de la Escuela Piragüismo Ciudad de Pontevedra y los 1.929 de un Náutico de Sevilla que cerró el podio. El As Torres-Romaría Vikinga ocupó el sexto puesto, con 1.503 puntos. Decimoctavo fue el Breogán do Grove, con 735, con el O Muíño figurando en el 48.º con 347 y el Piragüismo Illa de Arousa en el 99.º con 16.

A nivel individual, Manuel Fontán Señoráns se impuso con insultante claridad en la prueba del C-1 5.000, con un crono de 25 minutos y 38 segundos, casi diez segundos y medio menos que Nicolás Sprimont, del Náutico Port de Pollença, subcampeón. Una actuación que impulsa al palista del O Muíño en su preparación para los selectivos del combinado español juvenil.

Insultante claridad que demostró por igual en la categoría Infantil A en el C-1 3.000 Rodrigo Abalo Sampedro, del Náutico Pontecesures, que empleó 16.14, casi 13 segundos menos que Yoel Becerra, del Rodeira de Cangas. Araceli Baleirón, del Náutico Pontecesures, se colgó el bronce en el K-1 5.000 Cadete B.

La Voz de Galicia

Pontecesures repite trono.

Los infantiles y cadetes del Náutico de Pontecesures demostraron en Sevilla que son la mejor cantera de España.

El Club Náutico Pontecesures revalidó su título en el Campeonato de España de Jóvenes Promesas celebrado ayer en aguas del Guadalquivir a su paso por la Isla de La Cartuja de Sevilla, donde participaron un total de 865 deportistas pertenecientes a un centenar de clubes de toda España. El club arousano que preside Anxo Barreiro volvió a demostrar que posee la mejor cantera nacional al sumar un total de 2.303 puntos, superando a la Escuela de Piragüismo Ciudad de Pontevedra y al Náutico de Sevilla. As Torres ocupó el sexto lugar de la clasificación.

??Isto non é un resultado aislado xa que a entidade, no seu traballo de aposta pola captación e implicación dos máis pequenos para que disfruten deste fermoso deporte, xa gañou o ano pasado o nacional, e leva anos estando no mais alto da clasificación na categoría de promesas?, explicaban ayer con satisfacción desde el Náutico.

También se colgó el oro nacional a nivel individual el palista infantil del club cesureño Rodrigo Abalo, que ganó en categoría Infantil A C1 con un tiempo de 16:14.580.

Título para O Muiño
El otro gran protagonista ayer en Sevilla fue la promesa del Náutico O Muiño de Ribadumia Manuel Fontán. El joven mundialista no falló en Cadete A C1 y se proclamó campeón de España con un tiempo de 25:38.030 en una prueba en la que Pedro Citoula (Pontecesures) fue sexto.

Además, en Mujer Cadete B K1 sobre 5.000 metros Araceli Baleirón (Náutico de Pontecesures) logró el bronce con un tiempo de 25:18.930. En Cadete B C1 Antía Romero, del Club Rías Baixas – Náutico Boiro fue bronce con 32:21.680 e Iria Romero (Pontecesures) fue cuarta.

Carmen Devesa (Breogán de O Grove) rozó el bronce al acabar cuarta en Infantil B K1, al igual que Lucía Da Costa en Infantil A K1, también cuarta en una prueba en la que Lúa Cubiella (O Muiño) finalizó decimocuarta.

Diario de Arousa

Docena y media de palistas arousanos al Centro Galego de Tecnificación Deportiva.

La calidad del trabajo desarrollado por los clubes arousanos de piragüismo ha quedado reflejada una temporada más en su nómina de palistas en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD). Dieciocho en el ejercicio 2016/17.

Casi la mitad proceden del Breogán. Con dos residentes, Noel Domínguez y Lara Outón, y media docena de externos: Tono Campos, José Manuel Sánchez, Diego Romero, Tania Álvarez, Nuria Villacé y Elena Naveiro.

Carla Frieiro, Catuxa Fabeiro y Javier Ordóñez (As Torres-Romaría Vikinga), Yerai García y Antía Santiago (Piragüismo Illa), Pedro Citoula, Iria Romero y Aracelia Baleirón (Náutico Pontecesures), Manuel Fontán (Náutico O Muíño) y Miguel Ángel Pérez (P. Cambados), este último externo, completan la nómina arousana.

Xosé García Lapido conta a historia da asociación cultural O Sacho de Padrón.

Xosé García Lapido reuniu a máis de 300 persoas na presentación do libro O Sacho, un fito na nosa cultura, no que conta a historia da asociación cultural que estivo activa en Padrón e comarca entre os anos 1975 e 1983.

García Lapido, que foi un dos fundadores da entidade, ademais do presidente durante sete anos, di que a «historia do Sacho foi moi bonita» xa que a asociación naceu cun marcado carácter cultural pero acabou traballando en moitos frontes, coma no social, educativo, medioambiental e incluso no laboral, explica.
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Como padronés, este veciño «sempre tiven moi presente» a asociación, pero nunca pensou en publicar nada sobre a mesma, confesa, ata que o animou Anxo Angueira, escritor e presidente da Fundación Rosalía de Castro. A Angueira e a Manuel Lorenzo Baleirón, que tamén estivo na directiva da entidade, Xosé García quérelle agradecer os seus traballos para a corrección lingüística do libro, que se pode atopar a venda en Padrón, Cesures e mesmo nalgunha libraría de Santiago. O Sacho naceu nun ámbito local pero logo tivo alcance máis alá ata o punto que foi das primeiras entidades en reclamar que o día 17 de maio fose un día de festa en Galicia. Xosé García Lapido cre que «todas as reivindicacións que tiña O Sacho entonces son válidas hoxe en día». Lembra que a media de idade dos socios era 18 anos e incluso os había menores, nuns tempos nos que xuntarse máis de tres estaba considerado unha «reunión subversiva».

