Una cubana rastrea en Pontecesures sus raíces gallegas.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Lourdes (a la izquierda) con sus hermanos y su madre, fallecida recientemente. Ella y sus hermanos son la tercera generación nacida ya en Cuba y descendientes del emigrante Ramón Otero Miguéns. Abajo, Lourdes con su abuelo Anselmo, uno de los diez hijos del cesureño que a finales del siglo XIX se instaló en Regla, cerca del puerto de La Habana. Lourdes quiere plasmar la historia de su familia en un libro.

Lourdes María Serra Outes es cubana. Se le nota hasta en la forma de escribir, con esos requiebros caribeños que asaltan sus letras. Lourdes María Serra Outes es cubana, decíamos. Tiene 57 años, dos hijos y, de momento, ningún nieto. Lourdes es, también, licenciada en Cibernética Económica por la Universidad del Berlín del Este, es periodista jubilada y una amante de la historia. Quizás por eso hace diez años se embarcó en la aventura de reconstruir la historia de su familia. Y ese viaje la ha traído, aunque solo sea vía Internet, hasta Galicia. En concreto, a Pontecesures.

Mi bisabuelo, Ramón Otero Miguéns, nació el 10 de julio de 1850 en San Xulián de Requeixo, Pontevedra, Galicia», nos cuenta en un correo electrónico. Aquel hombre, como tantos de la época, se decidió un día a hacer las Américas, y embarcó con destino a Cuba. «Según contaba la familia, se dedicaba al giro de los barcos, y es por eso que se asienta en Regla, cerca de los astilleros del puerto de La Habana», relata su bisnieta. Su compañero de viaje y de negocio fue Narciso Roselló. De este hombre «no hemos podido conseguir datos», confiesa Lourdes. Y eso que lleva desde el 2000 buceando en los recuerdos de su familia, estudiando los legajos hallados en su casa, y contactando con todas aquellas fuentes que podrían tener algún dato que ofrecerle. No le ha costado demasiado trabajo a Lourdes recapitular la historia de su familia desde los tiempos de su bisabuelo. Este se casó en el año 1876 con Juana Linares Villanueva y juntos tuvieron diez hijos. Y a partir de ahí la familia siguió creciendo, con alguna rama en Estados Unidos, a donde emigró la tía abuela Angelita. «En estos momentos estoy haciendo la investigación sobre los descendientes de Ramón Otero Miguéns que no viven en Cuba, pero según cálculos estimados pueden ser alrededor de cincuenta».

Si la reconstrucción de la vida de la familia en suelo cubano ha sido relativamente sencilla, explica Lourdes, ha sido por que «mi familia siempre fue muy unida». Su madre, Margarita Otero, le ayudó mucho a ir encajando las piezas del pasado hasta el momento de su muerte, hace unos meses. Ahora, Lourdes sigue con su trabajo apoyada por su padre y echando mano de la memoria de sus tíos de más edad. «Están muy viejitos, 90, 89 y 84 años, pero con dulzura intentaré que vayan recordando algunas cosas», explica. Además, Anselmo Catalino Otero, el abuelo de nuestra periodista, tenía también alma de cronista de su tiempo, y recogió en un libro los hechos más destacados de la vida de su familia. «Fueron buenos cronistas de su época y reflejaron muchos datos de interés que me han servido para la investigación», señala su agradecida nieta.

Pero escarbar en la historia que discurrió antes de que la familia se anclase en Cuba está resultando mucho más difícil. «Gracias a Monseñor Salvador Domato Búa, director del Archivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela», supo Lourdes que los padres de su bisabuelo eran Ramón Otero Álvarez y Josefa Miguens Cajaravilla, de San Xulián. A través de la Sociedad Gallega en La Habana, a la que pertenece su familia, ha intentado indagar Lourdes sobre la antigua Sociedad Cesureña, que ya no existe. «Después de 1959 muchas sociedades se agruparon y se perdieron muchos documentos», relata. Sus indagaciones la han llevado también al Arquivo da Emigración Galega, pero tampoco allí ha obtenido resultados.

Hace unos meses, Lourdes leyó en La Voz de Galicia un reportaje sobre la bandera regalada a Pontecesures, en 1912, por los emigrantes cubanos. Allí se mencionaba un nombre, el de José Llerena (el hombre que había cruzado el Atlántico con la enseña), con el que se había topado en sus investigaciones previas. Eso ha renovado sus expectativas y ha iniciado un trabajo de búsqueda de información sobre sus antepasados en la provincia de Pontevedra. Ojalá los encuentre.

LA VOZ DE GALICIA, 16/11/12


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