Ellas conquistan el 8%
Doblan en número a las de 1995 y triplican a las de 1987, pero siguen siendo muy pocas. En Galicia fueron investidas 25 alcaldesas para tomar el mando en el 8% de los concellos y a la mitad de ellas les toca sufrir con alianzas de gobierno inestables o en minorÃa
En 1987 eran tan sólo ocho, que pasaron a once en 1991, a catorce en 1995… La conquista femenina del poder municipal progresa lentamente en cada cita electoral, pero todavÃa son muy pocas. Un total de 25 mujeres se alzaron con el bastón de mando en los concellos gallegos tras los comicios de mayo y ejercen ya como alcaldesas en la que, según las estadÃsticas, es la comunidad más afecta a la masculinidad del poder polÃtico. Galicia tiene hasta doce alcaldes por cada mandataria local, una brecha que AndalucÃa fue capaz de reducir a la mitad (seis alcaldes por cada alcaldesa) y el PaÃs Vasco a la cuarta parte (tres regidores por cada mujer con el mismo cargo).
Pero aunque las marcas gallegas en paridad de sexos sean muy pobres, lo cierto es que la situación mejora. En el 2003, fueron investidas 18 alcaldesas en Galicia y pudieron gobernar el 5,7% de los concellos. Meses después, una de ellas â?? Modesta Anca, la regidora socialista de Cabanas â?? se vio forzada a dimitir por un escándalo urbanÃstico, lo que redujo el número a 17. Esta cifras experimentaron un crecimiento de casi el 40% tras los comicios del pasado 27-M, que auparon a las alcaldÃas a un total de 25 mujeres. El poder femenino en el ámbito local pasó del 5,7% a conquistar el umbral del 8% de hoy en dÃa, muy lejos aún del promedio del 12,5% que ya se registraba en el año 2003 para el conjunto de España.
La nueva Ley de Igualdad, que obliga a los partidos a presentar listas paritarias para que ningún sexo sobrepase el 60% ni esté por debajo del 40%, tuvo un efecto muy limitado en la elección de alcaldesas, pues nada dice sobre los cabezas de lista. De hecho, pese a que las elecciones del 27-M fueron las primeras a las que se aplicó la nueva normativa, lo cierto es que el número de regidoras creció al ritmo similar al de los últimos años: en el 2007 fueron investidas siete más, pero en 2003 también hubo ocho más con respecto al 1999.
Los resultados fueron todavÃa más desalentadores si se analiza la calidad del poder institucional alcanzado por las mujeres el pasado 27 de mayo, que claramente ha retrocedido. AsÃ, si desde el 2003 habÃa 367.600 gallegos â?? casi uno de cada cuatro â?? gobernados por una mujer desde el concello, el mando de las féminas se extiende ahora a tan sólo uno de cada diez gallegos (un total de 171.600 personas), circunstancia estrechamente ligada con el hecho de que la popular Corina Porro fuera apartada de la alcaldÃa de Vigo y de que las mujeres no lograran afianzarse en ninguna de las grandes ciudades gallegas.
La situación es muy diferente al bajar al escalafón de las concejalas, donde sà tiene gran incidencia la Ley de Igualdad, pues contribuyó a aumentar en un 46% el número de mujeres ediles, que pasaron de las 789 del 2003 (el 20,6% del total) a las 1.154 de la actualidad (30%). Ã?ste es ya de por sà un cambio muy relevante, quizás el más importante del 27-M, pues contribuye a ampliar la cantera de las mujeres polÃticas y a poner los cimientos para las que serán las alcaldesas del futuro. Porque sin mujeres que militen en los partidos no hay candidatas, y sin candidatas no hay concejalas, alcaldesas, diputadas, etcétera.
Por partidos polÃticos, la mayorÃa de las alcaldesas pertenecen al PPdeG, un total de 10, seguidas de las seis del PSdeG-PSOE y las cinco del BNG. Terra Galega logró convertir a una de sus candidatas en regidora, en Valdoviño, mientras los grupos independientes se hicieron con otros tres puestos. De las 25 elegidas, la mitad podrán desempeñar su mandato con cierta comodidad, pues están respaldadas por una mayorÃa absoluta â?? casos de Vilasantar, Guitiriz, Sober, Cartelle, A Porqueira, Ribadumia o Sanxenxo â??, mientras a otras doce les toca sufrir y apechugar con gobiernos en minorÃa (como en Betanzos o en Silleda) o con complejas coaliciones que pueden deparar sobresaltos (Pontecesures, Arteixo o Tomiño).
