Del ferrocarril compostelano a a la alta velocidad, 149 años de historia viva.

Publicado por Redacción en

GRABADO de una bendición de locomotoras en la estación compostelana.

DE AQUEL CARRIL-CORNES al de la actualidad, Vilagarcía- Santiago, ya van 149 años de historia integrado en el Eje Atlántico vertebrador de Galicia. Es por ello que, partiendo de la base de conocer de dónde venimos para tener claro a dónde vamos, queremos recordar nuestro pasado para saber mejor nuestro destino, conociendo nuestras circunstancias y penurias a lo largo de la historia de este ferrocarril, lleno de ilusiones y quiebras, de proyectos frustrados en su tiempo trascurriendo por las distintas vicisitudes, en la que fue configurándose hasta la actualidad muy lentamente. En este trayecto atlántico se encuentran las dos terceras partes de la población gallega, con parámetros de doble vía electrificada y apta para circular a 220 km/h con trenes más confortables de viajeros y mercancías.

Ya es una realidad ese eslogan que cita que las distancias no se miden en kilómetros, sino en tiempos. Bien es cierto que con la entrada de la alta velocidad hemos sido todos más puntuales; los trenes llegan y salen todos a su hora dejando sin excusa posible los retrasos y demoras en nuestro quehacer diario, aunque motivado por las medidas de ahorro energético la demanda ha aumentado considerablemente y la ocupación roza el lleno, ante la necesidad de más plazas disponibles. Nos quedan pendientes las obras que permitan la continuidad por el sur hacia la frontera portuguesa, Oporto y Ourense con la construcción del túnel pasante de Vigo y la prolongación hacia Ferrol.

UN POCO DE HISTORIA. El siglo XIX ha estado marcado por la industrialización, las revoluciones y el despegue de ese gran invento que llamamos ferrocarril, impulsor del desarrollo económico, constituyendo el instrumento válido para mejorar las comunicaciones. Gracias a ello en pocos años hemos pasado de los carromatos, diligencias, ómnibus de caballos y mulas al tren, más cómodo, barato y rápido. Los medios de transporte en Galicia a mediados del siglo XIX eran arcaicos, sobre todo los terrestres.

Debido a nuestros orígenes celtas era más fácil relacionarnos por mar con el norte de europa que con el resto de la Península por los puertos del Padornelo, la Canda y O Cebreiro, siendo una de muchas causas del ancestral aislamiento. Por este motivo el tren ha sido y será el símbolo de progreso y desarrollo, teniendo una enorme importancia en la población reclamando a los poderes públicos el paso de los caminos de hierro por sus localidades. Surgen de esta manera los periódicos locales que proliferan entre 1840 y 1890 como el Faro de Vigo fundado en 1853, El Ferrocarril, posteriormente El Ferrocarril Gallego, entre otros. Y todo ello coincide en un momento político convulso con cambios de regímenes y de presidente de Gobierno. Nada más comenzar la década de 1860 la Sociedad Económica de Amigos del País, de Santiago de Compostela, entidad llena de inquietudes, ante la postración económica y social en la que se encontraba Galicia en aquella época, concibe la idea de hacer un tendido ferroviario entre Santiago y la ría de Padrón con el fin de dar salida e intercambio a los productos de la tierra y el mar, y también recibir otros productos necesarios para la incipiente industria Compostelana, tal y como se expresa en la Revista Económica (Jornal agrícola, artístico y comercial) publicación de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Este ferrocarril haría realidad el viejo sueño de convertir Santiago en puerto de mar y esto suponía un renacimiento de la riqueza y progreso como la que supuso los comienzos de la era cristiana, con la llegada, también por mar, del cuerpo del Apóstol Santiago. Esa idea era de tal envergadura económica que lo primero que hace la Sociedad Económica de Amigos del País es darla a conocer al Ayuntamiento de Santiago para que en febrero de 1860 se cree una Comisión mixta Concello-Sociedad Económica denominada Junta Encargada del Proyecto de Vía Férrea de Santiago a la Ría de Padrón, presidida por Joaquín Caballero Piñeiro y que formaría parte en ella el insigne geógrafo gallego Domingo Fontán, que se encargaría de todos los trámites que esa gran empresa requerirá a lo largo de los siguientes años. Domingo Fontán corrigió posteriormente el proyecto para que la línea llegase hasta Carril, ya que el río Ulla no era navegable en bajamar, siendo únicamente en pleamar cuando podrían subir desde Carril hasta Pontecesures las barcazas. Esto suponía la duplicación del recorrido y, por lo tanto, de su inversión.

