Discurso de Andrés Quintá en la reunión de AEVU.
TEMAS: CENTRO FORMACIÓN Y POLÍGONO INDUSTRIAL
Estimados colegas,
Como Presidente de AEVU (Asociación de Empresarios de los Valles Ulla-Umia) y EXTRUGASA, tengo el deber de transmitir las inquietudes y necesidades laborales de los industriales de la zona.
Como sabemos, la escasez de zonas industriales para la instalación de nuevas empresas y el desarrollo de las existentes es un problema en aumento en la comunidad gallega. Ese es uno de los grandes escollos por los que muchas empresas deciden trasladarse a países vecinos, como Portugal, con una amplia oferta en polígonos industriales con servicios de logística, energía, extensión de terreno, bajos costes y sin trabas burocráticas en caso de necesidad de ampliaciones, financiación, impuestos razonables y costes asequibles y similares a de otros países de la UE. Una diferencia abismal que hacen peligrar la permanencia de las grandes empresas en Galicia que miran hacia un modelo más expansivo y menos restrictivo; como es el caso de Gamesa o Siemens, así como otras empresas de menor índole mediática que han anunciado ya su trasladado a Portugal por etapas y en partes.
En la actualidad, el emplazamiento de las zonas industriales depende de Madrid o las comunidades autonómicas, cuando la administración más cercana y con mejor concepto de la realidad de la zona y la industria a instalar son los ayuntamientos. Otra gran diferencia con los portugueses, que presentan proyectos y estudios de localización a los ayuntamiento y en un plazo de 15 a 20 días ya tramitan la respectivas licencias de construcción de las naves. La demora en las licencias de actividad o construcción tanto de obra nueva como de expansión de una empresa ya establecida dificulta no solo la competitividad de la misma en el mercado, sino también la solicitud de subvenciones, créditos y ayudas para la construcción y puesta en funcionamiento. Las enormes cargas fiscales y burocráticas generan un descontento generalizado porque asfixian tanto a empresarios como a trabajadores, disminuyen las capacidades de consumo e inversión, y son un gran impedimento para la creación de empleo pues cortan y limitan las acciones y proyectos de las empresas en expansión por la diferencia de costes entre los países. El retraso administrativo ha hundido a grandes empresas que han perdido su competitividad a la espera de dichos permisos para expansionarse y ampliar sus instalaciones productivas para adaptarse a los mercados internacionales.
En Galicia, el problema de la falta de polígonos industriales se agrava pues, un gran porcentaje de los construidos carecen de líneas de alta tensión, fibra, gas… y su localización no está próxima a poblaciones donde disponer de mano de obra, ni a infraestructuras logísticas necesarias como puertos, aeropuertos, autopistas, ferrocarriles, etc. por lo que restan competitividad y suben los costes de transporte en comparación con otras empresas de la UE, pues la elección de localización también depende de los procesos productivos de la industria a instalar. Una gran paradoja cuando en esta comunidad autónoma hay grandes extensiones de terreno que gozan de excelentes emplazamientos por las características del terreno y el acceso de comunicación a vías de transporte ya existentes. En la actualidad estas extensiones de terreno se encuentran sin aprovechamiento claro y dando poco o nula rentabilidad a sus propietarios, pues son zonas arboladas con especies no autóctonas que además ponen en peligro la flora endémica gallega; y que además de reducir los costes de construcción de los polígonos industriales, la expropiación de los terrenos no afectaría a zonas urbanas o tierras de cultivo como está sucediendo a día de hoy en nuestro territorio.
Otro factor que va restando competitividad a la industria española es la falta de personal técnico. La inversión en educación es muy inferior al resto de países de la UE. El factor humano es el factor clave, una arteria del crecimiento para el desarrollo de cualquier país. La llegada de avances tecnológicos ha revolucionado nuestra forma de vida y con ella, el mundo laboral. Las reglas del juego están cambiando continuamente y debemos adaptarnos a las demandas del mercado. Las empresas vivimos momentos decisivos en el que la formación continua y el talento humano son claves para avanzar. Por ello, es necesario que el sistema educativo se transforme y avance al mismo ritmo que lo hace la sociedad, su economía y sus empresas.
La inversión en educación debería ser prioritaria. La OCDE ha publicado recientemente un informe de la urgente mejorara de la formación de su población española. El fracaso escolar, el abandono escolar y la baja formación son un escollo en las familias y en el nivel de bienestar. En España, tenemos un panorama muy complicado para los más jóvenes por el sistema educativo actual y las características de mercado laboral. Y el problema tiene un impacto directo en las arcas públicas, pues a menor formación menor salario. Debemos entender la educación como el corazón del progreso y ello nos obliga a ser exigentes. La educación debe cambiar y debe incorporar habilidades y competencias que tal vez no habían sido necesarios en otras épocas, pero que ahora son imprescindibles. Debemos formar a las nuevas generaciones en lealtad y valores que si poseíamos antaño; y fomentar la cultura de la disciplina, la superación y la responsabilidad.
Eramos la 6ª potencia del Mundo y el cambio de métodos nos llevará al límite de la pobreza y las desigualdades sociales.
En este dirección, deberíamos tomar el ejemplo de los alemanes que dividen a los niños en función de sus capacidades (aptitudes y velocidad de aprendizaje) y del recorrido que encaja con cada uno; y eligen su futuro laboral en función de las demandadas del mercado y sus propias posibilidades y limitaciones. Muy diferente al sistema español con carreras saturadas con poca salida laboral y con falta de otro personal cualificado por falta de orientación.
La educación es el eje que debe girar el futuro de nuestra sociedad. La formación, la Universidad y la empresa deben ir juntos para adecuar la preparación de nuestros jóvenes a las necesidades del mañana de nuestras empresas. Sólo así seremos más competitivos y podremos en el futuro poner fin a la lacra del desempleo, a la falta de mano de obra cualificada que dé respuesta a nuestras fábricas, y el problema del relevo generacional. Faltan personas prácticas y resolutivas para rejuvenecer nuestra plantilla y suplir los puestos clave de veteranos próximos a la edad de jubilación: fontaneros, electricistas, delineantes, personal de mantenimiento industrial, etc.
Las erróneas inversiones del PIB nos han llevado a esta situación, pues la Administración debe ser más rigurosa en el seguimiento de las subvenciones. Son innumerables las ayudas públicas en empresas inexistentes, proyectos que nunca se ejecutan, cursos de formación que no se realizan, empresas que tras recibir millones a fondo perdido cierran en corto plazo de tiempo, construcciones faraónicas sin uso ni fundamento, fraudes y más fraudes que dejan al descubierto grandes deficiencias.
Por tales motivo, quisiera poder contar con sus apoyos para hacernos escuchar y dar a conocer en los medios de comunicación nuestras necesidades actuales y para, entre todos, conseguir adaptar la formación a la realidad empresarial. Es prioritario que se realicen las inversiones justificadas en formación para estar a la altura competitiva en los mercados internacionales y obtener la máxima rentabilidad en las inversiones. El crecimiento de un país depende de las inversiones y apoyo a las empresas, generadoras de empleo, riqueza y bienestar social.
Gracias a todos por asistir, Andrés Quintá Cortiñas
Presidente del GRUPO QUINTÁ
0 comentarios