Los nacimientos más emblemáticos de la zona ya están listos. La Bella Otero no se ha perdido el de Campaña
¿Cuándo empieza la Navidad? La pregunta, que a primera vista parece sencilla, tiene su intríngulis. Para los comercios, las fiestas arrancan ya en noviembre, cuando las luces y los papá noel empiezan a asomarse a los escaparates. Pero ese es un empezar mentiroso. En Valga, la señal de que la Navidad comienza se da en Campaña: hasta que no se coloca el belén no hay fiesta. Algo parecido pasa en Vilagarcía, donde el escaparate de Galerías Eduardo es el termómetro del espíritu festivo.
Los dos nacimientos compiten en espectacularidad. El de Valga se ha construido este año con más de 1.200 figuras. Cientos de personajes se expanden por unos 200 metros cuadrados. Y en tanta superficie hay sitio para todos. No falta, de hecho, la mujer que se ha convertido en símbolo de Valga: la Bella Otero. La artista aparece subida a un escenario, actuando ante un público entregado, que le lanza flores y joyas al escenario.
El teatro de la Bella Otero ocupa solo un rinconcito del gran belén valgués, fruto del trabajo realizado durante dos meses por un buen puñado de vecinos. En él no falta detalle: hay pastores, hay lagos para pescar, ancianos descansando en el camino, gente trabajando fincas, un grupo de hombres sacrificando un animal… Detrás de todas esas piezas se esconden los artilugios que dan color y vida al conjunto: cinco bombas de agua y ocho mil bombillas.
Para hacer el recuento completo de las figuras que componen el belén-315 de ellas se mueven- hay tiempo de sobra: el nacimiento estará abierto al público hasta el día 13 de enero. Si la visita es durante la semana, deberá realizarse entre las cinco y media y las ocho y media de la tarde. Si es un sábado, de cinco y a nueve. Y los domingos, el horario de apertura abarca de doce a dos y de cinco a ocho y media.
Si en Valga están orgullosos del belén de Campaña, en Vilagarcía ocurre otro tanto con el que cada año engalana el escaparate de Galerías Eduardo. Ni siquiera el pasado año, cuando las inundaciones acababan de azotar Vilagarcía, faltaron los pastorcillos y los reyes magos a su cita con esta tienda de la capital arousana. Hace unos días la alfombra de musgo y figurillas volvió a aparecer en pleno centro de la ciudad. Desde que hizo acto de presencia, son muchos los vilagarcianos que se han acercado hasta allí para disfrutar dejando vagar sus ojos por esa Belén revisada. Hay quien dice que son los niños los que más disfrutan mirando a través del cristal. Pero a los mayores también les gusta.
LA VOZ DE GALICIA, 04/11/07
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