PRIMERA LÍNEA DEL FERROCARRIL GALLEGO. Y por fin, tras once años intermitentes de obras, el 15 de septiembre de 1873 es la fecha de la puesta en servicio del primer ferrocarril gallego. Con gran transcendencia para el progreso y el desarrollo socioeconómico, a las 12.45 horas se forma una batería de 4 locomotoras de vapor de la compañía: ‘Montero Ríos’, ‘Coruña’, ‘Santiago’ y ‘Jerez’, la cual en 1882 cambiaría el nombre por ‘Pontevedra’. Entre el entusiasmo popular se calcula que asistieron unas 1.500 personas. Se pusieron a la venta billetes de 1ª, 2ª y 3ª, y este primer tren comunicaría Cornes, por entonces perteneciente al ayuntamiento de Conxo, y Carril, dependiente del ayuntamiento de Santiago de Carril.

Este primer ferrocarril gallego sucedía 25 años después de la primera puesta en servicio del primer ferrocarril peninsular entre Barcelona y Mataró, acaecido el 28 de octubre de 1848. Dos años más tarde, el 20 de octubre de 1875, saldría de A Coruña hasta Lugo el primer convoy de la que sería la primera línea que conectaría Galicia con el resto de España, por Monforte-León y Palencia, concluida en 1883. Este primer tramo, de 42 km de hermoso recorrido, bordea la franja lateral de la ría de Arousa y la bella isla de Cortegada, así como los ríos Ulla y Sar, atravesando la vega de Padrón para continuar con las comarcas de O Ullán y Amaia.

Las infraestructuras más destacadas serían los túneles del Faramello y Conxo, así como dos puentes metálicos, uno en Conxo (A Ponte de Ferro) de 40 m de largo y 20 m de altura y otro entre Pontecesures y Padrón límite en A Coruña y Pontevedra sobre el río Ulla, denominado Insua, de 4 tramos de 125 m, sustituido por otro de hormigón en 1935 (actualmente se pueden divisar los antiguos pilotes). Contaba con siete estaciones intermedias que inicialmente fueron construidas en madera.

Cabe señalar la escuela de aprendices de Renfe en las proximidades de Carril (Salgueiral-Bamio), la cual sirvió de escuela de formación profesional durante muchos años y salida a cientos de ferroviarios en Renfe y ADIF en toda la red española. Durante muchos años transportó emigrantes, productos de los puertos, agrícolas, forestales y ganaderos, carbón sal etc. entre la ría arosana y Santiago y viceversa. Fue un tren muy tradicional; allá por donde pasaba le llamaban “el Tren de la lechera”. Existen bellas historias como el denominado Tren de Varela que conducía la locomotora “Caldas de Reyes), que con tanta humanidad paraba el Sr Varela para recoger y dejar las campesinas y lecheras del lugar. Durante el verano, muchos Compostelanos y de las comarcas por donde discurría este ferrocarril, utilizábamos con frecuencia estos trenes para gozar de las playas arosanas de la Concha y Compostela.

En 1880 se hace cargo del compostelano el inglés John Trulock y, en 1886, cambia de nombre la compañía ferroviaria pasando a ser The West Galicia Railway Company, trasladando su sede social y el consejo de Administración a Londres, aunque la Gerencia permanecería siempre en Vilagarcía. El sr. Trulock se establece definitivamente en Padrón, en donde años más tarde nacería su nieto, el literato Premio Nobel Camilo José Cela Trulock. Entre los personajes ilustres precursores de este ferrocarril que tuvieron alguna relación con la obra, aparte del abuelo de Camilo José Cela, destaca Domingo Fontán, matemático, diputado y geógrafo, natural de Portas, autor de la Carta Geométrica de Galicia, sobre la cual se sirvió para la confección de los estudios de los trazados de esta línea en 1860 por el Ingeniero inglés Thomás Rumball. Otro personaje ilustre fue Ramón Valle Inclán Bermúdez, padre de Ramón María del Valle Inclán, una de las mejores plumas de nuestra literatura. Fue secretario del consejo de administración y accionista de esta línea. Dicha línea abarca un importante patrimonio cultural y paisajístico muy próximo a las estaciones y a lo largo de su trazado, destacando la Casa Museo de Rosalía de Castro, el Jardín Botánico, la sede de la Fundación Camilo José Cela en Padrón; en Catoira las Torres del Oeste, muy recordadas todos los años en las fiestas viquingas; las playas de la Concha, Compostela y Bamio en Vilagarcía; el embarcadero fluvial de ruta Xacobea fluvial de peregrinos del Mar de Arousa en Pontecesures, la ermita de A Escravitude y la playa fluvial e área recreativa de Vilarello en Valga, suponiendo todo ello un importante atractivo turístico.

Carlos Abellán

El Correo Gallego


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