Los niños del Ullán ya saben qué siente una persona con reducida movilidad.
Los niños del Ullán ya saben qué siente una persona de avanzada edad que tiene que subirse a una silla de ruedas. De igual modo entienden las dificultades que debe atravesar un ciudadano con problemas de visión o sordera. Saben entender un poco mejor a sus abuelos, y todo gracias a iniciativas como la llevada a cabo ayer en el centro de día de Valga, por el que a lo largo del año pasan puntualmente estudiantes de este municipio, de Pontecesures y de Catoira dispuestos a compartir experiencias con los usuarios. Se suben a las sillas de ruedas, se vendan los ojos, tratan de atarse los cordones del zapato con unos guantes que reducen la sensibilidad de los dedos… En definitiva, que participan en actividades con las que experimentan lo mismo que los vecinos de más edad, y esto ayuda tanto a unos como a otros, que como se vio ayer se divierten juntos.
Faro de Vigo
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