Casa de Marcelo celebra sus 30 años en Padrón como referente del turismo rural de calidad y de la conservación del patrimonio.

Manuel y Dolores en el jardín de Casa de Marcelo, abierta en 1995, tras 2 años de intensa restauración, cuidando cada detalle (cada viga, piedra y rincón) para respetar la esencia original del edificio. Ejemplo de turismo rural de calidad, son también un modelo de conservación del patrimonio y respeto del entorno.
Manuel Ferro y Dolores Duros devolvieron la vida a una antigua casa de aldea, símbolo de la arquitectura tradicional, en la parroquia de Carcacía
Ayer celebró Casa de Marcelo, en la parroquia padronesa de Carcacía, su 30 aniversario, «una fecha cargada de emociones y recuerdos que reflejan la dedicación y el esfuerzo de tres décadas». Así lo destacan Manuel Ferro y Dolores Duro, quienes devolvieron la vida a una antigua casa de aldea, símbolo de la arquitectura tradicional, para convertirla en una hospitalaria casa rural.
Ahora, añaden, es «un refugio para quienes buscan desconectar en plena naturaleza, rodeados de tranquilidad y belleza; pero lo que realmente ha marcado la diferencia es la atención familiar y cercana brindada a sus huéspedes».
«Cada persona que ha pasado por aquí ha dejado algo especial, y muchas ya forman parte de esta gran familia que es Casa de Marcelo», constatan Manuel y Dolores, emocionados ante este aniversario tan significativo. Hoy, el negocio sigue mirando al futuro con ilusión, fiel a su filosofía de ofrecer una experiencia única y auténtica, donde cada visitante encuentra mucho más que un alojamiento, «encuentra un hogar», subrayan.
La Voz de Galicia
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