Xosé García Lapido non sabe se Padrón precisa que O Sacho sexa reiniciado, pero pensa que o concello e a comarca necesita unha entidade cultural -«clámaa a berros»- di- que debería ser, na súa opinión, o Instituto de Estudos Iriense, que editou o libro.

«Padrón precisa de xente interesada na nosa cultura, independentemente de ideoloxías», engade este veciño, que foi concelleiro durante cinco mandatos, algo polo que lle está «moi agradecido» ao pobo padronés.

A publicación do libro coincide co corenta aniversario da creación da asociación cultural.

La Voz de Galicia

La «oficina» de la droga estaba en Lestrobe.

droles

De los nueve acusados, solo uno declaró porque aceptaron un acuerdo con el fiscal.

En Padrón, los narcos iban a «la oficina». Al menos el grupo juzgado esta semana por formar parte de una organización dedicada a la venta al por menor de heroína, cocaína y cannabis. De los nueve acusados, ocho no llegaron ni a declarar en la vista oral. Aceptaron un acuerdo con el fiscal a cambio de rebajar las penas que les pedían. Entre ellos, el jefe, Fernando Baleirón Abuín, y su lugarteniente, Secundino Osorio Tarrío, que tendrán que ingresar en prisión dado que han aceptado condenas de seis y cinco años, respectivamente.

«La oficina» era la casa que el cabecilla del grupo de narcotraficantes había alquilado en Lestrobe (Dodro) para utilizarla como centro de operaciones. El inmueble, situado en la carretera de Rianxo, era frecuentado por toxicómanos que acudían a comprar sus dosis y que muy frecuentemente fumaban o se inyectaban allí mismo.

En las numerosas conversaciones telefónicas interceptadas por la Guardia Civil durante los largos meses de investigación son constantes las referencias a la casa como si de un lugar normal, y legal, de trabajo se tratase. El jefe, Baleirón, llamaba a sus colaboradores y les preguntaba «¿estás en la oficina?» o les advertía de que tal o cual cliente «iban a pasar por la oficina» y les pedía que les atendiesen debidamente con palabras en clave como «del color» para la heroína.

Aquella «oficina» de la droga de la comarca de Padrón fue por tanto vigilada día y noche por los agentes y se documentó cada movimiento de los narcotraficantes. La Guardia Civil supo así que, en un momento dado, el grupo sufrió un robo. Alguien aprovechó que el inmueble se quedaba vacío por las noches para entrar y llevarse la mercancía que tenían allí almacenada. Ese fue el momento en el que Fernando Baleirón decidió cambiar el modus operandi de la organización y dejar en «la oficina» un retén que la vigilase 24 horas al día.

Todos menos uno de los colaboradores del grupo han aceptado su participación en los hechos y condenas de entre tres y tres años y medio de prisión. No las cumplirán, de momento, porque el acuerdo con el fiscal incluye una suspensión por tres años de la condena siempre y cuando se sometan a un tratamiento de desintoxicación con controles periódicos cada seis meses que demuestren que ya no consumen estupefacientes. No en vano, todos eran toxicómanos, un factor que ha sido tenido en cuenta como atenuante a la hora de juzgarlos porque se considera que cometieron los delitos para, en parte, sufragarse las dosis que necesitaban.

En la estructura que la banda montó en Padrón, además de «la oficina», también utilizaban para sus ventas, aunque en menor medida, el piso en el que vivía Fernando Baleirón con su novia -también condenada- en la capital del Sar. Su lugarteniente, Secundino Osorio, hermano de su pareja, también vivía allí con ellos. El tercer lado del triángulo era un bar situado en la plaza de Camilo José Cela, el A Lareira, en el que estaba al frente otra de las acusadas que ha aceptado los hechos a cambio de una reducción de la condena.

Venta a pequeña escala
El grupo contaba además con un numeroso parque de automóviles que utilizaban para ir y venir de «la oficina» con la droga. Se abastecían con dos intermediarios de Vilagarcía que también han aceptado los hechos y han sido condenados.

El de Baleirón era un grupo de venta de droga a pequeña escala pero muy bien organizado. De hecho, él llevaba una libreta con la contabilidad día a día tanto de las compras de droga a sus proveedores como de las ventas que hacía. Papelina a papelina, gramo a gramo, todo quedaba allí registrado. Tanto control le hizo llevar bien el negocio, pero también aportó a la Guardia Civil muchas e irrefutables pruebas.

La casa de Lestrobe ya no es «la oficina» de la droga. Tras el desmantelamiento de la banda el inmueble ya no es el epicentro del menudeo de estupefacientes en la zona de Padrón. No hace mucho hasta allí acudían a diario toxicómanos de la comarca e incluso de Santiago.

Gramo a gramo, el jefe de la banda registraba en su libreta todas las ventas que hacía.

La Voz de Galicia