Pero incluso el hándicap que podrÃa representar la inestabilidad polÃtica para las regidoras, es visto por casi todas ellas como una oportunidad para demostrar su capacidad de diálogo, de conciliación y también de gestión. La mandataria de Betanzos, MarÃa Faraldo (PP); la de Silleda, Paula Fernández (PSOE); la de Tomiño, Sandra González (BNG) y la independiente de Pontecesures, Maribel Castro, tienen dos cosas en común: las cuatro son debutantes en el cargo y, además, gobernarán sin el aval de una mayorÃa absoluta. Pero coinciden en muchas más cosas, pues todas muestran una especial preocupación por la tercera edad, declaran sentirse mucho más observadas que si fueran hombres y, además, les supone un sobreesfuerzo el tener que conciliar su trabajo de alcaldesa con el de madres, abuelas y esposas.
MarÃa Faraldo (Betanzos)
Esta médico de profesión recibió el apoyo de los independientes en la investidura, aunque su gobierno es muy frágil: sólo tiene seis de los 17 concejales. «Es un reto muy interesante», señala la dirigente popular, consciente de que cada acuerdo municipal y cada negociación será como una verdadera prueba de fuego personal.
Faraldo Botana confiesa que su principal referente polÃtico, al que debe en gran medida que hace 16 años empezara a militar de forma activa en el PP, es el ex ministro José Manuel Romay BeccarÃa, aunque no oculta su admiración por la representante del PP en el PaÃs Vasco MarÃa San Gil. «Es un ejemplo de coraje polÃtico en un ambiente muy hostil», esgrime.
Sobre su acción de gobierno, Faraldo cree que el urbanismo necesita ser «más claro y transparente» y, en el plano social, considera que la tercera edad requiere de una mejor atención.
Paula Fernández (Silleda)
La regidora socialista de este concello pontevedrés es lo que podrÃa considerarse una advenediza, pues nunca hasta ahora habÃa participado en polÃtica, aunque se declara fan de Fernández de la Vega. Esta arquitecta técnica, madre de tres hijos, acaba de descubrir el coste personal que acarrea su nuevo oficio en términos de conciliación, pues algunas noches tiene que recorrer más de cien kilómetros en coche para darse el capricho de abrazar a sus pequeños en su lugar de vacaciones, en Corrubedo.
Aun asÃ, Paula Fernández, que trabajaba como arquitecta en las obras rodeada de hombres, está acostumbrada a moverse en terrenos difÃciles. En materia de urbanismo, cree que se necesita «máis rigor» para implantar un modelo sostenible y, en lo social, cree prioritaria la atención a la tercera edad y a la infancia, una de las claves, dice, para la verdadera conciliación laboral y familiar.
Sandra González (Tomiño)
La alcaldesa más joven de Galicia cree que la alianza tripartita en la que se apoya no debe representar un problema, pues declarar tener «capacidade de coordinación e de achegar posturas». Madre de un bebé de 18 meses, esta licenciada en PolÃticas debe su ingreso en el BNG a su admiración por Beiras, aunque sus mejores referentes los encuentra en el mundo de la cooperación y en mujeres como Rigoberta Menchú o la keniana Wangari Maathai, ambas premios Nobel de la Paz. Sandra es de las que cree que, en polÃtica, la mujer siempre está obligada a hacer un sobreesfuerzo y a demostrar que es capaz de hacer cualquier cosa tan bien como un hombre.
En lo social, cree urgente sustituir la polÃtica de la caridad por la de los derechos y, en urbanismo, asegura que lo que está por hacer en la «labor pedagóxica a longo prazo» para explicar que el medio «é fonte de riqueza» y que, como descubrió en un viaje por Noruega, «o individuo está subordinado ao ben da colectividade».
Maribel Castro (Cesures)
«Empecei de alcaldesa e non sei como acabarei». La regidora independiente de Pontecesures comenta con cierta guasa su situación personal, pues accedió al cargo con sólo un concejal y tras recibir el apoyo de los electos del PSOE, que se negaron a investir al candidato del BNG.
Castro empezó a participar en polÃtica hace 12 años, de la mano del PP, en gran medida empujada por la falta de candidatos y porque «alguén tiña que facelo». En el urbanismo, apuesta por un modelo más adaptado a la realidad local y, en lo social, por darle a la tercera edad algo más que residencias. En cuanto a su condición de mujer, declara sentirse mucho más juzgada y observada que el hombre, aunque no hace que se arredre.
:: La Voz de Galicia :: Domingos Sampedro
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