De O Grove a Pontecesures en 68 minutos respetando las limitaciones.

Publicado por Redacción en

Cruzar la comarca al volante sin vulnerar las señalizaciones de velocidad exige adoptar una media de 48 kilómetros por hora.

Hace años, la expresión «ciudad de la ría» surgía con frecuencia a la hora de reflexionar sobre el modelo de habitación de la orilla sur del mar de Arousa. Núcleos y viviendas se disponen en una especie de continuo, alrededor de sus principales vías de comunicación, de tal forma que alguien que desconociese las fronteras entre los once municipios que configuran el territorio arousano podría pensar que, de norte a sur, desde Pontecesures a O Grove, no existe sino una única y extensa entidad poblacional.No faltan, desde luego, factores que respalden esta perspectiva.

Entre otros, la red interna de carreteras que atraviesan las comarcas del Baixo Ulla y O Salnés. Recorrerlas de cabo a rabo al volante, ateniéndose en todo momento a los límites de velocidad imperantes, exige del conductor que lo haga adaptarse a un promedio prácticamente idéntico a los 50 kilómetros por hora que rigen en la mayoría de las travesías y de los cascos urbanos.

El cálculo se desprende como conclusión de un trayecto, realizado ayer, que comenzó en la plaza meca de O Corgo y finalizó junto a la Casa Consistorial de Cesures 68 minutos más tarde. Este fue el tiempo necesario para cubrir a bordo de un utilitario tipo, un Citroën Saxo alejado de extravagancias, los 55 kilómetros que separan el extremoa sur del extremo norte de la comarca. Aunque obviamente hay diferencias entre los distintos tramos de vía, la velocidad media final se ajusta como un guante a los márgenes de la conducción urbana: 48 kilómetros por hora.

Probablemente resulte paradójico, pero el respeto estricto a los límites genera impaciencia entre los conductores que, por decirlo de alguna forma, interpretan las señales con liberalidad. Así, no es extraño que algún compañero en ruta ejerza presión sobre el modesto Saxo, a fuerza de aproximar su vehículo. Por alguna razón, los tres que lo hacen en este recorrido matinal son BMW.

Transcurrida media hora, el piloto ha llegado a Cambados. Cruzar Vilagarcía requiere el mismo tiempo que cubrir la distancia entre Corbillón y Vilaxoán o la que separa Catoira de Pontecesures: 8 minutos. Obviamente, la conducción en la capital comarcal exige su tributo. Otro BMW nos adelanta camino de O Salgueiral. Su conductor maniobra con impaciencia. Es el precio de respetar las reglas al volante.

Las Voz de Galicia


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